VI Madrid is the dark.
Viernes 7 y Sábado 8 de Diciembre.
Sala But (Madrid).
Texto: José Mora Álvarez.
Fotos: Jaime García.
“¿Un festival de doom en España? Hay que estar loco” fue la reacción de muchos cuando en 2009 el Madrid is the dark irrumpía como una opción para que el metal más oscuro, gótico, lento, depresivo y asfixiante tuviera su representación festivalera en una escena metalera española no excesivamente afín a dichos géneros. Contra todo pronóstico, el festival salió adelante y durante sus sucesivas ediciones trajo a Madrid a auténticos pilares del género para sorpresa de muchos: Katatonia, Ahab, Primordial, Enslaved, Tiamat, Green Carnation, Asphyx, Samael… la lista es francamente buena, tanto que el festival poco a poco ha ido congregando cada vez más fieles (muchos venidos de fuera de España) a cada nueva edición. Tal vez por cabezonería, tal vez por saber ofrecer algo distinto, tal vez por hacer bien las cosas, lo cierto es que aquí estamos, seis ediciones después, catalogando de nuevo de “éxito” la última edición del Madrid is the dark. Pese a que no se agotaron los abonos como el año pasado, hay que decir que ambos días (aunque un poco más el segundo) la Sala But presentaba un aspecto estupendo. Los horarios se respetaron, el cartel era de nuevo muy interesante, el sonido y la producción en general acompañó durante ambas jornadas, por lo que sólo nos queda entrar en materia:
Viernes 7 de Diciembre
Por causas logísticas, llegamos a la Sala But ya comenzada la actuación de los madrileños Aathma, encargados de abrir el festival. No cabe duda de que el trabajo duro del trío durante años está dando frutos en forma de actuaciones tan interesantes como esta o la que les llevó al Resurrection Fest el año pasado, y lo bueno es que el público sabe apreciar su valía, cosa rara en este país para bandas de este estilo. Pese a lo temprano de su show, contaron con un muy correcto número de fieles que disfrutaron del híbrido entre doom, post metal y el rock más denso. Por desgracia, su show se vio bastante reducido en tiempo por problemas técnicos, por lo que muchos nos quedamos con ganas de un poco más. Seguro que en otra ocasión disfrutaremos de una de las bandas más interesantes de todo el panorama nacional.
Tras ellos, los británicos Clouds presentaban su flamente redondo “Dor”, editado un par de semanas antes del festival ante una Sala But que ya presentaba un aspecto estupendo en cuanto a asistencia. Su show supuso un gran ejercicio de doom metal atmosférico de primera calidad, en el que el sonido acompañó y la actitud de la banda, encantada de formar parte del cartel, fue también intachable. Como cabía esperar, temas de su último redondo como “The Forever sleep” o “When I’m gone” formaron el grueso de su show, de unos 50 minutos de duración y en el que contaron con colaboraciones muy interesantes, como Gogo Melone de Aeonian Sorrow y Pim de Officium Triste.
Con una puntualidad encomiable tomaban el escenario de la Sala But los italianos Forgotten Tomb. La banda más directa y extrema de todo el line-up celebra actualmente en su tour sus dos décadas de existencia, y lo hacen tocan íntegramente su primer redondo “Songs to leave”, para muchos una pieza culmen del black metal depresivo. En cuanto a su show, polarizaron un poco al personal, dividido entre los que disfrutaron mucho del concierto y los que lo calificaron de tedioso. A decir verdad, sin haber estado especialmente mal, probablemente no será uno de los shows más recordados de esta edición del festival.
Avanzaba la noche y llegaba el momento de que Antimatter, directamente desde Liverpool, tomasen posiciones y presentaran en nuestro país su flamante redondo “Black Market Enlightment” sobre las tablas del Madrid is the dark. Aunque a priori su melancólica visión del rock ambiental fuese una de las propuestas menos celebradas del cartel por unos cuantos, la banda supo ganarse al respetable con una actuación de muchos quilates. El comienzo del show con “The Third arm y “Stillborn empires”, su particular interpretación del clásico de Pink Floyd “Welcome to the machine” y la genial “Leaving Eden”, que usaron para cerrar su show, fueron algunos de los highlights de un notable concierto que nos dejó con ganas de disfrutarlos de nuevo en un show propio. Ojalá tengamos pronto la oportunidad.
