Robb Flynn ve como la formación de Machine Head se hace añicos estos días. Se ha escrito y se seguirá escribiendo mucho sobre Mr. Flynn. Durante años se le ha tachado de ser un personaje hostil y dictatorial que gobierna la banda de Oakland con puño de hierro, llevándose por delante a quienes no están a la altura de sus planes e intereses. Quizás sea esa la razón por la que la mayoría de los músicos que han militado en la banda se han terminado marchando asqueados, como Phil Demmel y el batería Dave McClain, a punto de recoger sus bártulos y salir pitando en cuanto concluya la gira en unas semanas. Aunque, esperad un momento… Se abren las puertas de 2019 con una esperada festividad en la banda: el 25 aniversario de su apabullante debut, Burn My Eyes (1994). Muchos han levantado las orejas pensando en que Flynn podría hacer algo especial con esa vieja y primera formación… ahora que se marchita la última. Está muy claro que sin el empuje, los traumas, las vivencias, el carisma y el gran estilo de Robb Flynn jamás se hubiesen gestado dos de nuestros discos preferidos de la banda; el citado debut de 1994 y su inevitablemente emparejado The More Things Change de 1997, dos obras a reivindicar que hoy queremos recordar.
Texto por Nacho García.
Machine Head, guerreros urbanos de Oakland.
El vocalista y guitarrista Robb Flynn se sentía insatisfecho musicalmente en sus primeras bandas, Forbidden y Vio-lence, lo cual provocó el inicio de un proyecto paralelo llamado Machine Head el 12 de octubre de 1991 en Oakland. Tras años de componer canciones en un almacén y grabar una demo, el gurú de Roadrunner Records Monte Conner (ahora en Nuclear Blast) los escuchó y les ofreció un contrato discográfico. La banda entró a los estudios Fantasy en Berkeley, California, para grabar su álbum debut: Burn My Eyes, una la perfecta bomba de relojería que convulsionó el mundo del metal de los 90. El primer batería de la banda, Tony Constanza, dejó la banda justo antes de la grabación del disco, siendo reemplazado por Chris Kontos, que junto a Logan Mader y Adam Duce completaban el cuarteto que apareció finalmente en los créditos del disco. La mayoría de las canciones fueron escritas por Flynn con arreglos de Duce y los solos acreditados de Mader. Producido por Colin Richardson, el álbum fue lanzado el 9 de agosto de 1994.
Descubrí este trabajo unos meses después de escuchar por primera vez el álbum “The More Things Change” y aluciné diez veces más que con su segundo plástico. “Davidian” y “Old” me siguen pareciendo dos temazos alucinantes, podría tratarse de los hit singles definitivos del mundo del metal. “Davidian” fue un clásico instantáneo, un temazo que les catapultó al estrellato en Europa casi de manera inmediata. Pero según declaró Robb Flynn aquel tema tardó mucho tiempo en gestarse y quedar como todos los fans lo conocemos hoy en día.
Si llegases a escuchar la primera versión de Davidian…¡¡es horrorosa!! Jamás creí que saldría un buen tema de aquella especie de aborto de canción que parimos en el local de ensayo. Pero después la fuimos puliendo y al final quedó un tema estupendo. Aunque siempre que la toco no puedo evitar acordarme de aquella primera versión.
Burn My Eyes no es sólo “Davidian”, en mi opinión está plagado de temas perfectos, todos ellos son precisas bombas de relojería. Tienes “The Rage To Overcome”, “A Nation On Fire” o “Blood For Blood”. ¡Por Dios que pedazo de tema!, este último es una avalancha sónica que me levanta la moral al instante. La razón del éxito de Burn My Eyes se encuentra también en la magistral producción de Colin Richardson y en esos descomunales riffs y toques groove ideales para sacudir melenas. Sin menospreciar sus maravillosas letras sobre corrupción religiosa y política, con esas melodías opresivas con estribillos reconocibles y tarareables. Esta combinación dio forma a un disco brutal pero accesible que fue la llave maestra de la banda para llegar al gran público.
