Tras el periodo de vacaciones veraniego nuestro bazar bizarro vuelve a abrir sus puertas para que puedas darte una vuelta, inspeccionar el género y, con suerte, llevarte algo a casa que te ayude a sobrellevar el tan temido síndrome post vacacional con una necesaria dosis de locura musical. En nuestra misión de acercar a nuestros lectores «bandas extrañas» que quizás desconocían, hemos preparado nuestro típico menú lisérgico de cuatro platos: de primero punk rock psicodélico de la mano de los legendarios Butthole Surfers. De segundo los prolíficos King Gizzard & The Lizard Wizard. De postre los imprescindibles Voivod con su metal cósmico. Y para finalizar un café y un puro bien negros de la mano de Xasthur. Si no se te atraganta la cena esperamos que vuelvas por aquí a por más. Y por si te lo perdiste te recordamos que puedes seguir buscando emociones nuevas en las anteriores entregas, disponibles en este enlace.
Por Carlos Salcedo.
BUTTHOLE SURFERS
Con Butthole Surfers nos encontramos ante uno de los casos más claros de lo que es una auténtica banda de culto. Aunque nunca han sido muy conocidos entre el público general son toda una eminencia en el subsuelo, siendo mencionados y admirados por grandes e influyentes personalidades del mundo musical, así como poseedores de una discografía que se suele reivindicar como altamente influenciable en la gestación de algunas de las corrientes musicales posteriores más exitosas entre el gran público.
La historia comienza con la asociación de dos personalidades, Gibby Haynes y Paul Leary, dos tipos residentes en San Antonio, Texas, que al colisionar entre ellos se dieron cuenta que compartían una misma visión del arte y un trastorno mental similar. Influidos tanto por el punk rock como por bandas psicodélicas experimentales como Captain Beefheart (de quienes hablamos en la primera entrega de esta serie), comenzaron a ofrecer actuaciones por su zona, haciéndose un nombre dentro de la escena underground tanto por su original propuesta musical como por el carácter alocado de la banda, bastante aficionada a las drogas psicodélicas, el humor negro y el desparrame en general.
Debutaron en 1983 con un EP titulado Butthole Surfers, tras el cual fueron encadenando actuaciones memorables, discos extraños producto de una experimentación cada vez mayor, así como todo tipo de rumores y habladurías sobre una panda de locos que provocaban el caos a su paso. Algunas de las historias que circulan sobre ellos son desternillantes, como su periodo como acosadores de la banda R.E.M. o su curiosa táctica de combatir el hambre a base de LSD. Los cimientos de su base musical, como ya hemos comentado, se sitúa entre el punk y el rock psicodélico pero, como buena banda sin limitaciones que es, en sus discos podemos encontrar pinceladas de todo tipo de música: pop, country, electrónica, noise, rockabilly… así como todo tipo de experimentos sonoros perpetrados en el estudio de grabación bajo la influencia de extrañas sustancias.
El reconocimiento pareció esquivarlos constantemente durante su carrera, hasta el año 1996 cuando, tras ser señalados por algunas de las grandes personalidades del sonido grunge como uno de los padres del género, lograron su primer éxito, colocando el disco Electriclarryland en el número 1 de las listas. Y ese momento, en el que por fin alcanzaban el ansiado éxito, fue el que eligieron para dejarlo, siendo así consecuentes con su modus operandi consistente en hacer todas las cosas al revés. Por supuesto más tarde volvieron al circuito musical porque necesitaban pasta para drogas.
KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD
Tras este peculiar y rocambolesco nombre se encuentra una de las formaciones más prometedoras dentro del panorama psicodélico actual. Esta banda australiana, formada en 2010, se caracteriza por ser tremendamente prolífica y, a pesar de llevar tan solo 8 años en activo, cuenta ya con nada menos que 13 discos publicados, todos ellos de una inusitada calidad. Tan solo el año pasado sacaron al mercado la friolera de 5 discos de estudio. La cosa empezó, como viene siendo habitual, con unos amigos que se reúnen para pasar un buen rato haciendo música juntos, sin imposiciones ni premeditaciones.
La química entre ellos resultó explosiva y la bola comenzó a rodar hasta llegar, a día de hoy, a hacer de ellos una de las golosinas por las que se pelean los festivales más chick del mundo, así como a brindarles por el camino una buena base de fieles, proclamando algunos de ellos que nos encontramos ante los sucesores ni más ni menos que de Radiohead en el campo de la experimentación y el riesgo. Está fuera de toda duda que King Gizzard & The Lizard Wizard son un grupo de músicos con una inventiva tremenda, que están creando un lienzo sonoro original y arriesgado, sin buscar la comercialidad en modo alguno, y en el que puede entrar de todo. La banda intenta ofrecer cosas originales en cada lanzamiento, algo muy de agradecer teniendo en cuenta la velocidad con la que los sacan.
Así, por ejemplo, en 12 Bar Bruise (2012) encontramos una buena muestra de rock garagero con toques grunge y punk, en Eyes Like the Sky (2013) nos sumergimos en música del lejano oeste o en Polygondwanaland (2017) podemos flotar a base de pura psicodelia progresiva. Entenderás al leer esto que escuchar a los Gizzard es una experiencia, cuanto menos, entretenida y diferente. Échales una oreja si no nos crees.
