LORDS OF CHAOS.
Jonas Akerlund.
(2018) 112 MIN.
Texto por Alexcore.
Mucho se ha hablado de la parte más amarilla de la escena black metal noruega, tanto es así que en 1998 un libro llamado Lords Of Chaos, con portada de iglesia en llamas incluida, salía a la venta detallando ampliamente la eclosión de la escena noruega poniendo especial énfasis en los capítulos más oscuros, misteriosos y escabrosos de la historia. Pues bien, 20 años después de aquella incendiaria publicación en forma de libro, Jonas Akerlund, ese hombre que ha pasado de formar parte momentánea de uno de los originadores de todo este movimiento cultural llamado black metal, nada menos que a los parches de Bathory, a ser uno de los artistas audiovisuales más cotizados de la actualidad realizando vídeos para artistas tan dispares como Satyricon o Madonna, ha decidido liarse la manta a la cabeza y tomar el libro de Moynihan y Soderlind como referencia (al menos por el título eso deducimos) y construir la primera parte de la historia de la banda de black metal por excelencia. Lords of Chaos es un evidente y excelente biopic dedicado a la banda Mayhem y, por extensión y relación directa, a los principios de Burzum.
Lo primero que me gustaría comentar de ella es el tono, algo que, sin jugar en contra de ninguna manera, sorprende bastante a la hora de relacionarlo con sus siniestros pósters de presentación y alguna que otra foto que se había visto con antelación. Sin duda estamos ante la trágica historia de unos chavales con mucho tiempo libre, dinero familiar que gastar, una fuerza creativa descomunal (tan solo comparable a su capacidad imaginativa), un potencial insuperable y un ego del tamaño de un castillo. Eso lo tenemos claro, pero es que Akerlund le da un enfoque tan simpático a las situaciones, a las personalidades de sus personajes y a las relaciones entre ellos, que no puedes evitar la risa en más de una ocasión. Y quede claro que no por ello estamos ante una historia menos triste plagada de momentos en los que la emoción y la tensión pueden cortarse en el ambiente, sobretodo en las escenas de violencia explícita que están rodadas con una crudeza y un realismo bastante hiriente, pero ese aire de tragicomedia griega con final shakespeariano es de un gusto absolutamente exquisito.
Habiendo estada rodeada de bastante polémica, sobretodo dentro de la escena, fue el propio Varg Vikernes quien lanzó un vídeo por la red en el que la puso patas arriba despotricando de los actores. En sus propias palabras, habían escogido a un ex-yonqui para hacer de Euronymous y a un judío para interpretar su personaje, algo inadmisible. Jactándose también de que ninguna banda de la escena había querido aportar ningún tema para la misma previa petición de su director, algo de lo que claramente la película adolece es de una banda sonora mucho más acorde con su historia. Decía más cosas, pero que solo él las entendía. De lo que podemos estar seguros es que tanto el papel de Euronymous, interpretado por Rory Culkin, el de Varg Vikernes, encarnado por Emory Cohen, y el de Dead, llevado a la pantalla por Jack Kilmer, funcionan a la perfección dentro de la historia adquiriendo y personificando con bastante credibilidad sus personajes y lo que conocemos de ellos.
Plagada de escenas con una fuerza visual casi poética, esas tomas exteriores de las iglesias ardiendo son abrumadoras, las tres muertes que aparecen en pantalla están plasmadas con tal lujo de detalles que se hace complicado para un público más generalista aguantar la mirada durante las interminables escenas, sobretodo los dos apuñalamientos y la saña con la que se realizan, quedándose permanentemente en tu memoria para toda la eternidad. Reforzada con una ambientación maravillosa, esa frialdad noruega casi la puedes sentir en tus propios huesos y la recreación de la tienda Helvete y su mítico sótano son tan fidedignas que casi puedes oler la humedad del lugar, la película de Akerlund tiene presupuesto, se nota, y mucha calidad, algo que también se percibe y mucho. Obviamente el gen videoclipero de Akerlund sale a relucir, aunque en muy contadas ocasiones, cuando vemos en el interior de la cabeza de Euronymous, sin que se convierta en un problema dentro de la película ya que el director no se recrea casi nada en el mundo onírico o cerebral.
Funcionando de la misma manera tanto como película dramática como representación cinematográfica de un momento musical histórico, Lords Of Chaos no es lo que esperaba, pero me ha sorprendido tan gratamente que no puedo más que rendirme a sus pies y realizar un par de sacrificios humanos en su honor como celebración suprema.