Producción: Tom Dalgety /Andy Wallace.
Sello: Loma Vista Recordings.
Hace unas semanas que publicamos un análisis descriptivo de Prequelle, nuevo disco de Ghost, con el que os quisimos adelantar tema a tema (y sin demasiados juicios de valor) los detalles del cuarto y esperado disco de la banda sueca. Hoy toca mojarse y contar lo que nos ha parecido, y para ello os mostramos un veredicto coral compuesto por la valoración de diez de nuestros redactores.
Carlos Kashmir:
Fuera máscaras, Tobias Forge es uno de los mayores genios de este siglo, y su escalada hacia el estrellato rockero es de alabar y digno de estudio. Cuando con «Meliora» eres consciente que facturas un clásico instantáneo, difícilmente no solo de superar sino de igualar, lo más sensato era continuar con este «Prequelle». Con una linea un tanto continuista, ofrece las suficientes novedades para refrescar el sonido y concepto de la banda, y mantener la llama intacta.
La estratosférica y más heavy Faith, el clásico AOR See The Light, la He Is de este álbum –Pro Memoria-, y la majestuosa Life Eternal (que podría convertirse en un nuevo cierre épico para los conciertos), son los temas más top. Rats y Dance Macabre son una dupla con un gancho tremendo que en directo lo petarán, y Miasma una radiante y vibrante instrumental. Definitivamente «Prequelle» es un disco sobresaliente, pero para que hubiera sido más redondo y haber podido alcanzar el superlativo nivel de «Meliora» hubiera hecho falta un trueque de Helvetsfönster (bonitas referencias al sinfónico setentero, pero con una instrumental ya era suficiente) por otro temazo que fuera oscuro y potente; y también le hubiese dado una vuelta Witch Image, que a pesar de tener muy buenos momentos, el riff a lo Manic Street Preachers (banda que adoro) en ellos queda un tanto vulgar.
Como bien apuntamos en el Track by Track que publicamos hace unos días en esta santa y diabólica casa, la figura de Alice Cooper planea sobre «Prequelle», y es que, por varios motivos, para Tobias parece su «Welcome To My Nightmare» particular. Para empezar se deshace de sus Ghouls con contrato indefinido, continuando con otra banda su camino más líder que nunca (aunque siempre lo fuese). También vemos una producción muy a lo Bob Ezrin, plena de matices, teclados, coros, orquestaciones y detalles. Y por último ese aire conceptual que les da el incluir las mismas melodías en distintos temas, como ocurre con el Spöksonat de «Meliora» que suena al final de Ashes y Rats, o el desenlace de Faith con el coro eclesiástico que es la melodía del estribillo deLife Eternal, e incluso en Helvetesfönster que nos viene Pro Memoria.
Aunque en mi opinión, a día de hoy, no está al nivel de «Meliora» (ni de su ópera prima «Opus Eponymous», e igual a la par de «Infestissumam»), le puede dar para disco del año. Lo que no me cabe la menor duda es que con «Prequelle» coronan la posiblemente mejor discografía de esta década. Tobias es un genio, lleve la máscara de quien sea, y su baúl de disfraces y sobre todo CANCIONES no parece tener fin. Disfrutemos mientras tanto de esta nueva etapa antes de una próxima «Sequelle».
Gonzalo Rodríguez:
“¿Can you hear me say your name forever?” Con estos versos recitados por el nuevo líder de Ghost, Cardinal Copia, empieza Life Eternal, la maravillosa canción que cierra su nuevo disco, “Prequelle”; no me cabe duda que el nombre de Ghost y muchas de sus canciones quedarán ya para siempre. Es fascinante y estimulante ver como una banda tan actual ha ido evolucionando de tal manera que ya están llamando a las puertas donde habitan los grandes. Con “Meliora” empezaron un camino ascendente del que no hay vuelta atrás y que con “Prequelle” confirman que el nuevo líder y sus Nameless Ghouls están dispuestos a llegar a lo más alto del rock mundial.
