SonicBlast Moledo.
Moledo do Minho (Portugal).
10 / 11 de Agosto.
Texto: Jose Mora // Fotos: Jaime García.


Cuando pensamos en el concepto “festivales veraniegos” se nos vienen a la cabeza muchas cosas, no necesariamente positivas todas ellas: aglomeraciones, precios prohibitivos, calor atorrante, condiciones poco dignas para el público, colas infinitas, sets cortos… El concepto mercantilista de ocio al estilo “fast food” está en un momento de apogeo entre la comunidad rockera y metalera con la proliferación de cada vez más y más festivales multitudinarios con grandes cabezas de cartel, entradas con precios de tres cifras y competencia encarnizada entre promotores. Mucha música, muchas bandas… ¿pero en qué condiciones? Sin embargo, en esa estirpe de festivales menos masivos pero mucho más disfrutables, en los últimos años hemos visto relucir especialmente al portugués SonicBlast Moledo. Con un cartel muy en la línea stoner / psicodelia / doom tan en boga desde hace unos años, este festival vecino ha sabido instalarse como cita fija desde 2011 para que los apasionados del género disfruten de dos días de música en unas condiciones muy adecuadas.

A favor: un cartel que, especialmente en esta última edición, ha sabido reunir algunos de los nombres más significativos del rock más desértico, ácido y psicodélico a nivel mundial. Por otro lado, la ubicación, a pocos kilómetros de la frontera entre Portugal y Galicia, resulta no especialmente remota y muy accesible. El entorno, en un pequeño pueblo turístico con una preciosa playa, muy acogedor. El tamaño del festival, con poco más de 2000 abonos vendidos, lo suficientemente grande para traer a bandas molonas, pero también lo suficientemente pequeño para evitar masificaciones y colas innecesarias. Los precios, muy coherentes y ajustados teniendo en cuenta los tiempos que corren. Los sets, largos y más cercanos a un concierto de sala que de festival. El personal, francamente agradable en todo momento. A eso, añadidle un escenario con piscina, delicia para muchos y una de las señas de identidad de SonicBlast Moledo. La oferta es tremendamente tentadora ¿verdad? En su “debe mejorar”, por lo que dicen, queda la zona de acampada del festival, que parece no estar aún todo lo bien acondicionada que debería teniendo en cuenta el crecimiento que el festival está experimentando en los últimos años, pero de lo que estamos seguros la organización tomará nota para paliar de cara a próximas ediciones.

Entrando en terreno puramente musical, no cabe duda de que la organización ha conseguido este año firmar para su line-up algunas de las bandas que más están sonando en los últimos tiempos dentro del género: Kadavar, Mantar, Samsara Blues Experiment… así como algunos perros viejos como Nebula o The Atomic Bitchwax. Así, las entradas se agotaron varias semanas antes del festival, evidenciando que las cosas se estaban haciendo bien a nivel de bandas y organización. Vamos a ello:

Viernes 10 de agosto

Comenzamos la jornada desde el principio para acercarnos al pool stage, donde dimos el pistoletazo de salida entre rayos de sol, chapuzones, cachis de Somersby y el rock psicodélico instrumental de los portugueses Solar Corona. Power trío que dejó muy buenas sensaciones, con un inteligente uso de los sintes para salirse de los guiones más manidos del género.

Por otro lado y con una propuesta relativamente similar les siguieron los también lusos Desert Smoke, los cuales nos dejaron un poco más fríos. A continuación, turno para que los algecireños Atavismo mostrasen sus credenciales. Pese a que contaron con bastantes problemas técnicos y el sonido no les hizo justicia, no cabe duda de que los elementos más progresivos y de rock andaluz que tiene su música sirvieron para marcar la diferencia y ganar unos cuantos nuevos adeptos.

Otros que gustaron mucho fueron Astrodome, que pese a no reinventar el género de la psicodelia instrumental, demostraron tener muchas tablas para ofrecer un gran concierto. Con ellos dimos por finalizada la sesión piscina-rockera del día, antes de cambiarnos y dirigirnos al escenario principal, donde nos esperaba mucha más música.

