Por Rafa Diablorock.


En DiabloRock todo es bien. Es todo felicidad y buen rollo. Somos osos amorosos fascinados por los rayos del sol de la mañana, todo se ve en colorines y hay mejor ambiente que en la fábrica de Balay, por no decir que en la redacción huele a leche con galletas y no somos capaces de hacer ni una puñetera crítica negativa. Dicen que si te gusta todo no te gusta nada. ¿Eso es lo que nos pasa? ¿Pensáis que todo nos gusta? ¿No sabemos hacer críticas negativas? Creednos, sí que sabemos, y de hecho hace muchos años lo hicimos, pero un buen día pensamos que debíamos seguir con nuestra vida.

Desde que me propuse seriamente posicionar DiabloRock entre las mejores web de Rock, Metal y Alternativo del país tracé una serie de directrices muy básicas. Una de ellas (el resto no las diré que nos copian) era que no debía perder de vista cual es la función principal de un medio que apoya la música: apoyarla. ¿Se apoya la música olvidando ser exigente? Desde luego no, pero flaco favor se le hace poniéndo palos en las ruedas. El que un disco no nos guste no es que sea algo raro, es que es lo habitual, y de ahí que lo ignoremos. Puede sonar cobarde el que llegue un disco a tus oídos y no seas capaz de decir lo que realmente opinas de él, pero al menos en DiabloRock el tiempo es un bien escaso, y puestos a teclear mejor hacerlo para señalar virtudes que defectos, y es por eso que cuando algo no nos gusta simplemente lo obviemos. Y si algún redactor retorcido es capaz de defenderlo, adelante; y si a alguien le cunde, miel sobre hojuelas.

Pese a ello tenemos la fórmula de ser exigentes. Somos como aquella asignatura «Maria», no es difícil aprobar nuestros exámenes, pero sabemos diferenciar el aprobado de la matrícula de honor, y para ello tenemos muy reservadas las puntuaciones altas. Hemos reseñado más de 400 discos, pero con nuestra máxima puntuación, seis diablos, solamente encontrarás los que puedes contar con los dedos de una mano.

Hace décadas leí en muchos medios que Tiny Music (1996) de Stone Temple Pilots era un disco pésimo. Me fastidiaba tanto el que me pudiera decepcionar que en aquellas fechas nunca llegué a escucharlo, por mucho que me gustase la banda. Años después, alguien me dijo que no estaba tan mal, por lo que me decidí a escucharlo y, para mi sorpresa, el disco me pareció formidable. Sinceramente no me gustaría que alguien dejara de escuchar algo porque a mi no me guste, es algo que tengo claro que no lleva a nada en absoluto. Luego está el hecho de que en DiabloRock tenemos la suerte de tener un tránsito intestinal fluido, aquí nadie está estreñido, y además aprendimos que los productos de la industria discográfica no tienen que verse inmiscuidos en nuestras angustias ni miserias. Un disco nunca será el blanco perfecto donde descargar nuestras iras.

También tenemos claro quién es el protagonista de una crítica, y desde luego no es quien la firma, si acaso el que la lee. Aquí ya venimos de vuelta y no tenemos que llamar la atención sobre nosotros mismos. Lo mejor que puede hacer una crítica es provocar interés sobre el lector, que genere atracción por la materia que se trate, no que deje de escuchar un disco. Hay incluso a quien le molesta que alguien sea capaz de señalar virtudes en lugar de defectos, atribuyendo buenísmo o absurdas conspiraciones de interés económico. Alguno cree que para ser exigentes hay que dilapidar a las bandas que les va bien, como si el único independiente aquí fuese el que echara espumarajos por la boca. Creedme, se me daría mucho mejor destrozar un disco que intentar resaltar sus bondades, es mucho más fácil. Nos mandan una cantidad inabarcable de mierda, de hecho creo que deberíamos llamar a una empresa de gestión de desechos. Sería divertidísimo ponernos a hacer chistes y gracietas con mucha música que nos llega, pero… ¿Eso es lo que la crítica debe hacer? Pensamos que no. Estamos aquí para contagiar pasión.

No puedo evitar ver en la crítica destructiva una pérdida de tiempo. Personalmente no veo motivación alguna en mostrarme siendo incapaz de encontrar algo que merezca la pena en un disco. Veo en algunos medios una pedantería notoria, sin reparo alguno en esconder un delirante regusto a victoria al creer saber encontrar las flaquezas de una composición, y con ello tratar de reparar algún tipo de complejo. ¿Qué sentido tiene suspender un disco? Ah, está eso de la critica constructiva… pero sinceramente, ningún crítico musical es tan importante. No imagino a una banda leyendo una crítica y tras ello plantearse hacer las cosas de otro modo. Hacer una critica negativa es posicionarse con una autoridad o un criterio superior al del artista, y ello inevitablemente me lleva a ver cierto revanchismo de músico frustrado.

Luego, claro está, nos encontramos con esas bandas que les da por hacer bossa nova cuando en sus inicios parían discos de un estilo antagónico que siempre nos gustó más. En ese caso aparece un automático «cabrones volved a lo de antes, que esto es una mierda». La nostalgia no se puede evitar, quizá esa banda sacó un disco que te cambió la vida, pero… ¿seguro que lo nuevo que hacen es una mierda? Siempre he pensado que existe «algo» especial cuando un músico nos presenta una expresión artística sincera, de modo que prefiero bajar la guardia y dejarme convencer que tratar de buscar algo que no me quieren dar. Arriesgar no siempre es sinónimo de acertar, pero siempre fue el modo en que creció la música.

Y es que hace falta un genio para construir una torre, y sólo un idiota para derribarla. Ya me lo dijo mi madre, está muy feo señalar con el dedo.


I’ll be good for you
Everything’s alright
Let me hold your hand and be your loving man 
Everything’s alright

 

DiabloRock

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