Desde esta “última aldea que resiste” podemos aportar pequeños grandes ejemplos de que los vínculos con nuestras camisetas son mucho más que un trozo de trapo de H&M que nos ponemos para hacer likes en Instagram o ir al concierto de turno. Los redactores de Diablorock seguimos compartiendo imágenes y textos de esas camisetas que para nosotros son especiales, que tienen una historia detrás y quizá, aunque sea algo muy personal, os puedan parecer de interés.
Por Carlos Kashmir.
Sinceramente, no es que haya en concreto una gran historia detrás de esta camiseta, ni que tenga tampoco ninguna necesidad de enmarcarla. La conseguí al hacerme socio del club de fans de Tom Petty & The Heartbreakers, y así poder acceder a la preventa de su concierto en el Grand Rex de París en el verano del 2012.
Huelga decir lo especial que fue ese concierto, o lo que ha significado para mí o lo sigue haciendo Tom Petty, del que casi no hay día que no me acuerde de él y no lo eche de menos. La camiseta desde entonces me ha acompañado multitud de ocasiones, porque principalmente creo que me queda fetén, el color blanco (evitando así el tan manido negro, cosa que intento desde hace años), ese diseño desgastado con los motivos yankees y el precioso logo de la banda, las originales costuras que tiene; vamos, ¡que me sienta como un guante! Pero no todo va a ser superficial.
Obviamente le tengo mucho afecto, con ella me siento mejor, proclamo a los cuatro vientos mi amor por Petty y su banda, y con ella pude, días después del concierto, rendir tributo a mi héroe en su querida y soleada California, y pleitesía en su estrella del Paseo de la Fama en Los Angeles. Parafraseando su tema “Here Comes My Girl”:
Here comes my tshirt
Here comes my tshirt
Yeah, and it looks so right
It is all I need tonight