Por Carlos Salcedo Odklas.
Por algún tipo de extraña sincronicidad estamos viendo un repentino auge de la cultura de Thelema estos últimos meses. La prestigiosa cadena de televisión CBS ha estrenado recientemente una serie titulada Strange Angel, un recomendable biopic que versa sobre la vida y milagros de Jack Parsons, pionero de la ingeniería espacial y reputado Thelemita. Asimismo la editorial madrileña La Felguera, que hace un par de años sacó a la calle una cuidada reedición de El libro de la ley de Aleister Crowley, prosigue con su labor de expansión de las ideas thelemicas, editando hace unos días los diarios mágicos de Leah Hirsig, una de las principales mujeres escarlata de Crowley. Toda una golosina orientada a los completistas de esta curiosa corriente de pensamiento.
Por eso nos ha parecido una buena idea aportar nuestro granito de arena a la causa y llevar el tema a nuestro terreno. Para ello confeccionamos este artículo, que puede servir de breve introducción para aquellos que sientan curiosidad por este culto. Por supuesto somos conscientes de hallarnos ante un tema fascinante y muy complejo, en el que no pretendemos ahondar demasiado, por lo que solo daremos unas breves pinceladas a partir de las cuales el lector pueda seguir investigando por su cuenta si así lo estima.
Sabiendo que muchos de nuestros lectores se encontrarán ante un campo totalmente desconocido comenzaremos por lo básico: ¿qué es Thelema?
Etimológicamente Thelema viene del griego y significa Voluntad, y fue la palabra elegida por el prestigioso ocultista inglés Aleister Crowley para nombrar una nueva religión de creación propia, que aúna toda una serie de pensamientos de carácter místico, filosófico y religioso, así como un complejo ceremonial basado en las artes mágicas y el ocultismo.
El nombre de Crowley seguramente sí os sonará, y es donde podemos hacer la más evidente de nuestras conexiones, utilizando para ello al artista tótem de esta web, el gran Ozzy Osbourne, que dedicó al mago inglés uno de los temas más memorables de su discografía:
Edward Alexander Crowley nació en Inglaterra a finales del siglo 19. Tuvo la suerte de heredar una pequeña fortuna siendo muy joven, por lo que pudo dedicarse a viajar y hacer lo que quería con su tiempo, empleándolo para explorar el mundo y a través de ello su mente. Fue un reputadísimo escalador, consiguiendo conquistar algunas inexpugnables cumbres en los albores del alpinismo. Ya desde ese momento comienzan las historias escabrosas en torno a su persona, con un episodio muy turbio acaecido en una expedición para coronar el Kanchenjunga, la tercera montaña más alta del mundo. Agotados y ante las enormes dificultades que presenta la montaña la expedición decide retirarse, ante la negativa de Crowley, que los maldice y continúa su ascenso en solitario. La maldición surte efecto, provocando una avalancha que sepulta a los que deciden retirarse, ante la indiferencia de Crowley, que hace oídos sordos a los gritos de auxilio y agonía de sus compañeros. La aventura se salda con varios muertos.
Crowley, en sus continuos viajes, estudia y cultiva la magia y el ocultismo, fascinado e influido por figuras como Eliphas Levi (de quien afirma ser una reencarnación) o John Dee. Escribe decenas de libros, ingresa o funda logias como la O.T.O o la A. A. y acumula un saber y experiencia que hacen de él uno de los ocultistas más célebres de todos los tiempos. La de Crowley es una vida fascinante en la que vale la pena ahondar, si te interesa hay abundante material biográfico por las redes y en las librerías. Desde aquí recomendamos la biografía escrita por Martin Booth titulada Su satánica majestad Aleister Crowley.
Para los simpatizantes Thelema es una religión. Las religiones tienen sus pilares en los llamados textos revelados, que es como se conoce a los textos escritos por hombres pero dictados por la divinidad. De esta forma los seguidores del cristianismo se apoyan en La Biblia, un compendio de libros (τὰ βιβλία = los libros), aparentemente legados por el mismo Dios. Thelema, por su parte, también cuenta con un texto sagrado en el que se apoya toda la creencia, este es El libro de la ley, escrito por Crowley, pero dictado por una entidad preternatural llamada Aiwass.
