Dream Theater – Distance over Time (2019).
InsideOut Music.
Productor: John Petrucci.
Por Carlos Salcedo Odklas.
Dream Theater son, por trayectoria y méritos, una de las bandas más importantes en la historia del metal progresivo. Creo que eso es algo totalmente indiscutible a estas alturas. Pero antes de encarar la reseña de su nuevo disco, el número 14 en su ya abultada trayectoria, considero muy importante y revelador hablar un poco del contexto en el que han creado esta nueva obra.
Su anterior disco, The Atonishing, fue publicado hace ya tres años. No dudamos que en aquella obra la banda puso mucha ilusión y medios pero, desgraciadamente, para muchos supuso un gran fiasco. Intentaron hacer una obra demasiado ambiciosa y pecaron precisamente de exceso de ambición, dando como resultado un trabajo aburrido, demasiado recargado y que destilaba una grandilocuencia y pomposidad que llegaba incluso a resultar sonrojante en muchos momentos.
El disco, como era de esperar, fue machacado en líneas generales tanto por la crítica como por el público. Sin duda esto debió ser un duro golpe en el orgullo de la banda que, tras la decepción inicial, seguramente hizo examen de conciencia y llegó a la conclusión de que su propia leyenda quizás se les había subido demasiado a la cabeza. De esta forma encararon la creación de su siguiente disco de una forma totalmente distinta y mucho más inocente. Huyendo de enrevesadas tramas y planes preconcebidos tomaron la decisión, de forma acertada, de encerrarse en el estudio para pasarlo bien haciendo lo que mejor saben, enfocándose simplemente en sacar un puñado de temas de alta calidad sin más pretensiones.
Y les ha salido bien. El disco rebosa frescura y sencillez, teniendo en cuenta lo que la palabra sencillez significa para una banda como Dream Theater, claro. Se aprecia perfectamente que los diez cortes que conforman Distance Over Time han surgido de distendidas jam session de la banda en el estudio, y que no se han comido mucho la cabeza para unir temas y conceptos dentro de alguna extraña maraña teoricofilosoficomusical. Esa actitud desenfadada se aprecia y degusta a las mil maravillas por el oyente que solo busca disfrutar de un buen puñado de temas de una grandísima banda de metal progresivo.
También, por todo lo expuesto, estamos ante un disco que no va a ser, ni de lejos, considerado entre las obras maestras de la banda. Pero, sinceramente, tras el tostón de The Atonishing, muchos nos damos por bastante satisfechos con esto, y volvemos a tener fe en una banda que nos ha dado, y puede seguir dando, muy buenos momentos.
Centrándonos en el contenido poco que añadir. Diez temas muy directos y disfrutables, con su buena ración de solos, cambios de ritmo y florituras de elevado nivel técnico como cabría esperar. Diez temas variados y dinámicos, que por su carencia de pretensiones quizás no te vuelen la cabeza, pero que tampoco resultan cansinos ni extenuantes.
Como suele ser habitual el que parece dirigir el cotarro aquí es Petrucci, que no en vano ejerce también de productor. Todos los temas se asientan firmemente en los riffs del barbudo, riffs que sorprenden por su tremenda pegada y groove, y que dejan fácilmente en pañales a muchas ideas de otras bandas de géneros a priori más agresivos. Mike Mangini también está impecable a la batería y goza, por fin, de un sonido en la producción que le hace justicia, por lo que se puede considerar fácilmente como su mejor trabajo desde que entró en la banda. Como ya he comentado los temas siguen estructuras sencillas (para los estándares de Dream Theater), despegando con riffs iniciales de Petrucci, la consabida estrofa y estribillo, y una parte central muy trabajada, que es donde se encuentran los pasajes más virtuosos. Los duelos Petrucci/Ruddess como era de esperar resultan estratosféricos, y el pegamento de Myung no flojea ni un segundo. La banda suena compacta y profesional, gustándose y disfrutando de lo que hace mientras dejan correr la inspiración, tirando de todos sus recursos, experiencia e influencias.
Hay temas más redondos que otros, claro, pero todos están en un muy buen nivel. Personalmente los que más me han llamado la atención han sido Paralyzed, directo y muy cañero. Barstool Warrior, con unas dinámicas que son puro Theater. Room 137, en el que despliegan un groove tremendo y que cuenta con unos deliciosos escarceos por el blues rock de alto octanaje. También At Wit’s End, en donde Petrucci brilla especialmente, demostrado (por si quedaba alguna duda), por qué es uno de los mejores guitarristas de su generación. Destaco también Pale Blue Dot, quizás el tema más enrevesado y ambicioso del disco, todo un viajecito de 8 minutos de duración. Estas son mis elecciones, que bien podrían haber sido otras, ya que como digo todos los temas están a un nivel parecido, sin destacar especialmente ninguno para bien ni para mal dentro del conjunto.
En definitiva este Distance Over Time es un muy buen disco: enérgico, desenfadado, directo, dinámico y disfrutable. No será un disco mítico, pero sí es un trabajo bastante digno dentro del catálogo de Dream Theater, que cuenta con todas sus señas de identidad y que puede servir perfectamente como puerta de entrada para aquellos que estén descubriendo ahora a la banda. Reconciliará totalmente a los fans desencantados tras su anterior tropiezo, y seguramente les suponga nuevos adeptos a la causa. Es por tanto una escucha totalmente recomendable.