Prequelle es inspiración pura de principio a fin, desde la infecciosa Rats, la contundencia de Faith, los aires pop de See The Light, el increíble saxo de Miasma o el inolvidable estribillo de Dance Macabre (“Wanna bewitch you in the moonlight/I wanna bewitch you all night”); todos estos elementos harán que no te puedas sacar de la cabeza todas las memorables melodías que recorren el disco, un disco en el que todo suena perfecto y que cada detalle que lo compone está ahí para tocarnos y hacernos disfrutar de principio a fin. Ghost, con su nueva obra “Prequelle”, demuestran por qué son el presente y el futuro del rock.
Manuel J. González:
Polémicas aparte, Papa Emeritus y los suyos se han mostrado como la última chispa del rock mainstream de nuestros tiempos. Muertos los dinosaurios, es una bendición que bandas como Ghost nos hablen directamente al corazón con una montaña de canciones que forman parte del cancionero rock clásico del siglo XXI. Lo han demostrado con creces desde que publicaran “Opus Eponymous” [2010, Rise Above]; y han enamorado a jóvenes y no tan jóvenes con una receta que engloba de manera excelsa diferentes esencias sonoras. Ghost son ROCK con mayúsculas y sinceridad compositiva; son bella épica y trascendencia a partes iguales. Tras una maravilla como “Meliora” [2015, Loma Vista], las expectativas eran realmente altas. Ghost se consagraron con ese tercer disco como esa banda que todos debemos amar; y de manera incondicional.
Proclamar lo que su nuevo disco, “Prequelle” [2018, Loma Vista], nos está haciendo sentir ahora mismo me parece un acto extremadamente precipitado, por lo que escupiremos tan solo algunas pinceladas sobre ese primer contacto con uno de los discos más esperados del presente año. El single “Rats” ya anticipó que el orgasmo anímico continuaría – al menos – por un disco más. Pero es que haces sonar por primera vez “Dance Macabre” y sabes de antemano que beberás los vientos de su latigazo emocional durante mucho tiempo. ¿Cómo no arrodillarme frente a la instrumental “Miasma”? Sería un error tan injusto como anti melómano. Sí, lo sé, estoy sonando categórico; pero me da igual. Me siento muy feliz al saber que “Prequelle” estará en mi lista de mejores del año junto al “Our Raw Heart” de YOB [2018, Relapse]. La vida no puede ser más hermosa. Y cuando la pomposidad de “Pro Memoria” o la grandilocuencia de “Helvetesfonster” te abrazan, te sientes como un gigante sobre la faz de la tierra. Deliciosa es también la versión del clásico de Pet Shop Boys. Sí, he dicho clásico; que soy ochentero de corazón, y Ghost lo son mucho. Produce Tom Dalgety; que ha trabajado con grandes como Pixies, Killing Joke o los necesarios Opeth.
John Custer:
Tres años después del espectacular Meliora regresan Ghost, y recibimos su nueva obra, Prequelle, con la expectación propia de ser la banda del momento. En estos tres años ha pasado de todo, desde el continuo crecimiento de popularidad de la banda, como la revelación de quienes se escondían tras las mascaras. Y sobretodo la constatación de que Ghost ya no son una banda como en sus inicios, sino el proyecto personal de su líder, Tobiar Forge, en un proceso similar al que recorrió Marilyn Manson hace 20 años. Nos encontramos ahora con un disco que lamentablemente no llega al nivel de Meliora ni al del debut, Opus Eponymous. Era imposible casi. Pero en estas 10 canciones volvemos a tener a Ghost en toda su plenitud. Es bastante increíble la de influencias y estilos que es capaz de mezclar con maestría el señor Tobías y seguir sonando a ellos. Seguir siendo una máquina de hacer singles coreables. En la parte negativa destacaría el tener 3 piezas instrumentales en un disco con solo 10 canciones. Pero los buenos momentos del disco, como Rats, Faith, el nuevo uso que le dan a los teclados en canciones como Pro Memoria, o el tremendo cierre con Life Eternal, son Ghost en su mejor momento.
