Y habían pasado tantos años desde que se publicase «Nola» que ya creíamos que Down simplemente había sido una estrella fugaz. Entrábamos en un nuevo milenio y Down ya nos resultaba una casualidad formidable que jamás se repetiría. Un disco de culto, un milagro que mantendríamos vivo escuchándolo una y otra vez si no queríamos que cayese en el olvido, un proyecto que jamás veríamos levantar cabeza ni ver en directo… o quizás no.

Escrito por Nacho García y Rafa Diablorock.


Ya en 1996 todo se desmoronaba. Un año después de la publicación de «Nola» y cada una de las partes de Down se dispersaba en sus bandas titulares. Pepper regresaba con Corrosion of Conformity publicando uno de los mejores discos de su carrera, «Wiseblood», que además se encargarían de presentar por todo el mundo junto a Metallica. Kirk, Todd y Jimmy seguirían juntos en Crowbar publicando «Broken Glass», discazo aplastante en mitad de la época dorada de la banda, y Phil Anselmo lo daba todo en el disco más sofisticado de Pantera, el inconmensurable «The Great Southern Trendkill».

El gran baluarte de Down, la pieza que atraía al resto, siempre fue Phil Anselmo. Si él decidía llamar a los otros chicos allí se presentarían, pero a los hermanos Abbott no les había hecho ninguna gracia el escarceo del vocalista fuera de Pantera. Dimebag y Vinnie no fueron los mayores fans de Down precisamente, había malas vibraciones cuando se les preguntaba por ellos, cierto escozor que no se molestaban en ocultar.

¿Que nuestro nuevo disco está influenciado por Down? Ni mucho menos. De hecho, «Nola» es un disco claramente deudor de nuestro sonido en Pantera, y no al revés. (Vinnie Paul, 1996).

De manera que Phil estuvo siempre condicionado a ser Cowboy from Hell a tiempo completo, un goteo de frustración que al final acabó resintiendo su convivencia en la banda para siempre.

Sin embargo, cuando ya nadie lo esperaba, Down se volvían a reencontrar en 2002. Un reencuentro de amistad en la vieja Nueva Orleans hizo que la banda empezase a inquietarse y sentirse con ganas de hacer música, y esta vez Rex Brown, bajista de Pantera, se unía a la fiesta. En Nueva Orleans se obró el milagro, por segunda vez. Hace unos años visité (Nacho) New Orleans por primera vez y pude comprobar que la realidad supera al mito, se trata de un lugar tan precioso, especial y cargado de magia… Hay que verlo para creerlo, es difícil de explicarlo con palabras,… y quizá con este segundo disco de Down es mucho más fácil de entender.

New Orleans tiene una rica cultura musical, nuestra música sólo refleja una parte de su especial conjunto. Su ambiente es parte de nuestra herencia, con lo que hemos crecido. Comida, música, bebida y fiesta, esa es la vida en New Orleans. Pero cuidado, también tiene un punto oscuro que nos encanta. (Kirk Windstein).

Kirk dice la verdad respecto a casi todo. Yo mismo pude descubrir que la mala fama de la ciudad se había exagerado un poquito. New Orleans es preciosa, luminosa y sus gentes son muy hospitalarias y agradables. De vez en cuando se pueden ver algunos borrachos y mendigos durmiendo la mona y pidiendo limosna, pero no mucho más. A altas horas de la noche NOLA se vuelve oscura y en ciertos sectores de la ciudad se puede apreciar el peligro, pero no quise adentrarme demasiado en la boca del lobo.

A veces es un lugar mierdoso para vivir. La policía jode a todo el mundo y los malditos políticos viven de los recuerdos románticos de la ciudad. La gente busca cualquier excusa para beber como si todos los días fuese navidad. Pecado tras pecado, pero me encanta. (Phil Anselmo)

Con esas premisas, y con cierta prisa intencionada, se gestó uno de los retornos más deliciosos de la historia del rock duro. Una reafirmación de identidad nutrida con una mayor inspiración del blues y el jazz, y todos los sonidos que inundan las calles de Nueva Orleans, por no hablar de una nueva impronta deudora de los Led Zeppelin más íntimos.

