En Diablorock vivimos la música de manera extraordinariamente intensa y os puedo asegurar que no somos fríos analistas ni diseccionamos las canciones estudiando cada nota, cada acorde o cada aspecto de tipo técnico. Nada tenemos en contra de la técnica ni de los conservatorios pero nuestra visión de la música es más visceral. Y nos motivan más los factores emocionales que los académicos. No digo esto por decir, sino porque hoy viene al caso, quizás más que nunca, debido al disco protagonista de hoy, el cual desde el momento mismo de su publicación generó una furiosa polémica que muy posiblemente nunca tendrá final. Y teniendo mucho respeto por todo tipo de opiniones, hoy toca comentar, con poca frialdad y menos objetividad pero con muchísima pasión, uno de esos títulos icónicos del mundo del rock que representa además uno de los momentos álgidos dentro de la carrera de uno de los grupos más respetados y venerados por quienes hacemos Diablorock.
Son uno de nuestros referentes fundamentales y la admiración diría que es unánime entre toda la familia diablorockera. Ya hemos hablado largo y tendido sobre ellos anteriormente, con motivo del 40 aniversario de Jailbreak y Johnny The Fox (clik aquí), del de Bad Reputation (clik aquí) y de los 35 años de Thunder & Lightning (click aquí). Hoy es el día en que soplamos y apagamos 40 velas en honor a los maestros Thin Lizzy y a su excelso Live And Dangerous.
En los 70, para la mayoría de bandas de rock, uno de los pasos obligados de su carrera era la publicación del disco doble en directo. Muchos grandes títulos provienen de aquella década (Strangers In The Night de UFO, Made In Japan de Deep Purple, Alive de KISS, Performance – Rockin´In The Fillmore de Humble Pie y un larguísimo etcétera) y sobre muchos de ellos se cierne la alargada sombra de la sospecha de no ser discos grabados realmente en directo, al menos en su totalidad. Pero pongámonos en situación antes de meternos en polémicas.
En 1977 Thin Lizzy atravesaban un momento dulce. Muy dulce, diría. Las entradas y salidas de la formación del conflictivo Brian Robertson eran el único foco de inestabilidad. Poca cosa para una banda acostumbrada a vivir su día a día en medio de un continuo caos. Su popularidad aumentaba a pasos agigantados y en los últimos dos años habían publicado tres discos del calibre de Jailbreak, Johnny The Fox y Bad Reputation. Fue en éste último en el que trabajaron por vez primera con el productor Tony Visconti, cuya contribución había sido decisiva para que se situase un peldaño por encima de sus obras anteriores. Había pulido aristas, trabajado arreglos y hecho que la banda diera un paso adelante pero sin perder por ello, agresividad o ese feeling callejero que era una de sus principales señas de identidad. Lynott y compañía habían quedado muy satisfechos con el resultado final y deseaban a toda costa volver a trabajar con el productor. Pero en aquel momento eran ya muy populares y la demanda de verlos en directo iba en aumento.
No era fácil encontrar fechas para entrar en el estudio de grabación, ni siquiera para dedicar tiempo a nuevas composiciones. A esta dificultad hemos de añadir que Visconti era muy requerido por aquella época, por lo cual no disponía en ese momento de demasiado tiempo para dedicarse al 100% a unas sesiones de grabación con Lizzy que quizás llegaran a prolongarse por más de un mes. Pese a todos los inconvenientes y problemas de agenda ambas partes deseaban repetir, por lo que al final se adoptó una solución satisfactoria para todo el mundo, fans incluidos, trabajar en la publicación de un disco en directo del grupo. Para ello, la banda y el productor recopilaron algo más de 30 horas de cintas con grabaciones que databan de 1976 y 1977. Finalmente se seleccionaron temas extraídos de dos conciertos. Uno en el Hammersmith londinense de 1976 (de la gira de presentación de Johnny The Fox) y otro en Toronto de 1977. Tal decisión recibió algunas críticas ya que muchos fans hubiesen preferido que se publicara un único concierto en lugar de coger canciones de aquí y allá. Pero la polémica no hacía más que empezar.
