Steven Wilson.
To the Bone Tour 2019.
16 de enero de 2019 – Madrid – Sala Riviera.
Promotora: Madness Live.
Texto y fotos: Rafa Diablo.
En la sala Riviera, para un público más animado y reducido, Steven Wilson regresaba a Madrid para volver a presentar su último trabajo. Sin que hubiese pasado un año de su última visita a la capital, el megalómano artista terminó ofreciendo un formidable concierto, de 3 horas de duración, catalogado por el propio Wilson como «definitivo» para sus seguidores en la ciudad.
El músico no contaba con banda invitada, de modo que su propia música electrónica minimalista sirvió como ambientación previa a un show que se abriría con la ingeniosa intro visual habitual de esta gira. La banda al completo ocupó un escenario vívidamente iluminado, en el que Steven se mostró seguro y confortable durante toda la actuación. El sonido fue perfecto desde la primera hasta la última nota, y un total de veinte piezas de todo su catálogo [mas una versión de Prince] acabaron por corroborar que el músico está en su mejor momento en vivo. Con el poderoso sonido de su actual banda, de empírea calidad instrumental, Steven Wilson mostró su reconocible toque de distinción en todas y cada una de las facetas que a lo largo de los años inundaron sus creaciones en cada uno de sus proyectos, arropado por una conveniente ayuda visual a través de un gran panel led trasero.
En dos diferentes sets, divididos por un descanso de 20 minutos, el músico dejó plasmados una amplitud de registros difícilmente igualable, con la personalidad de Wilson como hilo conductor. Ante tal repertorio, cada asistente encontró su momento especial al escuchar su tema preferido… todos menos alguien que gritó «Trains», a lo que Steven respondió tajante «no atendemos peticiones». Un concierto soberbio, en el que tanto la distorsión como la sutileza fueron protagonistas… además del silencio, que penosamente buena parte de un público no fue capaz de respetar. División de opiniones respecto a las largas charlas que Wilson ofreció respecto a temas tan interesantes como la invisibilidad de la guitarra en la cultura popular, sus fans nipones, o la apertura de mente y habilidad motora del público metalero, en un concierto tras el que me guardo el modo en que sonaron «Refuge», «Sleep Together», o «Blackfield».