Ilegales
Bilbao, Kafe Antzokia.
08 – 02 – 2019.
Fotos: Alfonso Martínez Pla.
Texto: Nacho García.
En los últimos cinco años he tenido una relación muy estrecha con la música de Ilegales y con la figura del gran guitarrista, letrista, y cantante Jorge Martínez. He llevado a cabo entrevistas de radio con Jorge, programas de radio especiales sobre Ilegales, entrevistas escritas para webs y revistas digitales, reseñas de sus discos, y crónicas de sus conciertos. Descubrí a Ilegales en el año 2015 con el álbum “La Vida es Fuego” y desde ese momento me sumergí vorazmente en todo su catálogo musical, digamos que su adictiva música se metió en mi ADN y ya no saldrá jamás. Después de todo lo que he disfrutado y vivido junto a su música, lo que más me sigue excitando es asistir a uno de sus conciertos. Es tal la euforia que siento cuando se acerca una de sus actuaciones, que incluso llego a sentir mariposas en el estómago. Para mí, y supongo que para la mayoría de los seguidores de Ilegales, se trata de un verdadero ritual donde la interpretación de su catálogo suena mejor y con más energía que nunca.
La mañana del viernes ocho de febrero desperté con cierta inquietud, sabía que iba a vivir un día muy especial. En cuanto hube atendido mis responsabilidades hogareñas, arranqué mi coche y salí en busca del fotógrafo Alfonso Martínez Pla. De camino al Kafe Antzokia disfrutamos de una tranquila escucha a todo volumen del álbum “Rebelión” que nos puso al día sobre la nueva energía de la banda. Una vez en Bilbao pasamos una agradable tarde tomando unas cañas y cuando llegó el momento nos acercamos bastante excitados al Kafe Antzokia. Entramos en la sala, agarramos nuestras bebidas, y nos dispusimos a esperar a la banda en el extremo izquierdo del escenario. Dicho escenario comunica con el público mediante unas escaleras, por lo que no es nada difícil que los seguidores se suban al escenario y entren en contacto con las bandas. Este dato le añadió aún mas excitación al evento, desde el primer momento me dio la sensación de que allí podía ocurrir cualquier cosa.
Ilegales saltaron al escenario con el Antzokia a rebosar. El mítico bajista Willy Vijande y el batería Jaime Beláustegui iniciaron el concierto con el traqueteante ritmo de la canción “Stick de Hockey”. Jorge Martínez hizo su entrada justo cuando las vibrantes notas del musculoso bajo de Willy nos estaban golpeando en el pecho. El mítico frontman y guitarrista estuvo en su salsa desde el minuto uno. Se colgó su Fender blanca, se movió por el escenario, gesticuló un poco y ofreció un saludo marcial al respetable. Ilegales introdujeron al público en su nuevo álbum con la reflexiva atmósfera del tema “No Tanta Tonto”. Mike Vergara estuvo impresionante a los teclados, sus arreglos musicales superaron la versión original grabada en el disco. La banda continuó con las canciones “Hola Mamoncete”, “Ella Saltó Por la Ventana” y “Suicida”. En este último tema nos demostraron que las canciones de su nuevo álbum funcionan a la perfección en sus conciertos.
Cuando asistes a un concierto de Ilegales en los tiempos que corren, lo primero que te llama la atención es la buena forma física de Jorge Martínez y su descomunal energía. Pero si además profundizas un poquito en los otros componentes del grupo, te das cuenta de que son el complemento perfecto para Jorge Ilegal. La descomunal base rítmica que generan Willy Vijande y Jaime Beláustegui son el colchón perfecto para que Jorge Martínez Serrano de rienda suelta a sus filigranas guitarreras. La guinda la pone Mike Vergara, su virtuosismo con la guitarra, los sintetizadores y los teclados son el broche perfecto para una banda de rock n´ roll insuperable. Los chicos de la banda subieron la velocidad y el volumen de la actuación con “Todo lo que Digáis que Somos”, “Voy a Bar” y “El Norte está Lleno de Frío”. En este punto del concierto algunos miembros del público comenzaban a animalizarse. Me tocó sufrir al típico espectador que de forma agresiva te dice: “No me dejas ver” y al borrachín que te da besos sin conocerte. Un peligro controlado de lo más divertido, consecuencia directa de la euforia que despierta la banda y de alguna sustancia ilegal o bebida espirituosa. Todas estas circunstancias hicieron que me preguntase por enésima vez por los riesgos que podía acarrear ver a la banda en los viejos tiempos.
