HÍBRIDO
Algeciras – Pub Kiss
26 de enero de 2019

Texto: Manuel J. González
Foto: Francisco Amores


Existen lugares que nunca antes has pisado, pero que sin embargo es como si siempre hubieran estado en ti. Algeciras es uno de ellos. Lógicamente, que Sandri Pow – Atavismo, Híbrido – sea anfitriona de una aventura como pocas, provoca que todo sea mucho más sencillo y emotivo. ¿Se os ocurre mejor plan que viajar al punto más al sur de Europa para deleitarse con una de las mejores bandas del panorama musical en directo? Si a ello le sumamos que de sopetón te encuentras integrado en una familia que supura rock and roll por los cuatro costados, sabes anticipadamente que la velada va a ser de esas que no se olvidan.

Imagino que todavía habrá por ahí algún despistado que no ha escuchado esa maravilla bautizada escuetamente como “I” [Spinda Records]. Señores, señoras, niñas, niños, no es demasiado tarde; Híbrido están siempre preparados para entrar en sus corazones. No tengan miedo; esto es como el mejor de los abrazos, como el mejor de los amores.

Se agradece que la actuación de los algecireños comience temprano; ¿qué sentido tiene que los conciertos comiencen a media noche? ¿Enfoque puramente de negocio? Lo mejor de esta sabia decisión – gracias, Paco – es que después continúa la fiesta de manera relajada. Y mejor aún, puedes disfrutar de la familia de Algeciras sin prisas, y con el corazón ya saciado de música.

Poti, Sandri, José Angel y Zoa son magos musicales. No llevan capas ni lucen chisteras, pero hipnotizan tu alma con una fórmula musical que bebe de los mejores sonidos. Es en este caso cuando las etiquetas no aportan nada; música más allá de la música. Su creatividad – como conjunto de ideas – destila fuego interior, lava incandescente; es rock volcánico, de ese que calienta tu cuerpo, de ese que te excita.

Mientras escribo este texto, me regocijo con la noticia del próximo concierto de Viaje a 800 por los madriles. Asimismo, Atavismo realizará una breve gira por tierras hispanas dentro de escasas horas. Soy consciente de que están en su momento, y que ese momento tan merecido se ha fraguado de montañas y montañas de esfuerzo, sudor, y mucho amor.

Entre el público gente de Medicina, Viaje a 800, Brutal Thin, Atavismo, R.O.L.F; el cielo en la tierra. Los chicos de Híbrido prueban sonido, ajustan monitores, afinan instrumentos, y nosotros aguardamos ansiosos esa embestida tantas veces soñada. Ahora es ya. Y eso es maravilloso.

“Pensando en un eco de un instinto interior” nos empuja al viaje, y sabes que ya no hay vuelta atrás. Y lo agradeces. Agradeces estar en primera fila, frente a Poti, disfrutando incluso de un buen sonido en las voces. Todo está en su sitio, a pesar de lo diminuto del emblemático local. Te dejas llevar y olvidas; siempre olvidas. Es todo galáctico e incluso profético. Magia poética; poesía mágica.

La interactuación entre los músicos es casi tribal, y se dejan zarandear por una música que ha ido más allá de ellos mismos. Es como una especie de milagro. Y suena “Escarlata”, y las guitarras de Zoa y José Ángel hacen el amor bajo el influjo de la luna del Sur. Y sientes orgullo de pertenecer a ese sincero sentimiento. Es como si Híbrido tocara para ti, es como si el privilegio fuera regalo existencial.

“Nada, Nadie” es dulce, aunque el bajo de Poti te atraviese sin pedirte permiso. Zoa nos susurra mientras cerramos los ojos. Mientras tanto, Sandri dibuja sinuosos envites que provocan consciencia en este viaje tan especial.

Lo que no imaginamos es que “Les Pilules Vertes” va a extender sus alas más allá de su propio ser. Una pieza que arranca contundente para convertirse en un paseo orgiástico por tierras de aceite y blancas casas. Excelentes. La sorpresa viene de sendos tributos – en formato fragmento – a Motorpsycho y T. Rex, insertados como piedras preciosas en su propio arte. Sublimes.

La noche cierra – entre ovaciones y aplausos – con esa eternidad bautizada como “Ente”. No está Jorge de Adrift; aunque es un detalle que no resta ímpetu a una de las piezas más bellas que recuerde. Una banda completamente engrasada, y agradecida a su público, corrobora que lo obtenido en su primer larga duración puede ser emulado sobre las tablas sin perder un ápice de esa poesía que los ha convertido en una de las formaciones más relevantes de esa música que nunca debería etiquetarse.

Gracias, familia.