Su creciente popularidad les llevó a ser elegidos por Slayer para telonear en 1995 la gira Divine Intervention. Se dice que fueron elegidos por encima de bandas del calibre de Napalm Death y Obituary. Ellos lo agradecieron borrando a sus padrinos del escenario en muchas ocasiones, los muy gallitos incluso incluyeron en su repertorio una versión del “South of Heaven” de Slayer.
Salimos con la intención de destruir a Slayer encima del escenario cada una de las putas noches que tocamos junto a ellos, y Slayer intentaron patearnos el culo sobre el escenario siempre que tuvieron ocasión. Eso hizo que los shows fuesen matadores, era como presenciar una buena pelea de dos boxeadores súper pesados.
El concierto final de su gira con Slayer tuvo lugar el 12 de marzo en Mesa (Arizona), aquel concierto fue grabado para el vídeo en directo de la banda de Kerry King y compañia, “Live Intrusión”. La canción con la que estos angelitos cerraron el show fue una brutal versión del “Witching Hour” de Venom, interpretada por Tom Araya, Robb Flynn, Chris Kontos y Kerry King.
La gira junto a Slayer les consagró de manera definitiva en el viejo continente y les proporcionó el privilegio de poder liderar su propia gira europea como cabezas de cartel poco más adelante. El enorme éxito de esa gira les llevó a tocar delante de 135.000 personas en el Dynamo Festival de 1995, y poco después Burn My Eyes consiguió ser disco de platino en Inglaterra. Todos tuvimos la ocasión de ver el vídeo de aquel concierto unos cuantos años después, y es alucinante el estado de la banda en esos momentos.
Burn My Eyes también fue el disco de debut más vendido por RoadRunner en aquella época, pero como viene siendo tradición en el seno del grupo los problemas no tardaron en aparecer. El éxito masivo y las largas giras estaban haciendo mella en todos los componentes de la banda y fue el batería Chris Kontos quien se llevó la peor parte. Las cosas comenzaron a ir muy mal y al final tuvo que ser expulsado del grupo. Así se lo contó Robb Flynn a la revista Kerrang en 1996:
El problema fundamental es que Chris no se dio cuenta de que Machine Head había logrado un status bastante alto en el negocio en muy poco tiempo, que “Burn My Eyes” estaba funcionando de maravilla y esto nos obligaba a girar a tope y rendir en el escenario al cien por cien. Él lo llevaba muy mal, después de la gira americana del 95 llegó el momento de embarcarnos en la europea y Chris comenzó a quejarse a menudo y a decirnos que estaba muy cansado. Le dijimos, vale descansa y luego haremos la gira. Cuando por fin nos pusimos a ello todo fue de puta madre, pero cuando llevábamos unos veinte conciertos acojonantes y llegó el momento de embarcarnos en la gira inglesa, el muy cabrón nos dijo que no podía hacerla, que estaba enfermo. Cancelamos la gira inglesa y perdimos tanto tiempo que no pudimos embarcarnos en la australiana. Ante la imposibilidad de girar la compañía comenzó a presionarnos para grabar un nuevo álbum, cuando comenzamos a grabar el cabrón solo venía a una de cada cinco sesiones. Había un mal rollo con él acojonante. En medio de toda aquella mierda nos invitaron a tocar en Donington 1995 y el muy hijo de puta dijo que no podía venir. Le dije: “Si no actúas con nosotros en ese concierto no nos sirves, vete a tomar por el culo, estas fuera de la banda. Y se marchó.
Chris Kontos fue sustituido de inmediato por el hasta entonces batería de Sacred Reich, Dave McClain, permaneciendo fiel a Flynn hasta 2018. Este gran percusionista entró en la banda tras recomendación expresa de Igor Cavalera, batería de Sepultura, quien apuntó a Flynn que el enorme talento y personal estilo de McClain encajaría como un guante en la banda. Y así ocurrió.