Carlos Odklas:
Los dos singles de adelanto, Rats y Dance Macabre, me pusieron en estado de alerta. Una vez escuché el disco completo varias veces se confirmaron mis temores y sospechas, tanto las buenas como las malas. Las buenas: que Tobias Forge es un genio. Las malas: que no me ha terminado de convencer por donde ha tirado con su proyecto. No hay duda de que nos encontramos ante un trabajo muy inteligente y cuidado, repleto de grandes momentos, pero no he podido evitar que me dejase una sensación agridulce.
Un disco que se hace corto y deja con ganas de más, algo bueno sin duda, pero que también deja una sensación de que podría haber sido aún más redondo con algún pequeño cambio y añadido. Estamos ante un trabajo que va de cabeza y descaradamente hacia el mainstream, y aunque eso sería algo a criticar en otras bandas funciona perfectamente para Ghost, debido a su carácter teatral y abierto. Resulta difícil criticar semejante cantidad de temazos, perfectamente compuestos y grabados, por mucho que tiren evidentemente hacia un terreno más comercial. En el disco faltan riffs memorables, falta oscuridad, falta el toque malvado y perverso que lucían en sus discos anteriores y que han hecho que Ghost estén donde están.
Con un par de temas más cañeros y directos en lugar de See the Light, Witch Image o incluso Dance Macabre, me tendrían arrodillado y cabizbajo besando el anillo del cardenal Copia. Desgraciadamente no es el caso. Y aunque es innegable que nos encontramos ante uno de los discos del año, para mi se queda a medias. Tobias está haciendo su música como Tarantino hace su cine, cogiendo influencias dispares de todas partes, proporcionando incontables y sugerentes guiños para el melómano y envolviéndolo todo con su peculiar toque personal para dar lugar a algo maravilloso. Como no rendirse ante algo así, tan genial y necesario. ¡Larga vida a Ghost!
Txiki Kilmister:
Cuando sacas un disco convertido en referente de una década musical, como ha sido Meliora, tienes altas probabilidades de quedarte estancado en el camino o de dar el paso definitivo hacia el olimpo del rock, y esto último es lo que han hecho Ghost con su nuevo trabajo. Prequelle es un disco que elevará a Ghost a los altares, un trabajo que mantiene intacta la esencia de la propuesta de Ghost, y a la vez se atreve a ser rupturista y adentra a la banda por caminos progresivos inexplorados hasta la fecha; de hecho de las diez canciones que contiene la obra, excluidas las dos versiones de bonus tracks, tres son instrumentales, algo verdaderamente arriesgado para un disco plagado de canciones radiables, sonidos suaves y estribillos pegadizos. Es inevitable compararlo con su anterior trabajo, posiblemente aunque no llegue a la magistralidad ni a la fuerza de Meliora, aquí hay un puñado de buenas canciones que harán las delicias de los fans de la banda. Seguro que atraerá nuevos fieles a la iglesia del nuevo Cardenal Copia y compañía. Sin duda un trabajo que volverá a estar en el top de 2018.
Carlos Salvador:
¿Cómo seguir tras el triunfo a todos los niveles de Meliora? Lo fácil sería seguir por el camino de ese disco, pero el Papa transmutado en Cardenal se ha sacado de la manga ir un paso más hacia delante, no siendo las cosas tan fáciles como puedan parecer en unas primeras escuchas.
Prequelle ahonda en la melodía en canciones de estribillos que se clavan a la primera y no te sueltan, dando la sensación de buscar el éxito más inmediato ¿Más asequible? Bueno, en singles como Rats o Dance Macabre tal vez, pero eso no les quita calidad en absoluto (¿cuántos solos de guitarra hay hoy en día que se puedan tatarear?). Cuando uno profundiza más en el disco descubre detalles, arreglos orquestales, coros eclesiásticos, órganos de ultratumba y un tratamiento como si de una banda sonora se tratara. A lo largo del disco se repiten melodías formando una unidad (Ashes enlaza su melodía con la final de Rats, Pro memoria lo hace con Helvetesfönster), teniendo los temas instrumentales tanta importancia como el resto, no son meros interludios de corta duración.
Y lo mejor de todo es que siguen siendo Ghost, nunca han renunciado a la melodía, y sólo hay que fijarse para ver que la oscuridad sigue en forma de atmósferas más que en los riffs (de los que no se olvidan, ahí está Faith) y en esas letras marca de la casa.