Como hemos dicho Crowley exploró profundamente los caminos de la magia, y aquí no estamos hablando de hacer la ouija con los colegas de risas (algo que nunca debería hacerse), sino de rituales extremadamente complejos, de metodología exacta y velada, encaminados a ponerle en contacto con todo tipo de entidades desencarnadas. Uno de sus rituales más comentados fue el que realizó en la mansión de Boleskine House. En esta casa, situada en el Lago Ness, Crowley se preparó para la realización de la peligrosa invocación del libro de Abramelín, destinada a contactar con los señores de la oscuridad. Crowley falló estrepitosamente, cometiendo la terrible imprudencia de dejar el ritual a medias, desencadenando con ello todo tipo de males para la zona así como para su persona. De hecho hay voces que proclaman que el famoso Monstruo del Lago Ness no es más que una entidad maligna liberada por la imprudencia de Crowley, como si se tratase de una de las abominaciones presentes en los textos de Lovecraft (De hecho Lovecraft también estaba muy familiarizado con el ocultismo, sus textos influenciaron en la Orden Tifoniana y la conexión Crowley/Lovecraft ha sido ampliamente explorada por el escritor Kenneth Grant). El fracaso en la invocación dio lugar a todo tipo de sucesos extraños en la zona y dejaron marcada para siempre a la mansión de Boleskine House. (Una interesante revisión moderna y ficticia de este mito se explora en la película A Dark Song del director Liam Gavin, de interesante visionado). Toda esta carga simbólica atrajo, años después, a Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin y fanático de Crowley, que compró la mansión y se dedicó a realizar sus propios rituales mágicos en su interior, marcando el porvenir de la música, textos y carrera de la famosa banda. La celebre mansión ardió misteriosamente hace unos años.
Otro de sus rituales célebres fue el que realizó junto a su colega Victor Neuburg en Argelia, donde fueron atacados por Choronzón, el Guardián del Abismo, uno de los seres más caóticos y terroríficos al otro lado de la realidad. En esta ocasión el bueno de Crowley y su amigo salvaron el pellejo de puro milagro. Por cierto, la bestia Choronzón da nombre a una de las obras maestras del Black/Death Progresivo, el disco del 2003 de los imprescindibles Akercocke.
Pero sin duda el ritual más relevante fue el que realizó en El Cairo junto a su esposa y mujer escarlata Rose. Tras invocar a Horus estableció contacto con Aiwass, que se manifestó como una voz profunda y solemne que le dicto, en el transcurso de tres días, El Libro de la Ley, donde se anuncia la ley de Thelema y se vaticina la llegada del Eón de Horus. El libro de la ley no es un texto muy largo, poco más de 20 páginas, no obstante goza de una enorme profundidad y, más allá de su supuesto carácter místico, es recomendable aún como un ejercicio de mero disfrute literario. Con este texto Crowley ya tenía la pieza que faltaba para coagular todo su bagaje esotérico y dar forma a algo más grande, a una religión, la religión de Thelema, y de paso servir de inspiración para otro de los álbumes capitales del Black/Death, la obra del año 2000 de los polacos Behemoth.
La ley de Thelema se resume en un par de famosas frases extraídas del libro de la ley y son las que rigen el rumbo de los Thelemitas. Estas frases, muchas veces citadas pero no siempre comprendidas son: «Haz tu voluntad será toda la ley» y «El amor es la ley, el amor bajo la voluntad». Por supuesto, tanto para los neófitos como para los buscadores de polémica, esto ha abierto la puerta a una interpretación totalmente errónea, convirtiéndolo en una especie de mantra anárquico «No hay leyes, puedo hacer lo que me de la gana, ¡alegría! ¡Sodoma y Gomorra!». Por supuesto esta no es la interpretación de la ley de Thelema. Hacer tu voluntad no es hacer lo que te de la gana, sino hacer aquello que estás destinado a hacer. Conocer y explorar el verdadero sentido de tu existencia, el motivo por el que el universo ha hecho que estés aquí, porque estás aquí por algo, para algo. Ahora bien, para que tu verdadera voluntad se revele necesitarás pasar por los escarpados caminos del auto conocimiento, y para ello no hay restricciones al respecto de buscar experiencias, incluyendo el uso de drogas recreativas o magia sexual, así como deshacerse de restricciones auto impuestas por la sociedad o las religiones anteriores (especialmente el cristianismo), y esto es algo que escandalizó (y continúa haciéndolo) a las sociedades bienpensantes. Para romper una lanza en favor de Crowley y Thelema y deshacer malentendidos hay que apuntar que la ley no aboga por el mal en modo alguno, la voluntad individual no debe interferir ni perjudicar a la voluntad de los demás, y debe dirigirse como un medio para conseguir un progreso de la humanidad en su camino hacia la divinidad.
