Judas Priest – Killing Machine.
CBS Records  – publicado el 9 de octubre de 1978.

Texto por Udo Urrutia.


Cuadragésimo aniversario del segundo y último disco en la historia de Judas Priest con el percusionista norirlandés Les Binks, un magnífico músico que por desgracia fue sustituido por Dave ‘paquete’ Holland. “Killing Machine” salió en USA un año más tarde y con el título del disco mutado a “Hell Bent for Leather”, ni idea de por qué hicieron semejante bobada, pero en la versión para América añadieron un temazo que no aparecía en la original europea: la versión de Fleetwood Mac “The Green Manalishi (With the Two-Prong Crown)”.

El disco es una maravilla, es uno de esos que sentaron las bases del heavy metal, en mi opinión, el que cerró el círculo aportando composiciones más sencillas pero con la misma calidad de siempre. Es el disco que trajo el cuero y las tachuelas a la parafernalia del heavy metal. En esta yerra de lo que es el heavy metal habría que hacer mención específica a “Hell Bent for Leather”, canción hiper veloz con un riff que escupe metal por todas las notas, y que Judas Priest llevan tocando cada noche desde que se publicó. Es la canción con la que Halford sale al escenario con la Harley Davison y que marca el inicio de la traca final en cada concierto. Fue compuesto por Glenn Tipton y es la primera vez que utiliza la técnica del ‘tapping’ heredada de Eddie Van Halen.

“Burnin’ Up” es una joya oculta con mucha riqueza en matices de sonidos. En ella es posible reconocer una gran influencia en bandas tan dispares como Skid Row y Primal Fear por ejemplo. No se como no la lanzaron como single. En cambio sí lo hicieron con la que para mi es la menos acertada del disco, “Take On the World” un tema algo simplón y un intento de crear un ‘hit’ coreable en los conciertos, como hacían Queen.

“Rock Forever”, como el título, deja entrever es un canto al rock, contiene un doble punteo de Downing y Tipton y un acelerón final que ayuda a mantener el nivel. Es una de esas en las que Halford le muestra al mundo como se canta heavy metal.

“Delivering the Goods” tiene un gran riff de guitarra y mezcla varios ambientes, el puente es muy rockero -casi Elvis- pero el estribillo se torna más heavy que cagar tachuelas. “Evening Star” es un precioso medio tiempo que nos cuenta en plan positivo como sobreponernos a los agobios de la vida.

“Killing Machine” tiene estructura muy similar a algunas canciones de “Sin After Sin”, aunque suena más fiera. No muy lejos le anda “Evil Fantasies”, aunque con un sonido de guitarras más hard rock y la voz de Halford se torna nasal. “Running Wild” es el prototipo de lo que es un riff de heavy metal por antonomasia. En escalas y tempo es una de las más visibles influencias que la banda de West Bromwich ha legado a generaciones de fans, hasta Iron Maiden han chupado de aquí. “Before the Dawn” es la balada del disco, básicamente acústica aunque tiene un hermoso solo de guitarra eléctrico. Os juro que no importa las veces que la escuche, me sigue emocionando hasta la lágrima ¡Como canta Rob Halford!

La producción fue obra de la propia banda y James Guthrie, mundialmente conocido por su trabajo con Pink Floyd. Es correcta, explora algunos efectos que siempre le ha gustado meter a Judas Priest y que terminaron por jugarles una mala pasada con Turbo años más tarde.



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