Flotsam and Jetsam – The End of Chaos (2019).
Fecha de publicación: 18 de enero de 2019.
Sello: AFM Records.

Texto: Marco Serrato.


Hace menos de un mes, Eric A.K., vocalista de Flotsam and Jetsam, publicaba un anuncio en su facebook buscando instaladores de cocina. Ofrecía formación y buen dinero. No me queda muy claro, pero todo apunta a que buscará socio o empleados para alguna pequeña empresa. Lo que sí está claro es que, a priori, no es el tipo de mensaje que esperas ver al entrar en el facebook del cantante de la banda que grabó uno de los debuts más prometedores de la historia del heavy metal. Sin embargo, incluso en ese detalle, Flotsam and Jetsam se ajustan hoy día al prototipo de banda clásica del thrash; un comienzo prometedor, una etapa confusa, desvanecimiento y/o desaparición y la etapa de regreso. Pero son muy pocos, a excepción de los componentes principales del famoso Big Four, los que han conseguido ganarse la vida con la música de su grupo. Lo que no es necesariamente malo. El que ya nadie se haga rico con esto ha supuesto en cierto modo otro paso hacia la emancipación de los subgéneros del heavy metal. Hay pocos que sigan jugando al juego de las multinacionales, por lo que ya nadie exige grandes cifras, ni nadie las espera. Los que “vuelven” saben que ahora todo queda en casa. Cada parte cumple su papel para que todo funcione. Todo es underground, pero ya no existe el underground. El lado amargo es que ahora, sin el sostén económico de las multinacionales, las bandas no se pueden desarrollar de la misma manera, y los que vivieron los años de bonanza lo tienen complicado para mantener el nivel de antes con los recursos de ahora.

“Doomsday for the deceiver” (1986), el famoso debut de Flotsam and Jetsam, fue el primer disco que consiguió que la revista KERRANG! tuviera que estirarse hasta las seis “K” para poder puntuarlo. La historia es ya conocida por todos; tras aquel debut, Jason Newsted, bajista de la banda, principal compositor y “manager interno” se fue a Metallica a cubrir el hueco dejado por el llorado Cliff Burton. A partir de ahí la carrera de Flotsam & Jetsam se mantuvo unos pocos años para ir, injustamente, bajando peldaño a peldaño hasta casi desaparecer con la entrada del nuevo siglo. Sin embargo, para mí, siempre supusieron una debilidad. Recuerdo escuchar con 15 años “When the storm comes down”, su tercer álbum, encerrado en mi habitación una mañana lluviosa de sábado sin salir de la cama. Es el claro ejemplo de disco “desenfocado”, con una producción fallida pero peculiar. A mí me encantaba, pero no recuerdo conocer a nadie más que le gustara por aquel entonces.

Tras ese disco pasaron muchas cosas en la zona más mainstream del metal. Metallica sacó su famoso álbum negro, Nirvana editaron “Nevermind” y Pantera estaban a punto de convertirse en los Van Halen de los ’90. Pero gracias al éxito de Metallica todas las multinacionales querían tener su grupo de thrash metal. Esas bandas, a pesar de su juventud, habían acumulado una gran experiencia como músicos de directo y las discográficas les permitían pasar meses en el estudio trabajando junto a productores de primer nivel. Las bandas se volvieron ambiciosas y querían demostrar que sabían hacer algo más que tocar de forma rápida y agresiva. Fue la época de hallazgos como “Blind” de Corrosion of Conformity, “Sound of the White noise” de Anthrax, interesantes pasos en falso como “Independet” de Sacred Reich o “I hear black” de Overkill o discos totalmente despistados como “Force of the habit” de Exodus o “Something Wicked” de Nuclear Assault, si nos ceñimos solo a U.S.A. por no complicar ya más la cosa.

En ese período de confusión, Flotsam se plantaron con “Cuatro” y “Drift”, que a mí me parecieron dos discos sólidos con una propuesta perfectamente  elaborada. Eric A.K. alcanzó en esta etapa su madurez como vocalista. A partir de ahí, la banda se concentró en las canciones abandonando el lado más agresivo del thrash y creando junto al productor Neil Kernon una especie de “pop-thrash” a medio camino de los Metallica del álbum negro y los Rush de “Roll the bones”. Yo no entendía que la gente no se volviera loca por esos discos. Pero con la llegada de internet comprobé que la absurda opinión oficial, según páginas como Allmusic o Metal-Archives, era la de que se trataba de discos mediocres.   