Ilegales bajaron un poco la velocidad de su actuación y nos regalaron una preciosa interpretación de los temas “Enamorados de Varsovia” y “El Bosque Fragante y Sombrío”. Después aceleraron y continuaron con pulso firme con “Chicos Pálidos Para la Máquina”, “Yo Soy Quien Espía los juegos de Los Niños” y “Si la Muerte me Mira de Frente me Pongo de Lao”. El público coreó y cantó cada estrofa de estos últimos temas. Para amenizar todavía más el concierto, Jorge nos regaló varias reflexiones que hicieron las delicias del respetable. Hacía mucho tiempo que no presenciaba ese grado de comunión entre un artista y su público. A estas alturas de su carrera Jorge es un personaje mítico y a sus seguidores les encanta todo lo que nuestro amiguito diga y haga. Su particular carisma dentro y fuera de las tablas es innegable. Cuando Ilegales nos sorprendieron con “Mi Amigo Omar”, “El Demonio” y “Regreso al Sexo Químicamente Puro” llegó el acabose. La banda sonó tan compacta y engrasada que si cerrabas los ojos parecía que estuvieses escuchando uno de sus fantásticos discos en directo. “Regreso al Sexo..” es un tema que me sigue fascinando como el primer día. Me impresiona la verborrea de Jorge en esta canción, ¿cómo es posible que un tema lento diga cosas tan acertadas sobre una persona non grata de sexo femenino? La banda continuó su ataque sonoro con “Mundo Carapijo”, “Eres una Puta” y “Rebelión”. La energía en directo de este último tema es descomunal, un auténtico torpedo al bajo vientre de esta sociedad borreguizada por los medios y la cultura del materialismo.
Ilegales metieron la directa con “Soy un Macarra”, “Tiempos Nuevos, tiempos Salvajes”, “Anfetamina” y “Bestia”. Este último tema levantó al público al máximo, fue una auténtica gozada presenciar cómo el público de un Antzokia completamente abarrotado coreaba “Bestia, Bestia” hasta quedarse afónico. Después de este derroche de energía, Jorge anunció el final del concierto y los Ilegales se retiraron durante unos minutos antes del ansiado bis. Cuando volvieron al escenario Jorge se colgó una Fender de color rosa brillante y la banda terminó de volarnos la cabeza con “Desconfían”, “Hombre Solitario”, “Problema Sexual” y “Destruye”. La emotividad de este último temazo siempre hace que todo el mundo se quede escuchando atentamente sus primeras estrofas. Después, claro está, todo revienta en el estribillo. El público se queda sin voz saltando y coreando ese famoso “Destruye, Destruye” que tanto nos gusta.
Y eso es exactamente lo que sucedió en el Antzokia. El público entró en su trance final, cabeceó, brincó, hizo pogos y salto desde las escaleras. Una apoteosis fuera de serie para una banda de su veteranía. Las bandas jóvenes deberían de tomar nota de los directos de Ilegales. Cuando el concierto terminó, el respetable tenía tal subidón y se sentía tan agradecido que invadió el escenario y a punto estuvo de comerse a besos a la banda. Los miembros de la banda respondieron con sumo agradecimiento haciéndose fotos con sus seguidores, regalando púas, baquetas e incluso los carteles del set list. Una actitud para quitarse el sombrero. Dada mi adicción a la música de Ilegales no puedo ser completamente neutral a la hora de elaborar una crónica de los acontecimientos. Pero da igual, cualquiera de los cientos de asistentes os puede relatar lo mismo. Los chicos lo consiguieron una vez más. Ilegales son la mejor banda de rock de este país y Jorge Martínez el último hombre al que deberías molestar. Sagrados, deberían de ser monumento nacional.