Una de las bandas que levantaban más expectación del festival, para bien y para mal, eran los suecos Shining. Siempre acompañados de polémica con sus shows, lanzamientos y sus declaraciones, su actuación en el Madrid is the dark no fue excepción. Capitaneados por un Niklas Kvarforth que no dudó en constantemente intentar provocar a un público que respondió a sus envites a medio camino entre la risa y la indiferencia, ofrecieron un concierto en el que repasaron al menos un tema de sus seis discos de estudio, pero muy poco compacto y preciso a nivel de ejecución. Dicho de otra forma, daba la sensación de que iban un poco cada uno “a su bola”, tanto en escena como a nivel instrumental. Sus fans más acérrimos celebrando su venida, pero la mayor parte del respetable nos quedamos bastante fríos.
A continuación y para cerrar el día, los islandeses Solstafir ejercían de cabezas de cartel de la jornada. Es cierto que tal vez fueran la banda menos “dark” de todo el line-up pero también lo es que su presencia ejerció como llamada para un cierto número de gente que en otras condiciones probablemente no habría comprado la entrada del festival. Lo que dejaron claro es que su crecimiento en popularidad durante los últimos años, ha ido por suerte acompañado también de muchos kilómetros de escenario. Con un sonido simplemente intachable, pudimos disfrutar de una banda en el mejor momento de su carrera, motivados, compenetrados y con un setlist muy bien elegido: “Otta”, “Isafold”, “Köld”, “Hula”, la final “Goddess of the ages”… Supieron dar buena cuenta de su hora y veinte minutos de show. Son una de las bandas del momento, y hay que decir que aunque algunos torcieron el gesto al verles en el cartel, la sensación general al acabar su show era que Solstafir se habían erigido como triunfadores de la primera jornada del festival con relativa facilidad.
Sábado 8 de Diciembre
La banda encargada de abrir el segundo día del Madrid is the dark era relativamente desconocida para buena parte del respetable. Mourning Sun, surgidos hace unos años de las cenizas de los chilenos Mar De Grises, ofrecían su primer show en España y supieron jugar sus cartas en su corto set de 40 minutos. Aunque muchos no estábamos familiarizados con la banda, hay que decir que su personal visión del doom metal más experimental y atmosférico nos dejó un gran sabor de boca y que les seguiremos más de cerca en el futuro.
Los aires oscuros siguieron con los holandeses The Wounded. De nuevo, una banda poco vista por nuestros lares, reunidos en 2016 tras un parón de casi un década, el sexteto neerlandés nos ofrecieron una píldora de rock gótico de primera calidad. Muchas referencias a su último redondo “Sunset”, un gran trabajo a tres guitarras, y mucho sentimiento en una actuación más que notable. La nota anecdótica, la personal versión del “Smells like teen spirit” de Nirvana que la banda ofreció para sorpresa de muchos, servidor incluido.
La siguiente banda es una de esas rarezas de las que solo podríamos disfrutar en nuestro país como parte de este festival. Los australianos Mournful Congregation son una banda que, por logística y nivel de popularidad, lo tendrían francamente difícil para conseguir que algún promotor nacional se arriesgase a traerlos. Sin embargo, la organización del Madrid is the dark quiso que disfrutásemos de esta institución del funeral doom / death, y así fue. Uno de los mejores shows del festival, opresivo, denso, oscuro. Una perfecta comunión entre los tres guitarristas del combo, impecable ejecución por parte de toda la banda, conexión con la audiencia y todo de cara para un show que los habituales del festival tardarán en olvidar. Simplemente irreprochables.