Visconti, junto con los miembros de Thin Lizzy, se puso a trabajar en las mezclas en los estudios Des Dames en París a principio de 1978. Y a la vez aprovecharon para realizar una serie de overdubs que son el origen de una eterna y encarnizada discusión que parece no tener fin. Todas las partes implicadas están de acuerdo en que el disco, pese a aparecer como un “live álbum”, fue retocado en el estudio. En lo que no hay consenso es en que grado se produjo ese retoque. Hay que admitir que muchos de nuestros discos en directo favoritos no lo eran al 100%. Vamos, que lo que sonaba en el tocadiscos no era exactamente lo que se había escuchado en tal o cual concierto nota por nota. Por temas técnicos, por fallos puntuales durante la grabación, para limpiar un poco el sonido, etc, había ciertas manipulaciones en el estudio. Pero en discos como Live And Dangerous hay quien asegura que es un trabajo casi enteramente de estudio con sonido de público añadido.
Visconti siempre ha defendido que hubo muchos retoques, overdubs y regrabaciones en el estudio porque las grabaciones de los conciertos no eran, según él, aptas para publicar. Y siempre se ha mostrado complacido con el resultado final asegurando que pese a todo, el disco suena real y refleja fielmente como sonaba la banda en directo. Scott Gorham, por otra parte, ha ido dando opiniones diversas e incluso contradictorias durante años. Y si bien en el pasado era uno de los que aseguraba que que Live And Dangerous no era tan “live” como su título aseguraba, en los últimos años ha venido defendiendo en varias entrevistas la teoría de que los retoques no son tantos como la leyenda asegura y que en todo caso no son más que los de cualquier disco en directo de la época. Chris O´Donnell (manager del grupo) y Brian Robertson siempre han sido muy críticos con las tesis de Visconti. Ambos siempre han asegurado que el disco el casi al 100% en vivo y que en estudio tan solo hubo regrabaciones mínimas en los coros de algún tema suelto. Robbo aún se encoleriza cuando le recuerdan el tema y defiende a capa y espada la autenticidad del disco.
Para aumentar un poco la confusión, pese a que en el disco figura que las grabaciones provienen de los conciertos de Londres y Toronto antes mencionados, Visconti aseguró además haber utilizado material de otro concierto, celebrado en Philadelphia en 1977. Concretamente, según afirmó, Southbound procedía de una prueba de un ensayo de ese show a la que se añadió posteriormente sonido de audiencia para darle apariencia de directo.
40 años después sigue habiendo opiniones para todos los gustos pero realmente, bajo mi punto de vista, poco importa ya quien tenga razón o deje de tenerla. En 1978 Thin Lizzy eran uno de los grupos más en forma del mundo. Y gracias a internet hemos podido comprobar, con grabaciones “sin adulterar” que en el escenario desplegaban un poderío difícil de igualar. Incluso, posteriormente se han publicado de manera oficial discos como Still Dangerous con grabaciones de la época y no se aprecian grandes diferencias con respecto a las que se pusieron a la venta 40 años atrás. En mi opinión, con mayor o menor número de retoques (sinceramente es algo a lo que no le doy excesiva importancia) Live And Dangerous, fue, es y será un grandísimo disco que refleja a la perfección lo que daba de sí un concierto de Thin Lizzy en una de las mejores etapas de su carrera.
Y si bien en el aspecto de post producción hay opiniones encontradas, en el musical la unanimidad se impone. Y es que pocas pegas se le pueden poner a un repertorio tan matador como el que compone el listado de temas de este trabajo. Arrollador de principio a fin nos muestra las diferentes facetas del sonido del grupo, desde las más rockeras a la más melancólicas pasando por los terrenos más melódicos lindando con el pop. Y todo ello servido por una banda compenetradísima, en estado de gracia y versátil como pocas. Siempre que escucho a alguien encuadrar a Lynott y los suyos dentro del heavy metal, le recomiendo que escuche Bad Reputation o este Live And Dangerous. Dudo mucho que tras hacerlo siga pensando igual.