Con una media hora de retraso, los ingleses Conan pusieron a prueba los graves de la PA del escenario principal desde el principio con su personal visión del doom sludge. Pese a que les faltaba su bajista habitual Chris Fielding por cuestiones personales, su sustituto mantuvo el tipo y aunque les vimos un poco dubitativos en algún momento por esta cuestión y con algún que otro desajuste vocal, el concierto de Conan fue un buen chute de gordor y agresión después de una mañana muy “etérea” en lo musical. No faltaron las típicas: “Toehammer”, “Thunderhoof”, “Throne of fire” así como la nueva “Vexxagon” para dejar satisfechos a casi todos.

Tras ellos, los italianos Ufomammut hacían parada en SonicBlast para presentar su último redondo “8”. Siendo una banda que en disco me agrada bastante, en directo los ví un tanto irregulares, alternando momentos inspirados con otros un poco más aburridos o tediosos. El sonido, sin ser del todo malo, tampoco acompañó demasiado para que la banda pudiera plasmar su propuesta tan bien como en estudio. Trajeron unos visuales bastante molones, que por desgracia se vieron eclipsados por la luz del sol aún reluciendo contra la pantalla. Nos dejaron a medias.

Avanzaba la jornada, y según se iba yendo el sol seguían desfilando bandas por el main stage del festival. Nebula, una de esas bandas que ayudaron a forjar el sonido “Stoner” a finales de los 90, demostraron que la experiencia es un grado y, entre muchas bandas de nuevo cuño, supieron lucir con luz propia con un conciertazo que a la postre sería lo mejor de la jornada y del festival. Gran sonido, y una demostración de rock fuzzero, con gancho, capaz de transportarte al desierto de California a golpe de riffs y en base a un repertorio de clásicos y no tan clásicos. Un placer verles en tan buena forma tras el hiato de los últimos años.

Tras ellos, vino un bloque de dos shows que a algunos se nos hizo un poco largo y repetitivo. Los daneses Causa Sui eran una banda muy esperada al no prodigarse demasiado en directo por la zona y, aunque los fans mas acérrimos del combo quedaron encantados con su show, a otros se nos hizo un tanto genérico y repetitivo. El sonido acompañó, las proyecciones también, la banda tuvo buena actitud, pero tal vez por el cansancio acumulado, la duración del concierto (algo más de 80 minutos) y lo instrumental de su propuesta se nos hicieron un tanto cuesta arriba para los que no estábamos familiarizados con el grupo. Ojalá nos sorprendan en otra ocasión.

Algo menos lineal se nos hizo la actuación de los alemanes Samsara Blues Experiment al añadir algún que otro corte cantado entre tanta nebulosa instrumental. Aunque su último redondo “One with the universe” nos parece un gran trabajo de estudio (y en el que basaron buena parte de su repertorio), lo cierto es que nos dio la sensación de que la banda no termina de plasmar en directo la épica de sus álbumes.

Para cerrar la jornada, otros alemanes. Mantar demostraron que pese a ser sólo dos en escena se bastan y se sobran para liarla muy gorda sobre las tablas. Las horas de música acumuladas en nuestros cuerpos no nos permitieron quedarnos hasta el final de su show, pero lo que pudimos ver es lo que suelen entregar: conciertos intensos, sonido gordísimo, macarrismo y volumen para dar y tomar. Supieron arrancar los últimos headbangs del día con su peculiar mezcla entre doom, black y punk. Un gran concierto. Esperemos pillarlos pronto en sala para disfrutar a tope de su show.

