Volvíamos al Auditorio Miguel Ríos para disfrutar de la segunda y última jornada del festival Garage Sound, dominada por el hard rock de tintes setenteros y encabezada por una  leyenda como Glenn Hughes que brilló por encima de todos. (Crónica y fotos de la primera jornada aquí)

Garage Sound Fest.
II edición – 8 y 9 de junio de 2018.
Auditorio Miguel Ríos, Rivas (Madrid).

Crónica por Daniel Álvarez.
Fotos: Juan Morillas.


Instantáneas de las cuatro primeras bandas de la jornada del sábado, Los Gallos, Mirlo Blanco, The Splizzy Gand y Hell’s Fire:


La banda con la que empezaría mi jornada de sábado del festival serían los jóvenes holandeses DeWolff. Una formación que, a pesar de la corta edad de sus tres miembros, no se puede catalogar de emergente puesto que ya cuentan en su haber con siete discos y están actualmente en su mejor momento, tanto a nivel compositivo como en directo. Su concierto arrancó con Big Talk, canción que abre también su nuevo disco Thrust (disco del mes de mayo en Diablorock) y del que nos presentarían más canciones como Tombstone Child o Double Crossing Man. No faltaron, como ya es habitual en ellos, múltiples jams en las que demostraron al público que son unos excelentes músicos y que ya les sobran tablas en directo. Deceit And Woo, también de su nuevo disco, fue la canción con la que los hermanos Van De Poel y Robin Piso pusieron el punto y final a su presentación. Una actuación que nos dejó con ganas de más, pero también con un excelente sabor de boca.


Con nuevo disco bajo el brazo, titulado Peace, y dispuestos a presentarlo tomaron el escenario los suecos Graveyard. Venía de tener una mala experiencia con ellos en directo hace unos meses, lo que me hacía tener pocas ganas de repetir con ellos, pero consiguieron quitarme esa espina y convencerme de nuevo. Poco a poco, con calma y con su ya característico sonido, dieron un concierto de notable. Gozaron de buen sonido y la voz de Joakim Nilsson se mantuvo a un muy buen nivel durante toda su actuación. Gran importancia tuvieron en su set varias canciones del último disco, tales como Please Don´t, The Fox o Walk On. Y evidentemente, como ya es habitual en sus conciertos, el Hisingen Blues también estuvo bien representado con canciones como Uncomfortably Numb o The Siren, con la que pusieron el punto y final a su actuación.


El concierto de Black Star Riders fue un cúmulo de despropósitos: empezaron unos veinticinco minutos tarde por algún problema técnico, cosa que nos acabaría dando un coitus interruptus de manual con la banda teniendo que abandonar el escenario habiendo tocado una escasa media hora y con únicamente siete canciones interpretadas. Para colmo, tuvieron un sonido muy bajo. Simplemente decir que a Scott Gorham no fui capaz de escucharle en todo el concierto. Los mejores momentos de su show fueron las dos covers que nos regalaron de Thin Lizzy: Jailbreak y The Boys Are Back In Town, que convirtieron las primeras filas en una fiesta con la gente entregada a la banda saltando y cantando. Pero el bajón llegó cuando, tras acabar de tocar Kingdom Of The Lost la banda se quita los instrumentos y se despiden del público a la carrera. Empezaron tarde pero acabaron a su hora. A pesar de que el sonido era bajo y de no oír a Gorham la banda tenía una buena actitud y su concierto supo a demasiado poco. 


Afortunadamente el huracán Hughes nos hizo olvidarnos del mal sabor de boca del concierto de Black Star Riders. Se subió al escenario The Voice Of Rock, inmerso en su gira titulada Classic Deep Purple Live y nos dejó a todos atónitos por su poderío físico y vocal con esos agudos imposibles y que son historia del rock. Con el set que nos iba a presentar Glenn Hughes quedaba claro que sería imposible no disfrutar, y eso quedó totalmente patente cuando el concierto se inició a ritmo de Stormbringer. Acabábamos de empezar y ya nos tenía a todos metidos en su bolsillo.

Might Just Take Your Life, Sail Away o Mistreated, alargada más allá de los diez minutos y con un solo de teclado incluido, eran las siguientes maravillas que Glenn Hughes y su más que competente banda iban interpretando. Afortunadamente fue uno de los conciertos que mejor sonó de todo el festival, y menos mal porque menuda lástima habría sido de no ser así. Tampoco faltó un solo de batería interpretado durante You Fool No One, que también se alargó de manera notable, cosas inevitables para que Glenn pudiese descansar y recuperar de vez en cuando su voz para luego mostrárnosla al 100% de potencia.

Smoke On The Water y Highway Star fueron las siguientes, dos canciones un tanto fuera de lugar ya que no fueron grabadas durante la estancia de Hughes en Deep Purple, pero la segunda la agradecimos y disfrutamos una barbaridad. Finalmente el broche al concierto se puso con Burn, como era de esperar. Aquí Glenn soltó todo lo que tenía para dejarnos, una vez más, totalmente impresionados. Sin duda alguna el concierto del festival. El comentario que más se repetía una vez acabada su actuación era: no me puedo creer que tenga 65 años. Mejor resumen que ese imposible.


La siguiente banda que saldría al escenario serían los escoceses Gun con Dante Gizzi a la cabeza. También fueron una de esas pocas bandas a las que el sonido les acompañó, y eso sumado a los grandes hits que tienen y que convierten cualquier concierto en una fiesta hizo que su actuación fuese muy disfrutable y entretenida. Para las horas que empezaban a ser de un sábado por la noche pocos planes hay mejores que cantar a voz en grito y con una cerveza canciones como Shame On You, Steal Your Fire, Better Days o Word Up. Buen concierto.


Y el punto y final al festival lo pondrían los Imperial State Electric de Nick Royale. It Ain´t What You Think (It´s What You Do) fue la canción elegida para abrir su concierto, y desde este primer momento ya nos pusieron a todos a bailar y cantar con ellos. Y es que Nick Royale es uno de esos músicos incapaces de dar un mal concierto y de no transmitirte su energía encima de un escenario. Empire Of Fire, perteneciente a su último disco de estudio All Through The Night, fue la siguiente canción en ser interpretada. Del citado disco también tocaron la canción que da título al disco, que dicho sea de paso es una de mis canciones preferidas y que me sonó a gloria. Tampoco faltaron temas como Anywhere Loud, Uh Huh o Reptile Brain en lo que fue un fin de fiesta inmejorable. Un concierto perfecto para gastar las últimas fuerzas y pegarse los últimos bailes de la noche y del festival.


Con esto se cerraba la edición 2018 de Garage Sound Festival, una segunda edición en la que hubo dos puntos a mejorar: el sonido y el puesto de comida. Mejorando esos dos pequeños (pero importantes) aspectos estaríamos ante un festival comparable a muy pocos. Cómodo, sin solapes y con un excelente cartel…¡pa’ qué más!


DiabloRock