Metallica & Lou Reed – Lulu.
Publicado el 31 de octubre de 2011.
Grabación de abril a junio de 2011 en los estudios HQ en San Rafael, California.
Sello: Vertigo, Warner Bros.
Producción: Greg Fidelman, Hal Willner, Metallica y Lou Reed.

Texto por Carlos Salvador.


Una de las frases promocionales más célebres de Elvis decía algo así como “cincuenta millones de fans no pueden estar equivocados”…y yo no sé cuántas copias vendió Lulu, pero dudo que se le pudiera aplicar esa frase. Básicamente porque no recuerdo tanta inquina, odio, burla y desprecio hacia un disco como el que parieron Lou Reed y Metallica en su día. Un disco que nació sentenciado desde el momento de su anuncio, incluso antes de que se hiciera pública una sola nota, por varios motivos.

Primero por la extrañeza de la colaboración. Ni Metallica se habían declarado seguidores de Reed o la Velvet Underground en el pasado, ni el propio Reed había mostrado especial interés por el mundo metálico.

Segundo porque vivimos tiempos extraños en los que todo se critica, todo se comenta, todo se disecciona… aunque uno no se haya tomado la molestia de prestarle un minuto de atención a lo que se masacra. La cuestión es soltar tu opinión. Siguieron las coñas por la colaboración del grupo metálico más popular con un anciano. Unos Metallica que, ejem, ya estaban en la cincuentena…

Y finalmente por el error de considerar Luluel nuevo y esperado disco de Metallica”…sobre todo por unos seguidores que por lo visto no tenían ningún interés en Lou Reed.

Y es que cualquiera que conozca los últimos discos de Lou Reed previos a Lulu sabe perfectamente cómo canta y cómo es su voz, y que a pesar de todo (dos años de vida le quedaban) mantenía intacto su carisma y su mala leche. Simplemente en Lulu se hizo acompañar por Metallica, dando forma a una especie de spoken word con base más contundente de lo habitual. Tal vez por ello a quienes seguimos a Lou Reed el disco no nos pareció la enorme mierda que le pareció a la mayoría de seguidores del combo de Ulrich. Puede ser.

Porque aún a riesgo de que me echen de casa y mis hijas dejen de hablarme, tengo que decir que el disco desde el primer momento me pareció un engendro maravilloso. Podría defenderlo diciendo que la truculenta historia de degradación moral y miseria de la bailarina Lulu está estupendamente contada por Reed, pero tal vez algunos no se sientan cómodos oyendo recitar a un anciano cómo abusan sexualmente de la protagonista. También tal vez alguno me recordaría la triunfal entrada de Hetfield cantando “I´m the table!” y desbarataría mi defensa, así que mejor dejémoslo así.

El caso es que, musicalmente, y pese a tropiezos como Mistress Dread que están a punto de descarrilar, el álbum es realmente bueno. Reed se lleva a Metallica a su terreno, y éstos arriesgan por primera vez en años con solos de puro noise, retorcidos y ambientales. Recogen el guante de Reed y alargan los temas, se sacan riffs como el de Frustation (maravillosa la introducción del tema), y ponen a prueba la paciencia de quien espere un nuevo Enter sandman con los veinte minutos de Junior dad, con Reed en su salsa, tanto en la electricidad desbocada como en los tramos acústicos. Porque, recordemos, esto no era “el nuevo y esperado disco de Metallica…”


La recepción, como ya se ha comentado, fue en general negativa tirando hacia la mala ostia sin contemplaciones. Mientras las redes se llenaron de memes, algunos bien divertidos como el de Abe Simpson en lugar de Reed, otras opiniones resultaron patéticas, como las de Danko Jones diciendo que iba a tirar sus discos de Metallica a la basura. En fin…

Reed, que ya estaba de vuelta de todo y durante toda su vida ha sido un tocacojones profesional, se rió a gusto de este tipo de opiniones (a alguien que ha publicado Metal Machine Music por fuerza se la tiene que sudar lo que opinen de su música). Otros como Ian Astbury alabaron el riesgo que tomaron viendo acertadamente que ahí había algo. Desde luego mucho más que en el autocomplaciente y aburrido Death Magnetic.

Y es que un disco que comienza diciendo  “Me cortaría las piernas y las tetas cuando pienso en Boris Karloff y Kinski…” ya me llama más la atención que la mayoría de bandas clónicas que tanto abundan.

Lulu no es ninguna obra maestra, no es Transformer ni Master of puppets. Ni falta que hace. Pero es mucho mejor de lo que han hecho creer. En mi caso sigo volviendo a él de vez en cuando, y sigue siendo una anomalía excesiva, brillante en muchos momentos y fallida en otros, pero diferente. Y ojalá el paso del tiempo lo sitúe en mejor posición que en la que está, porque lo merece. Dadle otra oportunidad, quién sabe…



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DiabloRock