«Cada hombre y cada mujer es una estrella» (El libro de la Ley, I:3).
No es este el lugar para disertar sobre la veracidad del escrito de Crowley ni sobre las implicaciones de la puesta en práctica de su doctrina, pero por lo dicho hasta ahora cualquiera puede adivinar que el tema ha sido una constante fuente de inspiración para todo tipo de artistas.
En los 60 fue adoptado por la cultura del flower power, que vio interesantes muchas de sus ideas vitales y misticismo. Sin ir más lejos la abadía de Thelema, experimento social (fallido) llevado a cabo por Crowley en Sicilia en 1920, fue la precursora de las comunas hippies. En el apartado musical es bien sabido que Crowley forma parte del extraño panteón que figura como portada del Sgt. Pepper Lonely Harts Club Band de Los Beatles que, con la varita mágica de su enorme relevancia, parecieran intentar rescatar una figura sumida en las sombras y aparentemente destinada al olvido. Otras bandas reclaman su influencia en mayor o menor grado, como The Rolling Stones, los ya mencionados Led Zeppelin, The Doors o David Bowie. Con la llegada y auge del heavy metal en los 80 es nombrado por multitud de artistas, como Bruce Dickinson, cantante de Iron Maiden y admirador del mago, que incluso llegó a firmar el guión de la película Chemical Wedding, un film de terror bizarro bastante malo en el que el protagonista es poseído por el espíritu de Crowley.
Las historias de oscuras sectas, depravados actos sexuales, invocaciones demoníacas, así como mensajes egoístas y anticristianos (todo ello relacionado con Crowley) han sido explotados hasta la saciedad por las corrientes del metal extremo, como el Black Metal y el Death Metal. Por lo que la figura misteriosa de Crowley, así como las historias de todo tipo que circulan sobre su figura, han alimentado la mente de infinidad de compositores de estos estilos, que han hecho uso y abuso de toda su imaginería, a veces con conocimiento de causa, y a veces de forma totalmente cliché, rozando la parodia. Una de las torpezas más comunes es relacionar Thelema con ateísmo cuando, de hecho, el panteón de Thelema es amplio, rindiendo culto principalmente a dioses de carácter egipcio. En cualquier caso, buscando palabras clave como Crowley, Thelema o Aiwass encontraréis centenares de referencias en títulos de temas, discos o nombres de bandas. Hacer una lista sería agotador, pero sirve como prueba de la enorme influencia de estas ideas dentro del metal extremo, algo lógico por otra parte teniendo en cuenta las afinidades temáticas y filosóficas en las que se mueven dichas corrientes.
En el ocultismo siempre han tenido un gran peso los símbolos, y no podemos dejar de hacer referencia al símbolo de Thelema que, además, es la manera más sencilla de identificar a los seguidores de esta corriente. Aparece en el libro de Crowley Magia(k). En teoría y práctica, y es una variación del clásico hexagrama unicursal, un antiguo símbolo mágico ocultista que Crowley modificó ligeramente. Si prestas atención verás este símbolo en los lugares más dispares, lo que en principio indica afinidad por Crowley y Thelema. Evidentemente el grado de implicación y conocimiento del tema de quienes puedan lucir este símbolo no nos son accesibles sin conocer a la persona y el símbolo de Thelema, al igual que la mayoría de símbolos, son algo totalmente al alcance de la mano, por lo que pueden ser usados de forma cosmética, por su iconografía pop y contracultural, o de forma meramente decorativa. Te dejamos unos ejemplos cogidos al azar.
La filosofía de Thelema, con su mensaje de búsqueda y superación personal, alejada de convencionalismos y de marcado carácter contracultural, ha sido abrazada por infinidad de artistas, y las historias de y sobre Aleister Crowley, incluso las más disparatadas y exageradas, han servido como inspiración para multitud de obras. Es fácil imaginar por qué, tanto si se ha asimilado profundamente el mensaje como si simplemente se busca inspiración para historias poco comunes.
Ahora que hemos arañado la superficie si te interesa ahondar en el tema tienes un vasto y variado material por delante y todo un mundo por explorar. Esperamos que esta lectura, al menos, haya alimentado un poco tu imaginación. La magia, al fin y al cabo, es eso.
93 93/93.