Azusa – Heavy Yoke (2018).
Sello: Indie Recordings.
Por: Álvaro Antípodas.
El nombre de Azusa incluso a los más avispados puede que no diga nada de primeras. Sin embargo, si citamos los nombres que conforman este nuevo proyecto empezaremos a poder hacernos un boceto mental de por dónde van los tiros. A la guitarra y batería están Christer Espevoll y David Husvik ambos componentes de los progresivos noruegos Extol –de ahí la conexión nórdica con el sello Indie Recordings que publica el trabajo- acompañados al bajo por ex The Dillinger Escape Plan Liam Wilson y a la voz, la menos conocida de origen griego, Eleni Zafiriadou. El carácter experimental y progresivo que podemos asociar a los nombres comentados está obviamente también presente en este trabajo de presentación de Azusa.
Bipolaridad sónica en múltiples tramos del disco que viene dada por la mutación del registro de la cantante. Transiciones desde gritos más asociados al metalcore de unos Converge o quizás por similitud fémina al micro con Rolo Tomassi a momentos más melódicos en los que me recuerda al tono de Teri Gender Bender con el también reciente supergrupo –admitamos el término- Cristal Fairy. Temas como el frenético arranque con Interstellar Islands donde la batería ya muestra un gran potencial y nivel que el bueno de David Husvik mantiene en otros cortes como en las casi trashers Iniquitous Spiritual Praxis y Spellbinder o en esa exhibición tras los parches en Eternal Echo. Su trabajo a las baquetas se erige en el punto quizás más destacado de todo el álbum.
En algunos temas la banda opta por ir por la vía rápida y en torno a riffs rápidos y compases más hardcore como en un buen tramo de Lost In The Ether, hecho que no es óbice para que el espíritu instrumental y la vena progresiva se acabe colando en casi cada canción. Buena parte de culpa de ello la tienen los riffs de Espevoll quien sin firmar una actuación de dejar con la boca abierta sí que ofrece solidez e imaginativa más que suficiente. En el lado de la balanza de los temas que más se alejan del ramalazo veloz del punk/trash y que más coquetean con el progresivo experimental están una Fine Lines que me evoca el característico tono agudo de Cedric Bixler Zavala y una más discreta Programmed To Distress.
Heavy Yoke es un disco en el que sus componentes intentan mostrar diferentes cartas de su creatividad, incluso mostrando facetas no vislumbradas en sus otras bandas como es el caso de la agresividad vocal de la cantante, consiguiendo conjuntar diferentes estilos con un resultado algo dispar a lo largo del disco. Como primera referencia de nuevo proyecto pasan el corte, aunque queda la sensación de que no terminan de redondear todas las ideas que intentan desarrollar.