Excelente disco que no tiene nada que envidiar a lo publicado anteriormente, pero no les perdono que no hayan acompañado el disco con esas láminas y dibujos dedicados a cada canción como en Infestissumam y Meliora, más aún con la excelente portada que tiene.
Beto Lagarda:
Con ganas esperaba el nuevo disco de Ghost tras dos avances que me dejaron más que sorprendido, y he de decir que nunca conseguí conectar con Meliora, su último trabajo. La incorporación de un curioso y carismático Cardinal Copia me ha proporcionado la curiosidad que perdí tras los dos primeros álbumes de la banda y su entrada directa en el mainstream del rock/metal. Los avances de las últimas semanas tenían el don del vicio, sin ser técnicamente brillantes me daban la esperanza de que Prequelle fuese finalmente el “puñetazo sobre la mesa” de los suecos, confieso que tenía ansias por ver si la banda es realmente lo que el mundo ve y cree de ellos.
Tras varias escuchas la impresión dominante es que una intro y dos largos temas instrumentales para un disco con solo 10 temas en 42 minutos (curiosamente los dos temas más largos del trabajo) dejan la sensación de disco elaborado con prisas. Un trabajo que tenía que salir ya, para aprovechar al máximo el filón de oro en el que viven. Sin llegar a cuestionar el valor de esos temas instrumentales, la sensación de disco incompleto vuela a pesar de los hits; singles que marcarán un nuevo antes y después en la discografía de la banda. Rats, Faith o Dance Macabre tienen un potencial descomunal. Otros temas de enorme calidad son las tranquilas See the Light y Life Eternal, que contrastan bien con las anteriormente citadas, pero que bajan la tensión acumulada.
Resumiendo, Prequelle es un álbum irregular para una banda que ¿desea? convertirse en una banda capital. El caché lo tienen asegurado, pero la poca regularidad de sus creaciones me hace dudar sobre lo comentado hace unas semanas en la web, si la banda es realmente merecedora de su actual y creciente estatus.
Jaime Taboada:
En un tiempo, lejano ya, el rock era más que música. No había redes sociales ni esa inmediatez y en muchas ocasiones, si las bandas no tocaban en directo en tu ciudad, tenías que imaginar como sería su aspecto por fotos en los discos, revistas, etc. Además, a menudo, conocer su música, si no eran bandas del Top 40, era misión casi imposible. Se hacía uno la idea de cómo sonaba tal o cual grupo leyendo críticas en revistas y, con suerte, en alguna emisora alternativa, se podía escuchar alguna que otra canción. Esto tenía aspectos negativos, pero también los tuvo positivos. Y es que en esa coyuntura una serie de grupos lograron crear universos propios, lejos de la presión actual de generar noticias día si y día también. Artistas como KISS o Alice Cooper supieron crear un mundo propio y teatralizaban con mucho acierto su carrera. Eso no hacía que sus discos fuesen mejores o peores. Pero dotaban a su carrera de un extra muy apreciable.
En pleno 2018 el contexto es muy diferente. Los discos se publican en tropecientos formatos y ediciones y hasta Google nos avisa de su lanzamiento en el móvil (verídico). Pero gracias a Dios, aún hay outsiders que aprovechan los medios actuales pero en lugar de dejarse arrastrar por ellos, los usan en su beneficio. Y no hay mejor ejemplo de herederos de la gloriosa tradición de los 70 de la fusión rock + espectáculo que Ghost. Desde la publicación de Meliora, la banda ha sabido “embaucarnos” manejando los tiempos con mucho acierto. Hemos vivido la transición de Papa a Cardenal y del Año Cero a las ratas. Y Ghost se han mantenido como un ente permanentemente cambiante y a la vez, curiosamente, muy fiel a si mismo. Tras una carrera brillantísima y un disco tan adictivo como Meliora, la sensación es que ahora era el momento decisivo para Tobias. Un “Now or Never” en toda regla. Permanecer como artista de culto o dar el salto definitivo al Arena Rock y devolver el rock a la primera división. Y no sé que tal funcionará este Prequelle, pero creo que Ghost ha ido a por todas. Sin complejos, con intencionalidad de triunfar y con CANCIONES que deberían dejar huella y poso.
