Por fin teníamos el placer de poder ver en directo a The Faceless, que acudían a Razzmatazz 3 buscando redimirse tras haber cancelado su anterior cita, prevista en el festival Knights of Metal 2017. Los deathcore The Voynich Code abrían una velada protagonizada sin duda alguna por unos The Faceless que cumplieron sin necesidad de arriesgar.

Crónica y fotos por Beto Lagarda.


Los portugueses The Voynich Code calentaron el escenario de manera muy potente. Su frontman Nelson Rebelo no cesó en su empeño de conectar con el público y no paró de moverse por el reducido escenario en toda la actuación del cuarteto, encomiable teniendo en cuenta que se percibía que el público tenía a The Faceless en la cabeza. La verdad es que el que prestó atención pudo ver a una banda con mucho empaque, con dos notables guitarras que cuadraron el sonido de los temas de su último «Aqua Vitae» (2017).

 


Unos serios y concentrados The Faceless por fin ofrecieron al público de Barcelona lo que estábamos esperando, aunque sorprendió su puesta de escena sobria y estática cuando todos sentíamos que el clima era de cierta celebración al tenerlos por fin frente a nosotros. Imagino que la exigencia técnica es un escollo importante para ellos, y esa debe ser la razón de la actitud de los músicos, que sin embargo se mostraron muy agradecidos con el público cuando tuvieron la ocasión. Instrumentalmente la banda estuvo extraordinaria, el vocalista estuvo correcto y el público lo dio absolutamente todo… la muchachada estaba ansiosa por ver a la banda estadounidense y se notó. Los temas de su último «In Becoming a Ghost» fueron los más celebrados… arrasando con todo y haciendo un uso magnífico de las dobles voces. El concierto resultaba cada vez mejor, y el tramo final terminó con una celebradísima «Xenochrist» que suponía el final de la magnífica y breve actuación. Es cierto que la banda hizo un concierto similar al que viene realizando en toda su gira, pero 55 minutos para una banda «principal» me sigue pareciendo escaso pese al estilo de música que practican: eso sí, acabado el concierto la banda dedicó pacientemente todo el tiempo que reclamó cada persona del público, hablando, regalando púas, dedicando merchandising, etc. Una gran dosis de metal extremo que a muchos se nos hizo demasiado corta.


Crónica y fotos por Beto Lagarda.