Chris Kontos tuvo la oportunidad de defenderse de las acusaciones de Robb Flynn en el libro de Joel McIver “Inside The Machine Head”.
Estuve de gira con Machine Head 22 meses, durante ese periodo apenas tuve tiempo libre y estuve enfermo durante los últimos seis meses: tenía piedras en el riñón y una infección viral en mis glándulas salivales. No producían saliva sino pus. Sufría ataques muy dolorosos, y tanto mi familia como yo estábamos muy preocupados. Aguanté como pude los conciertos de España, Irlanda y Escocia, pero no estaba funcionado, aparte también estaba bebiendo muchísimo y fumando mucha marihuana. Tampoco estaba comiendo bien porque la comida en aquella gira era una puta mierda. Robb sufría una leve neumonía, una hernia discal en la espalda y había contraído conjuntivitis. El nunca debería haber continuado con aquella gira, pero Rob no es un tipo al que puedas convencer de lo contrario a lo que tiene en la cabeza, así que allí estaba.
Leyendo estas declaraciones no me cabe duda de que la voluntad de acero, el tesón y las pelotas de Robb Flynn son cualidades que han hecho de la marca Machine Head lo que es hoy en día. En agosto de este año se cumplieron 24 años de la publicación de Burn My Eyes y en mi opinión el álbum no solo no envejece, sino que está más de actualidad que nunca. Sus letras siguen hablando de los temas que nos preocupan a diario: políticos corruptos, religiosos pedófilos endiosados, conflictos bélicos, drogas, depresión y desesperación humana. En definitiva es un álbum perfecto para los locos y jodidos tiempos que corren.
“The More Things Change”, quemaduras sangrantes.
El colofón final de sus “early days”. Perfecta continuación de su apabullante debut, la reválida de una banda que confirmaba que había nacido para tumbarnos a martillazos. Un martillo de 10 toneladas (Ten Ton Hammer), primer tema que presentaron como adelanto y que nos trituró absolutamente.
«Recuerdo que su primer avance radiofónico sonó el mismo día que se desveló la noticia de la separación de Sepultura. Pese a la presión de su fantástico debut, los Machine Head de su segundo disco sonaban como los fans de la banda esperaban, ¡o mejor! El sonido de Colin Richardson nos golpeaba como un martillo de plomo, un vendaval sonoro perfecto para una nueva horda de fanáticos del groove metal 90’s, que vimos el cielo abierto con «The Frontlines», «Take My Scars» o la citada «Ten Ton Hammer». Un disco que mostraba a unos Machine Head mucho más extremos: más pesados en las partes lentas, mas rabiosos en las partes rápidas; e incluso más melódicos y oscuros. Un trabajo irrepetible de un feeling tremendo… y con posiblemente el mejor sonido de toda la discografía de la banda». Rafa Diablorock.
Yo me introduje en Machine Head precisamente a través de The More Things Change, en 1997. Un amigo de aquella época me pasó una cinta grabada que contenía este trabajo y tardé mucho mucho tiempo en devolvérsela. Me había iniciado en las tendencias más duras de la música guitarrera con Metallica y Pantera, pero llegaron Machine Fucking Head y me volaron la puta cabeza. ¡Menudos trallazos!, recuerdo que la primera vez que escuché “Take My Scars” me volví literalmente loco y no paré de hacer headbanging y dar saltos por la habitación durante media hora. La puse una y otra vez hasta que terminé por caer agotado encima del sofá. Unas semanas después vi el vídeo musical que acompaña a esta canción y ya no hubo vuelta atrás, me enamoré de la banda de por vida.
En esa misma época vi unas fotos del grupo en la revista Metal Hammer y me quedé estupefacto. La imagen de sus componentes era acojonante, la cara de pocos amigos de Robb Flynn con su aro nasal, sus pañuelos de pandillero y sus camisetas de béisbol era absolutamente magnética, todo el conjunto hacía que no fueses capaz de quitarles los ojos de encima. El otro componente de la banda que a primera vista más me llamó la atención fue Logan Mader, la maestría tocando la guitarra de aquel cabronazo completamente tatuado me pareció apabullante. Aquellos chicos de Oakland hicieron que alucinase, no había visto nada tan molón en mi vida.
