Por Vicente Prats.


Un rápido vistazo a la portada del segundo trabajo de los alemanes Guru Guru, “Hinten” (1971), y uno ya tiene claro que estamos ante una obra, como mínimo, inusual, diferente, atrevida, rompedora…Un trasero indudablemente masculino, adornado con las letras tatuadas del nombre de la banda…Algo así como una declaración de intenciones del estilo “lo tomas o lo dejas, pero nosotros funcionamos a nuestra manera”. No en vano, la palabra alemana “hinten” significa “detrás”. La idea es dejar ATRÁS las convenciones y dar la espalda (o en este caso, el culo) a las (en ocasiones) estrictas reglas musicales. De hecho, el grupo vivió de forma comunal sin residencia fija por un periodo de tres años, de 1968 a 1971, durmiendo en el bus de gira de turno o en casas de fans, amigos y otras bandas y alimentándose de bocadillos y porros…

¿Free Jazz? ¿Rock experimental? ¿Prog? Una vez más las etiquetas son banales, imprecisas, innecesarias… Surgidos a la par que compañeros de fatigas como Can, Amon Düül II o Popol Vuh del llamado Krautrock , Mani Neumeier (líder, batería, percusión, efectos y voz principal), Ax Genrich (guitarra, voz) y Uli Trepte (bajo, efectos, voz) consiguen que creamos que en la música (como en la vida) no hay más límites que los que uno se marca.

Grabado en un pequeño estudio de Hamburgo en Julio de 1971, a lo largo de los tres primeros temas, Electric Junk, The Meaning Of Meaning y Bo Diddley (¡¡¡enorme título!!!) cabalgamos sobre una aparente improvisación marca de la casa con ritmos endiablados y parones en seco en los que más que cantar se recitan frases en alemán o repeticiones vocales del título del tema en cuestión. Es tanto lo que sucede en esos cortes de entre 10 y 12 minutos, que una vez los has escuchado y asimilado, sientes la necesidad de volver a sumergirte en ellos para apreciar y escudriñar hasta el último detalle. Es como si tu vida dependiera de eso…

Y justo cuando piensas que te han noqueado lo suficiente, aparece como de la nada, el cierre del disco, Space Ship. Es momento de ponernos en situación, y sentirnos como Dave Bowman, el astronauta de 2001: Una Odisea del Espacio. Es hora de viajar hacia el monolito, recorrer el espacio, sin demora, sin pausa…Un camino alucinante que hará que cuando lleguemos al final, alcancemos un nuevo estado de consciencia y entendimiento…