Pylar – Orýgenes (2018).
Sello: Gradual Hate Records.
Era difícil prever cuando Pylar publicaron su debut en 2013 la continuidad del mismo, sobre todo porque una anomalía como Poderoso se alza en my no podía estar más fuera de sitio en este entorno ultra tecnológico donde la diferencia no tiene cabida. No nos engañemos, por mucho que los anuncios televisivos insistan en lo bueno que es explorar y, ejem, salir de la zona de confort, la sensación de tomadura de pelo cuando eso te lo dicen vendiéndote un gin tonic es considerable. El caso es que dentro del cajón desastre en que se ha convertido el doom metal, donde igual hay clones a patadas que grupos con un discurso propio (los menos) nos encontramos con que cinco años después Pylar han publicado ya cinco discos y la etiqueta de marras, a la vista de las excelencias de, entre otros, A ella te conduce la sagrada espyral (2017), se les queda muy corta. Quién lo diría cuando aquellos días en los que Knockturne Records publicó aquel primer disco había cierta expectación y, por qué no, confusión respecto a ellos. Se comentaba que participaban miembros de Blooming Latigo y los poderosos Orthodox, y la extrañeza era mayor con su imagen y lo que sonaba en los adelantos que hábilmente iban filtrando.
Ahora, y convertido Poderoso se alza en my en algo parecido a un clásico de culto, se publican bajo el título de Orýgenes las maquetas que dieron forma al inicio de todo. Contando con un excelente diseño gráfico a cargo de nuevo de Gonzalo Santana, y publicado por Gradual Hate Records, estas demos son tan fascinantes como el resultado final más conocido.
Sorprende cómo aquí ya está definida la personalidad y el sonido del grupo, evidenciando que desde el primer momento lo tuvieron muy claro, incluso en su estética. Más allá de la atractiva imaginería de magia cósmica, hay algo en Pylar que siempre ha estado profundamente enraizado en la naturaleza. Montañas, océanos, tierra y vegetación, luna llena iluminando espíritus que no pueden estar más alejados de la ciudad contemporánea. Si Throbbing Gristle aparecieron como una pesadilla industrial urbana, Pylar alcanzan una expresividad y violencia sónica igual de impactante desde un medio, si se me permite la expresión, más rural, y desde luego alejado de los clichés del doom y el noise anglosajón. Reducirlo a la evidente influencia del rock germano setentero también sería simplificarlo mucho.
Porque no es fácil explicar la creciente intensidad de Pylares, el caos sonoro y la maravillosa distorsión de La gran luminaria, o el riff monumental y el drone de ¡Alzaos, oh puertas eternas!, sin nada que envidiar a su versión definitiva. Tampoco se puede obviar la calma tensa y el misterio hipnótico de El primer signatario ante el arcano o El secreto de las sendas. Mantras vocales, drones, ritmos tribales, una atmósfera cargadísima, liturgia, riffs metálicos y ese siniestro piano que parece roto… ¿qué más se puede pedir?…una pieza más en el enigmático puzzle que sigue siendo su debut, aunque aquí no se requiere saberlo todo ni resolver el misterio, sólo que el oyente se deje embaucar y participe del juego propuesto.
https://pylar.bandcamp.com/album/orygenes-demos-2012-13
https://gradualhaterecords.bandcamp.com/album/or-genes