Por Manuel J. González


Auto etiquetados como hard western rock el combo de Alcalá de Guadaira, al sureste de Sevilla, se anticipa tan zigzagueante como adictivo. Aunque su raíz southern es más que evidente, también lo es la versátil procedencia musical de sus componentes. El stoner, el blues, el sucinto metal, y algo de punk y garage se dan la mano en un mejunje sonoro que inicialmente te pilla infraganti.

Una vez abrazas su música sin prejuicios, y sin la a veces prepotencia de los que comentamos discos desde hace años, sabes que aquí hay virtuosa chicha. Espantapajarracos no son unos verdaderos desconocidos, de hecho ya han compartido escenario con Barón Rojo, Dead Bronco o Nashville Pussy, entre otros. Su propia tradición compositiva suena actualizada, y gustará a aquellos que beben las aguas de emblemáticas formaciones como Five Horse Johnson, ZZ Top, Eric Clapton, Junkyard o los eternos Aerosmith. Me vienen también a la mente los contemporáneos y necesarios The Empty Bottles. Dotado de una acertada y crujiente producción, su primer trabajo está repleto de buenas ideas, de elaborados desarrollos musicales – excelente “El Granero del Placer” –, pero sobre todo de una grata provocación sleazy. Las sorpresas a lo largo de los trece temas que componen este excitante trabajo no son pocas; no dudo que Jayke Orvis se sentiría identificado con la genuina “El Hombre Espantapájaros”.

Nos encontramos con un disco de largo recorrido; un elaborado y sentido ejercicio de fusión de estilos musicales que no cualquiera uniría de una manera tan exquisita. No falta además el sentido del humor: los temas, que están cantados en inglés, llevan títulos en castellano.