Prequelle es un disco pensado para ser grande, masivo pero sin dejar de lado ese halo de misterio del que siempre se ha alimentado el sonido del grupo. Hay para mi gusto singles claros como Dance Macabre, que puede gustar más o menos, pero que tiene mucho potencial. Temas con vocación de himno como este tremendo Rats o el potente Faith con esos cortantes riffs y otros en los que se acentúa una vena melódica, quizás un poco exagerada por momentos, pero con grandes momentos como Witch Image o Pro Memoria, tema éste último por el que siento debilidad y que me parece, junto a Rats, lo mas destacado del disco. Descaradamente comercial, pero con mucha clase. Pero Tobias nunca ha sido hombre que se haya decantado por lo fácil o evidente y alterna canciones destinadas a ser tarareadas con otras instrumentales que, según algunos, cortan la “continuidad” del disco, pero que a mi me parecen fabulosas porque nos recuerdan que Ghost no se han convertido en una banda de AOR, sino que continúan manteniendo esa aureola de serie B y de banda sonora de película de terror que para mi gusto es uno de sus grandes atractivos.
No seré yo quien me queje de canciones como Miasma o Helvetstonfer. Más bien todo lo contrario. Quien desee ser diferente, ha de ofrecer algo diferente. Y así lo ha entendido Ghost. No sé si serán los nuevos KISS o se quedarán a medio camino, pero en lo que a mi respecta Tobias lo ha vuelto a hacer. Aún es aventurado decir si será mejor o peor que el resto de su discografía. Pero la primera impresión es muuuuuy positiva y deja la sensación de un disco de largo recorrido que ganará con las sucesivas escuchas. Prequelle. Bien? No, MEJOR.
Rafa Diablorock:
Ghost han tenido un match-point cada vez que se plantearon sacar un nuevo disco, y siempre lo han aprovechado con un poderoso saque directo. En esta ocasión tenían un foco mediático espectacular, la banda estaba ya «Knock,Knock, Knockin’ on Heaven’s Door» y con un nuevo acierto se aseguraban el Olimpo. ¿Lo han conseguido? Sí y no.
¿Por qué sí? Porque han acertado en el planteamiento de esta nueva etapa, Cardinal Copia (y su previsible ascenso papal a Emeritus IV con la publicación de un nuevo EP en aproximadamente 18 meses) ha sido todo un acierto, y en Prequelle hay varios temas con el abrumador mejor nivel de la banda, canciones que ni hace falta nombrar.
¿Por qué no? El disco es maravilloso, pero el arriesgado planteamiento de las piezas dibuja un puzzle demasiado inestable, impidiendo que podamos ver en Prequelle un nuevo techo de la banda, lo cual por otro lado ya sabemos que era muy difícil. El nuevo disco no puede tomarse como una colección de canciones, porque es demasiado evidente el desigual nivel entre ellos. Tampoco lo podemos tomar como un disco en bloque, porque es demasiado heterogéneo. Tampoco hay un hilo conductor como para pensar que estemos ante un disco conceptual u ópera rock. Por lo tanto, lo mejor será celebrar las nuevas grandes canciones de manera aislada.
Mejor no vernos obligados a escoger qué posición juega este disco en su catálogo, porque podría sonar decepcionante y tampoco es para eso, ni mucho menos. Echo de menos muchas cosas en este disco, y sin embargo hay temas que me vuelven loco. Hay una cara A impecable, y una cara B que no me cuaja… y eso que contiene dos temazos más grandes que la vida. La banda nos invitó a viajar en una máquina del tiempo que nos llevarían a la Edad Media, y muchos creímos que el disco sería un oportuno giro a la oscuridad junto a sus característicos hits comerciales… pero la máquina del tiempo viajó poco, al siglo pasado, quedándose en los primeros años 80, algo que por otro lado ha dado una chispa inesperada a la banda.
Y sí, Mauro (Rubino, teclista) te echamos de menos.