Charles Bradley – Black Velvet (2018).
Sello: Daptone Records.
Texto: Jaime Taboada.
Hace poco más de un año el mundo de la música recibía una de las peores noticias de los últimos años. Charles Bradley fallecía tras una dura batalla contra el cáncer. Uno de los artistas más genuinos de las últimas décadas nos dejaba en la cima de su carrera. El destino cruel quiso que no probara las mieles del éxito hasta que ya superara los 60 años de edad. Y una vez que las probó, su carrera fue tan fugaz como deslumbrante. En el transcurso de seis años su trayectoria fue espectacular. Tres discos magistrales y una energía sobre el escenario muy pocas veces vista. Un artista que siguió solamente su propio camino haciéndose querer y respetar no solo por los aficionados al soul, sino por todo el que, por algún motivo, llegara a conocer su música. Un cáncer nos arrebató prematuramente al maestro. Pero nada ni nadie nos arrebatará nunca su legado ni su recuerdo.
El último trabajo de Charles Bradley que había visto la luz databa de 2016. Se trataba del soberbio Changes, que nos había dejado a todos boquiabiertos. Visto con perspectiva, como despedida hubiera sido inmejorable. Un trabajo intachable. Una obra maestra que en lo que a mi respecta figura ya entre los clásicos de la música negra. Pero la verdad es que Changes no fue concebido como una despedida. Por ello su mentor y valedor dentro de Daptone Records, además de amigo y colaborador, el guitarrista Tommy “TNT” Brenneck ideó un álbum a modo de despedida a la altura del maestro y que sirviera como un último adiós del cantante a sus seguidores. Para llevar a cabo la tarea, Brenneck se puso manos a la obra y tras un arduo proceso de escucha de grabaciones inéditas, rescates de caras B´s y canciones incluídas en singles y ediciones limitadas, logró reunir 10 canciones que no solo no desentonarían en ninguno de los anteriores trabajos de Bradley, sino que hacen que este álbum no sea una mera colección de rarezas. Es un trabajo con entidad propia y que supera, pero de larguísimo, la categoría de anecdótico. Si Charles hubiese estado vivo podría haber sido considerado su cuarto disco. A la altura de cualquiera de sus predecesores.
El LP fue puesto a la venta el 9 de noviembre bajo el título de Black Velvet y tras varias escuchas puedo decir que es un disco tan sólido, rotundo y lleno de clase como cabía esperar. Envuelto en una gran portada, su contenido es una mezcla entre rarezas y canciones inéditas que transpiran emoción y autenticidad por los cuatro costados. Hay soul bailable en la inicial (y hasta ahora inédita) Can´t Fight The Feeling y enérgico funk en su dueto con LaRose Jackson, Luv Jones o en Fly Little Girl. Tenemos además algunos medios tiempos y temas lentos en los que Bradley despliega todo su poderío vocal, cantando directamente desde el corazón y logrando que nos emocionemos en cada nota. Canciones como I Feel A Change o la versión alternativa de Victim Of Love o (I Hope You Find) The Good Life podrían haber sido interpretadas por alguien como Otis Redding, capaz de aunar crudeza y ternura. Difícil (por no decir imposible) poner más pasión en una canción.
Bradley siempre se centró en sus composiciones y en las de sus compañeros de sello, pero nunca dejó de buscar y grabar canciones que le sugirieran algo, viniesen de donde viniesen. En Black Velvet el lote de versiones incluye Heart Of Gold de Neil Young, Slip Away de Rodriguez y (ojo!!!!) Stay Away de Nirvana. Canciones de tres artistas muy diferentes entre sí que nuestro protagonista lleva a su terreno y, al igual que en el caso de la espectacular versión de Changes de Black Sabbath, hace suyas con extraordinario brillantez. Kurt Cobain, desde luego, se puede sentir orgulloso en el Más Allá. Como una especie de epílogo podemos considerar el tema que da título al álbum. Una rareza ya que es un instrumental de la Menahan Street Band a la que Bradley no pudo nunca añadir una parte vocal y que si algo deja claro es que el cantante estaba siempre apoyado por una banda de primera.
Desde el momento de su publicación, Black Velvet se resiste a salir del plato y no hay día en que no lo escuche. Un disco de esos que más que un simple contenedor de música, es un emocionante testamento de un artista único que, cual supernova, tardó en hacerse ver, nos deslumbró durante un periodo de tiempo breve pero intenso y posteriormente, nos dejó una estela imborrable y una huella que nunca desaparecerá. Gracias por todo, maestro. Por existir, cantar, transmitirnos tanta emoción y aportar tanta magia. Y en cuanto a ustedes, amables lectores, que puedo decirles. Dejen lo que estén haciendo, corran a su tienda de discos favorita y háganse con este espectacular Black Velvet. No se arrepentirán.