Sello: Nuclear Blast.
Producción: John Custer.
Por Jaime Taboada.
Todos los años, al finalizar diciembre se publican las habituales listas con “Lo mejor de….”. Y no solo eso, sino que en muchas ocasiones además de la inclusión de diversas categorías y divisiones suele aparece en los cuestionarios una pregunta con el siguiente enunciado “¿Disco más esperado del año que viene?”. Pues bien, para mi uno de los más esperados de 2018 ha sido madrugador. Terminando de digerir el último polvorón nos llega el esperadísimo No Cross No Crown. Hablamos, nada menos, que del retorno de Corrosion of Conformity con la formación que grabó discos como Deliverance, Wiseblood o America´s Volume Dealer. Un regreso muy deseado y que se ha fraguado durante años hasta que por fin se ha materializado en forma de disco. Nos enfrentamos a la pregunta habitual que casi todos nos hacemos en estas ocasiones: ¿Está a la altura de las expectativas creadas?
Formarse una opinión de un disco es un proceso que en ocasiones requiere de mucho tiempo, sobre todo si nos referimos a bandas como COC, cuyo trabajo, aunque a veces no lo parezca, presenta muchos matices que se aprecian con el paso del tiempo. Pero en la vida a veces hay que mojarse y lanzarse a la piscina sin comprobar la temperatura del agua, y tras una primeras intensas escuchas puedo decir rotundamente que sí, que No Cross No Crown responde a las expectativas, que en mi caso eran muchas. En 2018 Pepper Keenan y los suyos continúan siendo una potente y muy bien engrasada maquinaria de heavy metal.
Tras haber degustado previamente dos canciones de adelanto (Cast The First Stone y Wolf Named Crow) parecía que la banda se decantaría por seguir la senda iniciada en el monumental In The Arms Of God. Sin embargo su batería Reed Mullin en la entrevista que concedió recientemente a Diablorock no estaba de acuerdo con esta apreciación y afirmaba que el disco se acercaba más a su sonido de mediados de los 90. Creo que podemos declarar tablas, ya que yo aprecio la influencia de ambos trabajos en este No Cross No Crown. La banda ha vuelto a recurrir una vez más a su hombre de confianza, John Custer, y regresa también al esquema de intros y cortos interludios entre algunos de los temas.
Tras la breve introducción de Novus Deus un poderoso riff inicia The Luddite, y a los pocos segundos percibimos que el grupo no ha perdido ni un gramo de su fuerza. Tras semejante inicio llega el ya mencionado y furibundo Cast The First Stone. Cualquiera diría que han pasado más de quince años desde la última ocasión en que habían grabado juntos. Más bien parece que nunca hubieran dejado de tocar juntos a tenor de lo que escuchamos. El disco continúa con lo que mejor saben hacer. Metal sureño y pantanoso en Little Man, ramalazos hard setenteros en himnos como Forgive Me o E.L.M. Una visible influencia Black Sabbath (como no) sobrevuela todo el disco, y se hace más visible que nunca en interludios como No Cross o Sacred Isolation, a igual que en canciones largas, densas y nada complacientes como la brillante Nothing Left To Say, la enigmática No Cross No Crown o la potente A Quest To Believe (A Call To The Void). Tres temas diferentes entre si, pero con el espíritu de Iommi muy presente en ellos. La guinda del pastel, para finalizar el disco, la pone la canción Son And Daughter, originalmente aparecida en el lejano disco de debut de los legendarios Queen, y que COC llevan a su terreno de manera brillante. Nunca esperaría que Keenan y lo suyos versionaran a un grupo como Queen, pero una vez escuchado el resultado han salido más que airosos del trance.
Un disco muy equilibrado, maduro, agresivo y largo, pero que en ningún momento se hace cansino o repetitivo. Una buenísima colección de canciones que en directo prometen sonar gloriosas. De momento es pronto para hablar de clásicos o expresarse en términos similares, pero estoy seguro de que con el tiempo no desentonará frente a Wiseblood o Deliverance. Y decir eso de COC en el año 2018 no es ninguna broma. No sabemos cómo discurrirá este año que ahora comienza, pero está claro que musicalmente ha comenzado fenomenal.