A la hora de hablar del contenido de este álbum, me resulta imposible reunir un mínimo de frialdad y tomar distancia. Hay discos que escucho y disfruto. Otros, como éste, los vivo desde el inicio con ese demoledor Jailbreak hasta el final con el potente The Rocker. Vibro con la faceta más rockera y guitarrera de canciones como la inolvidable The Boys Are Back In Town, Are You Ready? o la mencionada The Rocker. Entro en trance con canciones como esa fabulosa Southbound en donde esas cristalinas guitarras suenan a música celestial y me sumerjo en la melancolía y en ese halo de tristeza que refleja Still In Love With You. Me dejo llevar por esos ritmos tan propios de la música negra de canciones como Johnny The Fox Meets Jimmy The Weed o la emocionante Dancing In The Moonlight (It´s Caught Me In Its Spotlight) con el añadido de saxo de John Earle que ponía la guinda al pastel. Y por supuesto, disfruto de la fijación de Lynott con la música americana de raíces y los mitos del western estadounidense. Suenan a gloria ese Rosalie de Bob Seger, canción que la banda hizo suya, y el fantástico Cowboy Song que Lynott cantaba con tanto sentimiento. Y no contentos con eso, el grupo mutaba en una enérgica banda de boogie en Baby Drives Me Crazy en al que participaba Huey Lewis con su armónica y que nos trasladaba mentalmente a algún bar de carretera de la América profunda.
Por supuesto, toda la esencia del sonido Lizzy está ahí encerrada en los surcos. Siempre fueron una banda que apostó por dotar a sus canciones de melodía y cuerpo, pero no de recargarlas con arreglos ni añadidos superfluos. De ese modo trasladarlas al directo no supuso nunca para ellos ningún tipo de problema o quebradero de cabeza. Las “twin guitars”, el poso de melancolía de Lynott o la elegancia de Downey presentes a lo largo de su discografía, eran, si cabe, más visibles en los escenarios y así se refleja a lo largo del doble LP. Y es qué, independientemente de lo que Visconti retocara las grabaciones, hay que darle la razón en que suena súper auténtico y consigue meternos dentro de un concierto del grupo. Si cerramos los ojos, en varios momentos, parece que tengamos a Gorham y Robbo tocando a escasos metros de nosotros!!!!!!
A la hora de lanzar el disco al mercado, se barajaba inicialmente titularlo simplemente Thin Lizzy Live pero Lynnot decidió que Live And Dangerous sería un título con más gancho. Además la idea inicial para la portada era la de una foto con todo el grupo, colocando en el reverso de la carpeta la foto de Phil en primer plano con Robertson y Gorham detrás que todos conocemos. Fue el manager Chris O´Donnell quien decidió que la imagen de Phil y su bajo sería mas poderosa así como un mejor reclamo comercial, yendo a parar la foto de toda la banda tocando, al reverso. No seré yo desde luego el que discuta la validez de su decisión. Me resulta imposible imaginar cualquier otra foto como portada.
El álbum se publicó el 2 de junio de 1978 eligiéndose Rosalie como single promocional y fue un éxito desde el primer momento. Sobre todo en Gran Bretaña en donde vendió más de medio millón de copias y permaneció en las listas de éxitos durante más de un año. Aún que es justo decir que nunca logró llegar al puesto número uno. Alcanzó la segunda justo en el momento en que la banda sonora de la película Grease ostentaba la primera posición. Vivir para ver y ver para creer. John Travolta superando a Phil Lynot!!!! Pese a todo, Live And Dangerous se asentó dentro del imaginario colectivo y pocos años después ya figuraba en todo tipo de listas del tipo “Los mejores X discos de…”, conociendo en décadas posteriores reediciones en varios formatos, destacando la de 2011 en formato CD que incluía un par de temas extras así como un DVD y un libreto que analizaba detalladamente la polémica acerca de cuánto había de directo y cuánto de estudio en el disco.
Pese al fulgurante éxito, la relación entre Phil Y Brian Robertson no era buena y tras una de las muchas discusiones entre ambos el rudo guitarrista abandonó, en esta ocasión de manera definitiva, el seno de la banda que reclutó a Gary Moore en su lugar. Con él y con Tony Visconti nuevamente a los mandos, grabarían al año siguiente el magnífico Black Rose, pero de eso nos ocuparemos a su debido tiempo. Ahora es momento de servirse una cerveza bien fria, hacer sonar esta obra maestra a todo volumen y dejar que Lynott se convierta en nuestro portavoz cantando con tono desafiante
“Are You Ready To Rock? /
Are You Ready To Hit The Floor? /
Are You Ready? /
Cause If You´re Ready, I´m Ready /
Look Out!!!”