Bohemian Rhapsody.
Bryan Singer.
(2018) ‧  2h 15m.

Texto por Jaime Taboada.


Mucho se ha hablado en los últimos años del biopic sobre Freddie Mercury y/o Queen. Ríos de tinta han corrido con noticias, rumores, confirmaciones y desmentidos. Desde hace unos 10 años más o menos, varios estudios le han dado vueltas a la idea de una película acerca del singular cantante. Para que llegara a buen puerto tendrían que darse una serie de condiciones que incluían el beneplácito de Roger Taylor y Brian May (el bueno de John Deacon vive un apacible y voluntario retiro), un guión medianamente sólido y algo vital como la elección de un protagonista creíble que supiera meterse en la piel de alguien paradojicamente inimitable.

Tiempo atrás se anunció que Sacha Baron Cohen sería quien interpretara el papel del líder de la banda, pero finalmente el actor se retiró del proyecto debido a “diferencias creativas”. Tras él, se barajaron otros nombres como los de Ben Whishaw o Dominic Cooper. En todo caso, el baile de nombre obedecía casi siempre más a habladurías que a certezas. No fue hasta 2016 en que el panorama se aclaró y llegaron de nuevo noticias en firme. Bryan Singer (X-Men, Superman Returns, etc.) sería el director mientras que Rami Malek (Mr.Robot) encarnaría a Freddie Mercury en la gran pantalla. Por fin, en mayo de 2018 pudimos ver el primer trailer de la película. Independientemente de la opinión de cada uno, representaba que estábamos ya ante algo que había dejado de ser un mero proyecto para convertirse en una realidad. Finalmente la vida de Freddie llega a los cines de todo el mundo.

Sin embargo, no todo fue un camino de rosas. El rodaje estuvo plagado de problemas. Malek y Bryan Singer en ningún momento llegaron a tener química, siendo pésima la relación entre ambos. Además, desde el estudio se acusó al director de ausentarse continuamente del set de rodaje y de mostrar una conducta poco profesional. A falta de dos semanas de terminar el trabajo, Singer fue despedido y sustituido por Dexter Fletcher que sin embargo no aparece acreditado. Tras sortear todos los obstáculos, el día 31 de octubre se produjo el estreno del film, finalmente titulado Bohemian Rhapsody, despejándose así, definitivamente, todas las incógnitas.

El biopic es uno de los géneros cinematográficos más vilipendiados; con razón, he de añadir. Es un formato inconveniente ya que es imposible condensar en dos horas la vida de una persona. Por lo general se suelen quedar en lo superficial imponiéndose el envoltorio al contenido. ¿Qué nos encontraríamos en una película 100% hollywoodiense acerca de Mercury Queen? En principio las expectativas de hallarme con algo digno de mención eran muy bajas pero he de admitir que el visionado del primer trailer me hizo concebir esperanzas. Sí, sé que un trailer no es nunca un buen elemento de juicio, pero ver a un Ramik SIENDO Freddie Mercury logró despertar mi curiosidad y hacer que mis ganas de ver la película aumentaran exponencialmente. Una vez vista la película la primera valoración por mi parte es positiva.

Creo que Bohemian Rhapsody es mejor de lo esperado, a priori constituyendo un relato un tanto dulcificado pero respetuoso con la vida y personalidad del genial Freddie Mercury. Por supuesto, el film arrastra muchos de los defectos de este tipo de producciones. Se altera alegre e injustificadamente la cronología en varias ocasiones (se sitúa Fat Bottomed Girls antes en el tiempo que Bohemian Rhapsody, aparece Paul Prender desde un principio cuando en realidad no entró en el organigrama de Queen hasta algún tiempo después y Mercury luce su look 80´s bigotudo durante la grabación de We Will Rock You en 1977 pese a que no adoptaría dicha imagen hasta años después), se pasan por alto aspectos importantes como la relación del grupo con el productor Roy Thomas Baker (su importantísima contribución al sonido del grupo es vergonzosamente ignorada) y se reduce en ocasiones al tópico la complejidad del carácter de Freddie.

Pero tal como apunto en el inicio del párrafo anterior, también hay una serie de virtudes que hacen de justo contrapeso frente a los defectos. La primera es la caracterización de los miembros del grupo, sobre todo en las secuencias que recreaban los directos de la banda. Malek se mete en la piel del carismático y excesivo frontman superando la prueba con nota. El resto de miembros no se quedan atrás, destacando especialmente el extraordinario trabajo realizado con el personaje de Brian May. Por momentos parece que estemos ante el May real salido de algún tipo de túnel del tiempo. El parecido que se ha logrado por parte del actor Gwilym Lee es asombroso. Y no sólo es positiva la caracterización del reparto, sino que el montaje de las secuencias de los directos está muy conseguido y logra transmitir la sensación de que estamos viendo a Queen sobre un escenario.

Por otra parte, aunque no se profundiza en la compleja psique de Mercury, tampoco se pasan por alto aspectos escabrosos como su homosexualidad, el progresivo aislamiento y distanciamiento de sus compañeros, sus maneras de divo o el tormento que para él supuso ser una persona adorada por millones de personas pero siendo incapaz de sentirse querido por nadie. Freddie era un icono venerado por millones de personas y permanentemente rodeado de aduladores. Farrokh Bulsara era un hombre atormentado que se sentía extremadamente solo y desplazado, tal como se muestra en varias ocasiones a lo largo del metraje.

Ha habido voces discrepantes que se quejan de que la película no muestra escenas más gráficas de los excesos del cantante o de algunas orgías en las que participó. Por el contrario, otras opiniones argumentan que eso sería caer en el morbo y en el amarillismo gratuitamente, algo que Freddie detestaba. Dejando de lado que una gran producción norteamericana no va a arriesgarse a incluir secuencias de sexo gráfico (y menos homosexual). Sinceramente, ver al cantante en una orgía o esnifando coca en en una fiesta no me aportaría nada.

Y el acierto más importante de Bohemian Rhapsody está en su estructura. Se puede dividir fácilmente en tres partes; auge, caída y redención. Hábilmente, Singer evitó llenar el metraje de música (lógicamente la hay, pero no se abusa de ello), para mostrarnos en el tramo final de la película una logradísima recreación del concierto de Queen en el Live Aid de Londres en 1985 a modo de emocionante clímax. Y conscientemente utilizo el calificativo de emocionante porque desde la butaca realmente se viven esos quince minutos como si realmente tuviéramos a la banda en todo su esplendor delante nuestra, y a Freddie desplegando todo su carisma y liderazgo. Algo nada fácil de alcanzar pero que, apoyándose en un fabuloso Rami Malek, se logra trasmitir.

La película finaliza precisamente en ese momento, no extendiéndose más en la carrera del grupo ni explotando los últimos días del cantante, lo cual es otro detalle de agradecer. No creo que nadie vaya a descubrir nada que no se supiera ya. Y desde luego si alguien quiere profundizar en la trayectoria de Queen en general y Mercury en particular será mejor que recurra a otras fuentes (se me ocurre el completo documental de la BBC, Days Of Our Lives). Pero como celebración respetuosa de la música de un grupo único, cuya carrera se labró al margen de todo y de todos, resulta una película tópica pero válida. Si no llega ni de lejos al nivel de genialidad que exhibió en vida el homenajeado es debido a que eso es prácticamente imposible. Pero nunca está de más un tributo a la figura del grandioso Freddie. Y si de paso sirve para que las nuevas generaciones descubran la grandeza de su obra, pues todos contentos. Mientras tanto, el cantante nos observará con su burlona sonrisa desde el mas allá, diciéndonos con un guiño “Thank You, darling”.