Productor: Santi García.
Sello: Inside Out Music.
Por: Álvaro Antípodas
Cuando revisas los últimos pasos de tu carrera, ya sea musical o en otro ámbito, y todo lo que encuentras es que has acertado y cosechado éxito con cada uno de ellos, llega un determinado momento en el que imagino que debes plantearte si ahora toca pifiarla. Un buen puñado de bandas cuando alcanzan cierta madurez de sonido y estabilidad optan por dar un buen volantazo, y en más de un caso acaban provocando la salida del sendero del éxito y un buen tortazo de paso. Los madrileños Toundra tenían con este quinto disco un buen reto tras el relativo éxito mediático obtenido tanto con su última obra, firmada como Toundra, IV de 2015, como con su excelso y reciente proyecto Exquirla. Tras dejar la tendencia de titular con números romanos sus discos a un lado e introducir bastantes matices en su sonido a raíz de las dos obras comentadas, albergaba ciertas dudas de si habíamos llegado a un punto de inflexión en su carrera. Al final, Vortex consigue equilibrar la balanza entre lo familiar en sus estructuras y nuevos vientos que soplan en forma de arreglos y matices.
En Vortex nos encontramos a unos Toundra que muestran varias caras de la misma moneda, es decir, de ese vigoroso post-rock que por momentos sabe acercarse al post-metal. En ese sentido, en el back-to-back que son Cobra y Touareg consiguen incluir momentos de riffs potentes que hace pensar en una continuación lógica de sus obras II y sobre todo III. Destacable sigue siendo que en un mismo tema sean capaces de mutar y acabar con un crescendo épico como en Touareg -con los redobles de Álex ensalzando aún más esa citada épica-, o conjuntar una de las mejores guitarras desdobladas que he oído en mucho tiempo en el grandioso cierre que supone Cruce Oeste. Detalles que de nuevo hacen que caigas rendido ante tal magnitud de recursos para redondear piezas instrumentales superlativas.
Sin embargo, en los momentos donde el peso folk y de nexo cinemático entre interludios es mayor, me cuesta enchufar con su propuesta; como en Intro Vortex y Cartavio, de algún modo emparentadas con Viesca. El corte curiosamente titulado Roy Neary no deja de ser otro enlace a la citada Cruce Oeste, y la belleza iniciática de Kingston Falls, que consigue pellizcar ocasionalmente, no terminan tampoco de cuajar del todo como pieza que destaque dentro del conjunto. Aunque sin lugar a dudas, si hay un tema que, aunque al principio puede descolocar, finalmente se erige como la pieza sobre la que gira Vortex en cuanto a llevar el sonido Toundra a nuevas cotas sonoras, y me refiero a Mojave. Canción cocinada a fuego muy lento, con una aparición significativa durante un buen tramo de percusión sintetizada, y varios arpegios en idas y venidas que desembocan con gran profundidad en múltiples giros y requiebros. Un tema que alcanza los once minutos, explorando de nuevo esa vía que tan buenos resultados les dio con Magreb.
Ciertamente difícil juzgar una obra en la que se nota el énfasis y las ganas de arriesgar, el salir de ciertos patrones y estructuras que a menudo condenan al ostracismo a multitud de obras instrumentales, y en la que hay momentos gloriosos -cortesía de Cobra, Touareg, Mojave y Cruce Oeste- pero que se desequilibra un poco en los momentos más etéreos y efímeros de los temas de corto minutaje. Quien quiera riffs furiosos y machacones que los busque en el final de Mojave o en el desarrollo central de Touareg, y quien quiera la belleza paisajística más calmada podrá encontrarlo en el primer minuto y medio de Kingston Falls. Una heterogeneidad que no termina de colmar las más exigentes expectativas, quizá por no alcanzar lo compacto libra por libra de alguna referencia pretérita. Dicho lo cual, dentro del género no encontraremos muchos álbumes mejores que éste durante este año. Y es que este es el «nivel Champions» que han alcanzado nuestro paisanos, un listón por el que se miden y compiten de tú a tú con Mogwai, Explosions In The Sky, God Is An Astronaut, Godspeed You! Black Emperor y demás pesos pesados.