Todos los temas de The More Things Change me parecen cojonudos, pero el siguiente en hacerme botar de verdad fue “Struck a Nerve”, pura dinamita dirigida a la asociaciones pro- vida norteamericanas. Y según declaraciones de su frontman Robb Flynn a la revista Metal Hammer en mayo de 1997, un tema muy personal para el líder de la banda.
Yo creo en la libre elección, “Struck a Nerve” es anti pro-life. Esta canción es mi respuesta a todos esos gilipollas que disparan a los médicos. No creo en la religión organizada, ni en que el gobierno deba de tener derecho a decidir si una mujer puede o no tener un niño. Si ella no lo quiere tiene todo el derecho a hacer lo que le de la gana, ya tenemos suficiente gente jodida en este mundo, no hay necesidad de traer a nadie más.
Las declaraciones de aquel personaje colérico en guerra constante contra el mundo me hicieron sentirme súper identificado. Desde ese momento lo tuve claro, Machine Head eran mi nueva banda favorita. El siguiente tema que me atrapó fue “The Frontlines”, la fuerte marejada de su descomunal inicio desemboca en unos guitarrazos que te invitan a romperle la cara a todos tus enemigos.
“Bay Of Pigs” me puso a mil, se trata de un tema que por su velocidad, ritmo y temática te puede hacer pasar del buen rollo al enfado más agresivo. La letra de esta canción nos habla de otro tema peliagudo, Robb Flynn descargaba toda su ira contra la policía de Los Ángeles y San Francisco.
Bay of Pigs trata sobre la policía de Bay Area, me arrestaron cuatro veces mientras estábamos grabando el álbum y esta es mi forma de contrarrestar a esos cerdos que joden a la gente sin razón alguna. La policía me ha golpeado en más de una ocasión, me han pegado por beber cerveza en la acera, había docenas de personas bebiendo y me eligieron a mí porque era el único con pelo largo.
Mi tema preferido y uno de los más significativos del disco es “Violate”, la canción trata sobre los supuestos abusos sexuales que Robb sufrió de niño.
Violate fue un tema muy duro de escribir. Es difícil de explicar, cuando la escribí trataba de hablar de algunos sentimientos muy duros…a día de hoy todavía me es muy difícil hablar sobre ello.
La grabación de este disco fue uno de los periodos mas duros, oscuros y difíciles para la banda. Después de triunfar a lo grande en Europa y parte de los Estados Unidos tuvieron que expulsar a batería original Chris Kontos y los problemas se cebaron con ellos durante el proceso de mezclas. Las drogas y el alcohol hicieron el resto.
No fue nada fácil mezclar el álbum por tercera vez, estaba a punto de perder la puta cabeza. Llegó un momento que estaba tan desesperado que considere muy seriamente tirar la toalla.
Se dice que después de aquella crisis nada volvió a ser lo mismo entre el guitarrista solista Logan Mader y Robb Flynn. Por lo visto fue ahí donde comenzó a fraguarse la ruptura entre los dos miembros más carismáticos de la banda y lo que llevó a Logan a dejar el grupo en 1998.
Luego llegaron unas cuantas cagadas que es mejor olvidar… y esa es otra historia. Lo que debería quedar para la posteridad es que aquellos chicos grabaron dos álbumes magistrales con una fuerza descomunal, unas guitarras súper crujientes que marcaron la diferencia influenciando a casi todas las bandas de metal que aparecieron posteriormente. Robb Flynn seguirá siendo tachado de muchas cosas, pero quizá ese perfil retorcido sea la fortaleza oculta de una banda que se hizo con un lugar destacado en la historia del metal pesado. Una banda que seguro todavía tiene mucho por decir.
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