Down II, fantasmas en el Mississippi.

Grabamos este disco en 28 días, podríamos haber ido a New York y haberlo grabado con un renombrado productor, vivir en hoteles de primera, tener limusinas en la puerta para llevarnos al estudio y vivir a todo trapo. Pero no, quisimos grabarlo aquí, en New Orleans… a nuestra manera. (Phil Anselmo)

Y así lo hicieron. Tamaña proeza sólo puede llevarla a cabo una banda perfecta con una química fuera de lo normal. Y es que estos cinco colegas son arena de otro costal. Volvieron a saber combinar la esencia de Black Sabbath con el mejor southern rock, consiguiendo (otra vez) dar a luz uno de los mejores discos de su década.

Me hice con este disco (Nacho) en algún momento del año 2002. Por aquel entonces salía mucho de fiesta y este descomunal plástico fue mi aliado perfecto en los días de resaca. Recuerdo ir en autobús a uno de mis primeros trabajos escuchando “Where I’m Going” mientras intentaba imaginar cómo sería el sur de los Estados Unidos, su bourbon, sus mujeres y sus bellos paisajes.

Para mí (Rafa) fue un gran regalo, pero sinceramente no supe apreciarlo en su totalidad hasta que asumí que no era «Nola parte II», lo cual me costó bastante tiempo entender. Estaba claro que el haberse grabado en un granero, en una estación lluviosa y con el aire del cementerio a favor iba a resultar en una nueva versión más “madura” de la firma Down, y eso no era precisamente lo que yo esperaba en ese momento, y cegado por las expectativas no fui capaz de ver que Down habían compuesto uno de los mejores discos que hoy día puedo encontrar en mi colección.

La idea de grabar este segundo álbum surgió en marzo del año 2001 en Sidney, Australia. Pepper lo recordaba de la siguiente manera:

Aunque llevábamos tiempo con la idea en la cabeza, todo comenzó a tomar forma en la gira australiana de Pantera y Corrosion Of Conformity. Hablamos de grabar otro disco y le pedimos a Rex que se uniese.

Una vez en la ciudad de New Orleans los músicos se trasladaron a la propiedad de Phil Anselmo y se pusieron manos a la obra con el productor Warren Riker. Warren consiguió que las canciones de este álbum sonasen asombrosamente nítidas dentro de una sonoridad grave y pantanosa. El productor supo dar forma a las ideas de la banda y consiguió un clásico atemporal, con regusto añejo y, sin lugar a dudas, con la mejor producción que Down ha disfrutado jamás.

La idea de grabar con Warren fue de Pepper. Al final esa decisión resultó esencial porque seguramente esta odisea no hubiese sido posible con un productor convencional. (Kirk Windstein)

Warren no es el típico productor, es un tipo muy sencillo y profesional. Llegó a nuestro cuchitril-granja-estudio con un equipo parecido al que se utilizó para grabar “Houses of the Holy” de Zeppelin y consiguió sacar un sonido maravilloso de todas las jodidas habitaciones del Nosferatu’s Lair. Ese tipo hizo un milagro, hemos grabado el disco clásico de nuestras vidas. Además, creo que es muy importante que la gente sepa como se grabó este álbum, porque seguro que todos esos artistas de pacotilla que van de estrellas tirarían la toalla asustados si les diesen 28 días para grabar un disco de 15 cortes en un humedal de Nueva Orleans. (Pepper Keenan)

Uno de los grandes beneficiados con la mezcla fue Rex, ya que el sonido de bajo de este disco es sencillamente excepcional. Cuando le preguntaron a Anselmo la razón por la que habían prescindido de Todd para ocuparse del bajo, Phil respondió:

¿Todd? No contamos con él porque está con otros asuntos… Al parecer le va bien por su cuenta. De hecho creo que ahora es modelo.

