Bourbon – Fuente Vieja (2018).
Sello: Spinda Records.
Producción: Curro Ureba.

Crítica por Carlos Salvador.


Tercer trabajo de los de Sanlúcar de Barrameda y de nuevo otra diana. Después de tres años de conciertos, el trío formado por los hermanos Raúl y Álvaro Guerrero en la guitarra y batería y Juanma Gonzálvez en el bajo presenta su disco más ambicioso. Si su debut Fango se enfocaba hacia el rock más directo y su continuación, el imprescindible Devastación, abría las puertas hacia su propia tierra, Fuente Vieja no hace más que profundizar en ello, ampliando la paleta incorporando psicodelia, progresivo primigenio y mirando al rock de finales de los 60.

De nuevo con la colaboración de Curro Ureba en la estupenda producción y con Antonio Ramírez en el arte gráfico (todo un referente en el rock andaluz de los últimos años), no hay un momento de desperdicio a lo largo del disco.

Si veis la luz, corred es el inmejorable inicio, la perfecta carta de presentación. Más psicodélicos, más andaluces. De UFO a Soundgarden, de Phil Lynott a Raging Slab, de The Doors a Triana. Juntar esas influencias con la naturalidad y seguridad con que lo hacen es el gran triunfo del grupo, y lo consiguen con creces en El sendero y A punto de arder.

Las raíces de su tierra y la influencia del rock progresivo andaluz alcanzan su cumbre en el dúo ganador de temas centrales formados por la canción titular y La triste realidad, la primera con un órgano y una atmósfera que alegrarían a Ray Manzarek.

Y Hacia el sol emociona con su melancolía y tristeza, con un Raúl Guerrero enorme como instrumentista y compositor, con esos solos de guitarra tan melódicos y efectivos que sabe perfectamente cuándo han de aparecer.

Cuarenta minutos y siete temas que pasan en un suspiro. Riffs hard, desarrollos prog, tensión y melodías que se clavan al instante para uno de los discos del año, y una carrera que se asienta como una de las más especiales de esta década.