El tour de despedida de los americanos While Heaven Wept hacia parada en Madrid, y fueron unos cuantos los que no quisieron perderse la oportunidad de despedirse de la banda. De nuevo, su sonido “luminoso” les alejó un poco del concepto de banda “estándar” de lo que es el festival (con un consecuente “éxodo” a las barras y los fumaderos de parte del respetable), pero la ocasión merecía la pena y los americanos estuvieron a la altura de las circunstancias. Su metal épico progresivo de filosofía doom (o como queramos catalogarlos) caló hondo entre algunos y dejó indiferente a otros, pero sus fans más acérrimos estaban de acuerdo en que este último show de la banda en nuestro país fue un gran concierto a todas vistas.
La inclusión de Arcturus en el festival, de nuevo un “rara avis” en territorio español, sirvió para congregar a muchos curiosos y a muchos devotos de la bizarra propuesta del combo. Su visión experimental del metal, a medio camino entre una formación avantgarde, un grupo de black metal, una representación clásica y unos estudiosos de astronomía desubicados. Como cabía esperar, el set cogía un poco de todas las épocas de la banda, con un especial ahinco en temas de su último redondo “Arcturian” así como varias referencias a su mítico redondo “La masquerade infernale”. Pese a que la batería de Hellhammer sonó un poco “enlatada” a veces, el resto de la banda estuvo simplemente genial, especialmente el frontman ICS Vortex que estuvo genial a las voces y bromeando con el público en todo momento. Un lujo contar con ellos en el festival antes de, ahora sí, el plato fuerte de la noche.
La venida de Tom Gabriel Fischer y sus Triptykon, por primera vez en sala en nuestro país, ayudó a que muchos indecisos se decidieran a comprar el abono para poder disfrutar del buen hacer de los suizos en las distancias cortas. La banda no tuvo prisa ninguna en poner todo a punto para su show, tanto que su tiempo de “cambio” entre bandas se alargó 20 minutos extra para que todo estuviera a gusto de Tom y sus chicos. Cuando los primeros acordes del clásico “Procreation of the wicked” comenzaron a sonar ya tuvimos claro que esa noche el “gordor” característico de sus guitarras iba a retumbar en toda la Sala But en la mejor de sus versiones. Para sorpresa de muchos, la banda se guardaba una sorpresa bajo la manga, y tras las interpretaciones de “Visions of Mortality” y “Circle of the tyrants” como las tres primeras conciertos del show, muchos nos miramos y sonreímos, conscientes de lo que venía. La banda iba a interpretar esa noche un set formado íntegramente a base de temas de Celtic Frost, así sin avisar, por lo que estábamos ante una actuación que a la postre sería difícil de olvidar. Tom Warrior estaba de buen humor y así lo mostraba en escena, interactuando constantemente con sus socios Vanja y Victor Santura, bajista y guitarrista del cuarteto. Especialmente sorprendente la rápida adaptación del nuevo batería Hannes Grossmann (ex Obscura o Hate Eternal entre todos) al que en el que fue su segundo concierto con el grupo no le vimos fallar ni un solo golpe. Cayeron sorpresas inesperadas como “Mesmerized”, “Return to the eve” o “Os abysmi vel daath” así como inevitables clásicos como “Morbid tales”, “The usurper” o “Dawn of Meggido”, pero por cuestiones de tiempo se quedaron fuera del set “Into the cripts of rays” y “Dethroned emperor”. El final del show, con la épica pieza de 14 minutos “Synagoga Satanae”, simplemente abrumador. Un concierto que recordaremos por mucho tiempo. Gracias por el regalo.
Y así nos íbamos de la Sala But, con una sonrisa en la cara tras lo vivido en las últimas horas. Desde aquí simplemente dar la enhorabuena a la organización del festival, por conseguir que un evento de este tipo se esté convirtiendo año tras año en una cita obligada para los seguidores de los sonidos más oscuros, organizado todo con gran seriedad, muy buen ambiente, carteles geniales, horarios a rajatabla y un muy buen sonido. Chapeau.