VOIVOD
Los putos Voivod. Una de esas grandes bandas de culto que no te explicas como no han llegado más alto en popularidad teniendo auténticos discazos y habiendo sido tan influyentes e innovadores en bandas y géneros posteriores. Un envidiable estado de forma y ambición compositiva que se mantiene hasta la actualidad, con un nuevo disco en el mercado, publicado hace tan solo unos días y titulado The Wake (2018), que ya aparece en las apuestas de la crítica especializada como firme candidato a disco del año. Pero empecemos por el principio.
Voivod se formaron en Quebecq, Canadá, en 1982. Dos años después lanzaron su primer trabajo War and Pain (1984). En este trabajo se aprecian unas influencias bastante evidentes de hardcore punk y NWOBHM, recordando en algunos momentos a bandas como Venom, Motorhead o Discharge. Este crudo y prometedor debut llegó en el mejor momento, con la creación y auge del sonido thrash metal, donde fueron inmediatamente colocados junto a bandas como Metallica, Slayer o sus fenomenales compatriotas Annihilator. Incluso a día de hoy mucha gente los cataloga como una banda de thrash metal, pero está claro que Voivod son mucho más que eso, y ya desde su segundo álbum Rrroooaaarrr (1986) se fueron desmarcando del resto de bandas de su género, añadiendo a su sonido toques más progresivos y originales, en gran parte debido al buen hacer de su guitarrista Piggy, un músico lleno de recursos que en ningún momento parecía querer imitar las probadas formulas del thrash imperante.
El punto más álgido en cuanto a popularidad lo lograron a finales de la década con el álbum Nothingface (1989), el único de su carrera que consiguió entrar en las listas de éxitos. A partir de aquí viven diversos cambios en su formación, con una temporada funcionando como trío e incluso otra breve etapa en la que contaron en sus filas con el célebre Jason Newsted, como parte de su deriva artística post-Metallica. A pesar de los bailes en la formación continuaron sacando discos de forma constante, algunos verdaderas joyas, como Angel Rat (1991), The Outer Limits (1993) Voivod (2003) o Target Earth (2013), este último ya sin la aportación de Piggy en las guitarras, tras su trágico fallecimiento en 2005.
Los elementos más reconocibles de su sonido son la rabia del thrash, la crudeza del punk y la innovación del progresivo, todo ello mezclado con un distintivo toque personal desplegado en la peculiar voz de Snake y el talento de Piggy. También suelen ser constantes sus temáticas líricas, que ahondan en la ciencia ficción y los mundos post apocalípticos y que vienen como anillo al dedo en algunos de los extraños y espaciales pasajes de sus composiciones. Como apuntamos al principio, y a pesar de su indiscutible calidad musical, Voivod son una banda relativamente desconocida, y a día de hoy siguen pateándose salas de pequeño aforo y tocando en festivales por la tarde. Esperamos que su estupendo último trabajo, uno de los mejores de toda su discografía, y la celebración de nada menos que 35 años de carrera, ayuden a aupar un poco a la banda hacia niveles de popularidad más altos, algo que sin duda merecen.
Voivod, una de las grandes bandas de nuestra época, nunca lo suficientemente reivindicados.
XASTHUR
El género del black metal es sin duda un mundo fascinante, y es uno de los géneros que han vivido una mejor y mayor evolución y ramificación a través de los años. Ello se debe, en gran parte, al especial carácter de sus artistas, que suelen tener como bandera el huir de forma sistemática de la comercialidad y lo establecido. Y si hay algo verdaderamente establecido en el mundo del metal es el concepto de banda: un grupo de colegas que se reúnen con sus instrumentos, despliegan sus influencias y tratan, en un esfuerzo común, de lograr una propuesta atractiva que luego pueda ser mostrada al mundo para, con un poco de suerte, alcanzar cierto éxito y reconocimiento mediático. Pero, ¿qué pasa si disolvemos todo esto hacia algo artísticamente más puro? A la simple agonía del artista.
En 2012 el canal Noisey produjo un documental titulado One Man Metal, un interesante trabajo, de visionado bastante recomendable (no tendrás problemas para encontrarlo subtitulado en Youtube), que mostraba al mundo otra forma de hacer música. Presentando a tres «bandas» que en realidad eran tres individuos bastante torturados, que creaban su oscuro black metal en completo aislamiento y soledad. Estas «bandas» eran: Striborg, Xasthur y Leviathan.
Aunque cualquiera de ellas podría formar parte de este artículo hemos elegido a Xasthur, porque la figura de Scott Conner parece poseer un aura ligeramente más desolada que la de sus compañeros. Aunque evidentemente te recomendamos a los tres así como el visionado del mencionado documental.
El proyecto Xasthur comenzó a finales de 1995 en California. Aunque inicialmente Scott contó con el apoyo de otros músicos, pronto se dio cuenta de que su visión sería más pura si estaba realizada en completa soledad, pasando a hacerse cargo él mismo de todos los instrumentos y arreglos. Xasthur explora, de esta forma, la psique torturada de Scott, un tipo bastante tocado, de aspecto frágil y carácter tremendamente misántropo, que a través de la música hurga en sus sentimientos de desesperación y aislamiento, para dar lugar a un black metal profundo y depresivo como pocos, de música espesa y letras que dan vueltas a ideas sobre suicidio, muerte y desesperación. La alegría de cualquier fiesta.
Próximamente quedáis invitados a una nueva entrega del bazar bizarro de DiabloRock, con otras cuatro suculentas rarezas.
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