Texto por Beto Lagarda.


40 años cumplió en 2017 el disco Animals de Pink Floyd. Es complicado hablar de él sin no caer en la tentación de alabarlo hasta el infinito, pues el disco merece esto y más. Vamos a degustar juntos esta pequeña joya.


Gran parte del panorama musical de la década de los 70 fue copado por los británicos, pues en ella encontramos sus obras más atemporales. Rompiendo con el legado psicodélico y químico de la época del malogrado Syd Barret, Pink Floyd arrancó su etapa progresiva y con ella también se inició una etapa donde Roger Waters tomó progresivamente el control de la banda hasta el punto de poseerla con un dominio casi dictatorial. Los discos Atom Heart Mother (1970) y Meddle (1971) fueron la articulación perfecta entre las citadas etapas y en 1973 Pink Floyd tocó y se quedó en propiedad la luna con The Dark Side of the Moon. La colosal obra marcó un antes y un después no solo en su carrera sino en la historia de la música contemporánea. Dos años más tarde e instalados en la cima llegó Wish You Were Here que corroboró que moverse en las alturas no era algo incómodo para ellos. En 1977  creó Animals, uno de los discos más queridos por los fans y a la vez uno de los discos menos conocidos por el mundano público que solo buscaba temas directos y bellos para susurrar a su pareja en momentos de pasión desenfrenada.

Paseando por las cimas pero con rumbo hacia al desastre.

Pero no todo olía a rosas en la casa del prog, pese a estar en momento álgido de sus carreras con una creatividad que no conocía límites y unas escandalosas cifras en ganancias en gran parte provenientes a la gran cantidad de ventas que lograban, la banda empezaba a resquebrajarse desde los cimientos. La grandilocuencia se apoderó de Roger Waters y las decisiones sobre todo camino a seguir dependían de él. Tras acabar el contrato con EMI decidieron abandonar por completo el estudio Abbey Road y la banda creó uno propio, pues no querían depender de terceros, compraron un bloque de sacristías de tres plantas en Britannia Row, Islington. “Pasábamos tanto tiempo en los estudios que merecía la pena crear un entorno que pudiéramos personalizar de cara a nuestras necesidades; de alguna manera nos convencimos de que sería una operación que nos haría ahorrar dinero”, comentó al respecto Nick Mason en su autobiografía.

Rebelión en la Granja.

Gestado en plena efervescencia del punk e inspirado en parte en el clásico de la literatura inglesa Rebelión en la Granja, Roger Waters tira de sátira y metáforas para criticar el sistema y al capitalismo, en Animals aparecen los cerdos como líderes autoritarios aunque estúpidos, las ovejas como seres manipulables y conformistas, junto a los fieros perros capaces de cualquier cosa para lograr asimilar sus objetivos. La música salida de este disco finalmente fue más difícil y dura de lo que habían creado anteriormente, el tono es grisáceo oscuro, y la sensación que sobrevuela es deprimente. Pink Floyd se adentró en intrincadas progresiones con efectos opresivos, sobretodo en los tres temas centrales. El tema que abre y cierra el disco, Pigs on the Wing lo hace con una sencillez que genera un contraste brutal con la dinámica de todo el disco. Las líneas de bajo en Sheep son tremendas, David Gilmour toca con una brillantez fuera de lo común durante los 17 minutos de Dogs, todas las melodías son bellas pero retorcidas y el ambiente creado es tan hipnótico como poderoso.

Algie, Icono de una banda.

Tras barajar las tres ideas presentadas por la agencia gráfica Hipgnosis decidieron apostar por una idea propuesta por Roger, en ella se usaría la imagen de la icónica central eléctrica londinense de Battersea con sus imponentes cuatro chimeneas. Andrew Saunders elaboró una maqueta de un cerdo gigante posteriormente creado por la empresa alemana Ballon Frabrik que se dedicaba a la fabricación de zeppelines. A principios de diciembre acabaron en la abandonada central junto al bautizado cerdo volador Algie para la sesión fotográfica, debido al viento y mal tiempo la sesión fue pospuesta 24h y, al día siguiente, Algie salió volando hacia el cielo para caer sin daños materiales en el condado de Kent. Imaginaos un cerdo volador de más de nueve metros de longitud surcando los cielos de Londres… Algie fue recuperada y se decidió reprender la sesión aunque finalmente optaron por sobreponer las fotos del cerdo sobre las fotos de la central tomadas el primer día. El resultado de todo ello fue la icónica portada de Animals, una de las señas de identidad de Pink Floyd.

Marca Pink Floyd. ¿Éxito asegurado?

El disco fue recibido con todos los honores por la legión de fans mundiales y por la crítica aunque sólo alcanzó el segundo puesto en las listas británicas y el tercero en las de Estados Unidos. El disco ha cosechado hasta la fecha cuatro discos de platino según la RIAA. La gira de prestación del disco denominada In the Flesh Tour impactó de lleno a los cimientos de la banda, los problemas se sucedían noche tras noche y la distancia entre Roger y David cada vez era mayor. Tras la edición del disco se enfrentaron por los derechos de autor (que se contabilizaban por número de temas y no en la duración), y Roger firmó su autoría en todos los temas pese que David era coautor (90% según él mismo afirma) en Dogs, el tema más largo del plástico. Siguiendo en la gira, en Montreal un pequeño grupo de fanáticos ruidosos y emocionados ubicados en primera fila logró irritar a Waters hasta el punto de escupir a uno de ellos “a veces siento ganas de construir una pared para separarme del público” argumentó Roger tras el incidente, algo que posteriormente materializó con The Wall. Por otro lado, Gilmour afirmaba que ya habían logrado todo lo que podrían imaginarse y habían deseado originalmente y que ya no había nada más que pudieran esperar. No lo sabían pero estaban en el principio del fin.