Todd «Sexy» Strange por aquellos años

Cortes Pantanosos.

“Down II” arranca con el riff estilo Sabbath de “Lysergik Funeral Procession” y te transporta de lleno al lado más oscuro y perverso de la ciudad. Un poco después el redoble inicial de “The Man That Follows Hell” y su tormenta de riffs te introduce en la vivencias de un auténtico cabronazo que no se arrepiente de nada.

Esta canción trata de alguien a quien no le importa lo malo que hizo en su vida. El hombre que fue directo al infierno es el que vio y vivió en el lado oscuro de la vida. (Phil Anselmo)

Le sigue “Ghosts Along the Mississippi”, preferida del disco para muchos. Su descomunal riff da paso a una base rítmica espectacular y Phil te habla de forma simbólica de expiar tu culpa y dejar los fantasmas del pasado a lo largo del Mississippi.

Si en «Nola» Phil sorprendía con unos registros impensables para un fan de Pantera de aquella época, en «II, A Bustle in Your Hedgerow» Anselmo volvía a dejarnos helados. Una voz cálida y profunda se manejaba con la maestría y la versatilidad propias de un metal god… o de un Crooner, pudiendo afirmarse que estamos ante el mejor trabajo vocal de Phil Anselmo en toda su carrera, creativa y técnicamente. “Where I’m Going” nos hace viajar mentalmente de manera infinita por los cenagales del viejo sur, siendo en realidad un tema homenaje a la abuela de Anselmo, todo un ganador que se sentía perdedor en “New Orleans Is a Dying Whore”, con la que siempre volvemos a bajar los infiernos de la ciudad junto a su fauna más decadente.

En una ocasión estábamos de juerga y una vieja nos contó historias sobre sus días de gloria. Le preguntamos su nombre y nos dijo que su nombre estaba escrito en los ojos de la gente, había perdido la cabeza… (Pepper Keenan)

Una de las canciones más reveladoras y emotivas del disco es “Dog tired”, una durísima confesión de Phil Anselmo sobre su adicción a las drogas y el alcohol, con un riff en el que el bajo retumba como el ladrido de un mastín fatigoso.

Esta canción habla de vivir en el filo de la navaja, de ser un jodido yonki y un borracho. Llega un momento en el que alguien o algo te debe de dar una patada en el culo para que espabiles. Aún así lo odias, pero es tu única opción, porque si no te acabarás convirtiendo en un perro tirado colega. (Phil Anselmo)

Phil consumía drogas y alcohol de manera descontrolada en ese momento, una batalla complicada de superar, tal y como nos confesó a Diablorock hace unos meses:

Cualquier tipo de adicción, droga o alcohol, es el desafío más grande que puedas imaginar, y si pretendes dar a alguien un aviso, o consejo al respecto, o ánimos… al final depende de ellos. Cuando el tema se trata de drogas es… uffff… tío es muy jodido, es una pelea durísima, y al final se trata de una lucha individual, por lo que toda ayuda será buena, pero la pelea es cosa de quien está ahí dentro.

Una vez publicado “Down II” la banda se lanzó a la carretera para defender el álbum por las principales ciudades de los Estados Unidos, esta vez parecía que iban mucho más en serio, pese a que la banda volvió a dispersarse.

Down volverían a reunirse en el año 2006 para llevar a cabo una gira europea que quedó documentada en el dvd “Diary Of A Mad Band”. Dicho tour fue algo realmente inesperado, los miembros de Down volvieron a encontrarse y decidieron que había llegado la hora de llevar a cabo una gira europea.

Fue así, Pepper volvió de allí después de tocar con Corrosion Of Conformity y nos dijo: Tíos, vámonos a Europa. Ha sido algo para lo que no hemos contado con nadie, no tenemos por qué hacerlo. Nosotros somos así, hacemos lo que nos parece, no dependemos de nadie. (Jimmy Bower)

De manera intermitente la actividad de Down tendría continuidad, pero de eso nos ocuparemos en la siguiente entrega.



DiabloRock


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