Por Manuel J. González


Los almerienses ‘bocasecas’ no son noveles en su creación musical, y eso se nota en su quinto álbum [EP] de estudio – amén de un split con los zaragozanos The Dust Bowl. La savia de su desértica tierra provoca que su sonido se asemeje al de colosos del género actual como My Sleeping Karma, los yanquis ASG o los menos conocidos Somali Yacht Club, provenientes de Ucrania. Stoner pop delicado, repleto de armonías vocales y arreglos que les permiten recorrer ese mundo western del futuro que tanto seduce a los que amamos a Yawning Man o a los fundamentales Ten East.

Es fácil imaginarlos caminando por las dunas de Mojave en busca de su propia libertad. “When the Water Smells of Sweat” se antoja breve, aunque en este caso el calificativo se torne virtud. Músicos buscando la cercanía, la sinceridad compositiva, el querer hacer feliz al oyente, aunque sea durante menos de 20 minutos. Es tan sencillo hacer sonar este trabajo una y otra vez hasta convencerte de que estás realmente lejos; de que por un momento tu alma reposa a tu lado. Amparado por diferentes sellos, entre ellos Aneurisma y Spinda Records, este adictivo disco viene repleto de detalles; desde el maravilloso artwork de la mano de Iván Carreño, hasta el delicioso saxo del multiinstrumentista Andy Reyes en “Doomental VI: Law Far Low Par”, mi tema preferido de este trabajo y que lo cierra de manera excelsa. No olvidar el embriagador registro vocal del guitarrista Christ O. Rodrigues; la dulzura hecha clase.

Grabados en el estudio de la banda – Desert City Studio – y masterizados en el gaditano Kadifornia, donde han trabajado, entre otros, mis adorados Grajo, los seis temas que conforman “When the Water Smells of Sweat” son sofisticados bocaditos multisabores, en los que el desert rock y la sinfonía noventera copulan como si no hubiera mañana. Baste con cerrar los ojos, desconectarse de la propia vida y dejarse llevar.