Las multinacionales se fueron a por bandas alternativas y mandaron a paseo a todas sus promesas del thrash metal.  Así que Flotsam volvieron a Metal Blade dando un enfoque más thrashero a “High”, su siguiente disco. Pero no parecía el momento. A mí, para variar, me parecían discos disfrutables, pero el grupo se fue deshaciendo poco a poco hasta tocar fondo con “Dreams of death”. En 2010 tuvieron una primera “vuelta” con “The Cold” en Nuclear Blast, un disco decente que sonaba un poco a todo lo anterior, pero la cosa volvió a desinflarse y grabaron “Ugly Noise” para volver a tocar fondo. Para rematar la faena, dos años después se destaparon con la desconcertante jugada de regrabar su segundo disco. Ya en su momento dejaron claro no haber quedado satisfechos con la producción, pero aquella jugada, en aquel momento, sonaba a falta de ideas. Sin embargo en 2016, contra todo pronóstico, editaron un enérgico disco homónimo con el que por fin atrajeron la atención del público, volvieron a los festivales y tocaron en ciudades que nunca antes habían pisado.

Para ver si la jugada de “Flotsam and Jetsam” había sido un espejismo o un último suspiro necesitaban al menos otro disco que asegurara su permanencia en la galería de los renacidos. El sucesor de aquel disco homónimo es “The End of Chaos” y en ese sentido el disco cumple. Pero cuando Rafa me invitó a hacer la reseña para su web me encontré con sentimientos contradictorios. Porque Flotsam and Jetsam son culpables de haber cometido pecados que no les he perdonado a otras bandas; grabación plasticosa, destacando los bombos disparados, el exceso de batería en la mezcla, masterización comprimida que aniquila la dinámica… Y de regalo una portada digna del peor videojuego de los ’90. Hay algo hortera y desfasado en ellos, pero también ingenuo y puro de alguna manera. A pesar de todo eso, nada puede eclipsar los años de oficio de Michael Gilbert y Eric A.K. Puedo ver, de forma consciente, todos los errores, tópicos y refritos en “The End of Chaos”, pero cuando escucho un tema como “Recover” y llego a ese estribillo propio de otra época siento que hay que cuidar y respetar el poco patrimonio metálico que nos queda vivo. Es el clásico single “pop-thrash” de Flotsam. Ninguna banda actual de thrash va a ser capaz de crear algo así. Y yo admito cualquier excusa para poder seguir escuchando la voz de Eric A.K. El trabajo de las guitarras está muy elaborado. Hay buenos riffs entre algunos meramente funcionales y los solos y armonías añaden un sabor clásico y artesanal al conjunto. Y como siempre en Flotsam, un gran sonido de bajo, orgánico y siempre presente. Se sigue notando la influencia de Iron Maiden, por suerte.

Nunca fueron una banda conceptual, no hay atmósferas ni largos desarrollos. No son unos Voivod que hayan ido reinventando su sonido una etapa tras otra. Ellos optaron por componer singles de thrash metal para su cantante y no puedes esperar que las 12 canciones de su disco mantengan el mismo nivel. Pero es entrañable que casi todas tengan estrofa, pre-estribillo y estribillo. E incluso algunas  “post-estribillo”(¿!). Es una pena que no aparezcan algunos medios tiempos o baladas, que han sido siempre uno de los puntos fuertes de la banda y en los que Eric AK se puede explayar algo más. Al menos, algo en la línea de “Verge of tragedy” del disco anterior.

Me gustaría verles de vuelta con un productor competente y un sello más interesante que les ayuden a empaquetar bien todo el trabajo. Pero “The End of Chaos” es un disco digno, hecho con oficio, con algunos picos brillantes y que conserva frescura y energía.

No son los grandes nombres los que soportan el peso de este género. Son todas estas bandas menores pero incansables las que componen los muros que sostienen todo este tinglado. Si grabar un disco de producción plasticosa y portada fea con cuatro o cinco buenas canciones les ayuda a mantenerse y seguir girando, pueden seguir contando conmigo. Ya solo espero que Eric encuentre pronto algún instalador de cocinas competente. Me encantaría tenerlo en casa arreglándome la vitro mientras canturrea “Swatting at flies”…  Flotz Till Death!