Sábado 11 de Agosto

Tras una primera jornada de SonicBlast en la que alternamos muy buenos conciertos con otros que nos dejaron un poco más fríos, encarábamos un segundo día de festival con las expectativas tanto o más altas que el primero. El primer show que vimos fue el del dúo portugués Greengo, que sorprendieron a unos cuantos con un sonido muy duro y directo, cercano al sludge, y con algunos ramalazos punk metálicos que les diferenciaron de buena parte del cartel. Seguimos el día con los sudafricanos Ruff Majik, retro rock 70s, muy fuzzero y guarrete, que ofrecieron un show bastante notable pese al desbarajuste sonoro. Una de las sorpresas del festival fueron los noruegos Purple Hill Witch, encargados de cerrar el escenario “pool” con su propuesta de doom clásico en la línea de Pentagram, Saint Vitus o Witchfinder General. Nos dejaron muy buen sabor de boca en sus 40 minutos de show, justo antes de escaparnos al escenario principal.

Los griegos Naxatras fueron los encargados de abrir los shows en el escenario grande y, aunque muchos no sabíamos muy bien que esperar de su concierto, nos sorprendieron con un concierto muy notable de Stoner instrumental, con mucho buen rollo, groove y dinamismo. Una buena carta de presentación.

Tras ellos, los americanos The Atomic Bitchwax dieron el que, para servidor, fue el mejor concierto de todo el festival. Intachables a nivel de ejecución, intensos, variados, cañeros, enérgicos… unas máquinas de tocar rock and roll. 70 minutos directos a la cabeza, con referencias a casi todas sus épocas como banda así como dos guiños a Pink Floyd (comenzaron con “In the flesh” y se cascaron una genial versión del “One of these days” en la recta final del show), nos dejaron a todos con una sensación inmejorable. Como pasó con Nebula el dia anterior, el callo de tantos años en escena se notó en comparación con otros grupos más jóvenes.

Otra banda que siempre ofrece conciertos muy competentes son los griegos 1000mods. Una vez más, pese a no inventar nada con su sonido o propuesta, la banda demostró su saber estar sobre las tablas. Definitivamente había ganas de verlos entre el respetable, y ellos respondieron haciendo lo que mejor saben: Stoner rock de corte clásico sin muchas invenciones ni miramientos.

No estuvo nada mal. A continuación, los alemanes Kadavar, tras cancelar su aparición en ese mismo escenario un año antes por cuestiones personales, saldaron cuentas con los SonicBlasters ejerciendo de cabeza de cartel del día, y ofreciendo de nuevo un concierto muy competente para presentar su nuevo redondo “Rough times”. Heavy Stoner 70s, alternando riffs muy gruesos con temas más coreables. Han tocado mucho en los últimos años, y se les nota muy engrasados en escena y con un setlist muy equilibrado, con referencias a sus cuatro álbumes de estudio y con todos los temas que el gran público espera escuchar. Ni un solo pero que poner a su show, la verdad.

Otros de los triunfadores del festival fueron los americanos Earthless. Una banda poco vista por la zona, que hicieron de las tablas de SonicBlast un show a medio camino entre el show de rock psicodélico que todos esperaban y una impresionante jam en la que los tres miembros del grupo contaron con su momento de lucimiento. Alternaron momentos de pura hipnosis con otros más espectaculares en un show basado en material de su último redondo “Black Heaven” y con una frenética versión del “Communication breakdown” de Led Zeppelin para cerrar su set. Gran sonido, gran actitud, gran ejecución. Intachables.

Tras ellos, los portugueses The Black Wizards tenían la papeleta de cerrar el festival tras la demostración de Earthless. Por nuestra parte, el cansancio acumulado no nos permitió quedarnos a ver esta última actuación del día, pero por lo que se comentó ofrecieron un muy buen show de heavy stoner y el escenario y horario no se les vino grande.

Y eso es lo que dio de sí para nosotros SonicBlast. Con un gran sabor de boca, buenos conciertos, buen sonido, buena organización, buenos precios y buen entorno, es fácil disfrutar de festivales como éste. Dar la enhorabuena a la organización, ojalá no se masifique demasiado el evento y podamos seguir disfrutando de SonicBlast tanto como hicimos este año


DiabloRock