Crítica: STRO – LOMA (2019)

Por Carlos Kashmir.


Uno de los secretos mejor guardados del rock progresivo y alternativo patrio por fin alumbra su debut, tras alrededor de un lustro en el que todo ha ido con el mayor de los sigilos y cierto hermetismo, sabiendo de este proyecto con cuentagotas. Realmente habría que remontarse 15 años para encontrar la semilla en la mente de Carlos Stro, queriendo hacer, según él, algo que trascendiera lo meramente musical para convertirse en un vehículo transmisor de ideas, donde priorizan la investigación, la física del sonido, la vibración, y sin olvidar la expresión de emociones. El álbum está formado por siete temas que constituyen un homenaje a la Ley del Siete, numerados con las siete notas de la escala musical, y lo completa las ilustraciones de Nicolás Castellredondeando a la composición musical la también visual.

“6144” abre el telón poniendo sobre la mesa las señas de identidad de STRO, con los trepidantes ritmos de batería y guitarras, un bajo que echa chispas, y esos cambios estructurales para pivotar sobre un fabuloso y etéreo estribillo. No es casualidad que éste fuera también el primer tema que grabaron en su propio estudio de grabación. Con “La Parábola del Carruaje” nos sobrevienen ecos de Tool en las percusiones (colosal de principio a fin Jairo Ubiaño en los parches), hasta que entramos en compases a toda castaña, continuos cambios de ritmo y cánticos épicos. En “Seres-Aparatos I” levantan por primera vez el pie del acelerador para volver a pasajes ya conocidos, tejiendo esa conceptualidad de la que tanto se enorgullecen; la guitarra es punzante, y nos encontramos navegando por los momentos más progresivos del disco.

Hay un “Seres-Aparatos II”, más marciana y desquiciada, matemáticas en la música como haría todo un Robert Fripp. “El Horror de la Situación” e “Himno Esenio” ejercen de interludios para vertebrar el disco, y poder llegar a “La Esfinge”, la joya de la corona, un tratado de progresivo moderno con aroma sinfónico setentero que desemboca en una balsa jazzy.

Las letras son un punto y aparte, e invitan a estar atentos para completar la experiencia de la evolución tanto individual como universal, sirviéndose de una voz muy seria y un tanto sedosa que con las escuchas termina por cuadrar con la música. Música de estructuras rítmicas complejas, espacios sonoros, como si John Coltrane se vistiese de un héroe progresivo, y donde se nota que hay amor por la música clásica.

Se huele la exigencia que encierran sus surcos, y sobrevuelan las influencias de los citados Tool, Mars Volta, Leprous o King Crimson, en este notable debut que hará las delicias de los que busquen experiencias más allá de lo convencional.

La expansión musical de STRO nos invita a distintos momentos y tipo de reflexión. Guitarras marcianas empujadas por ritmos frenéticos dibujan en LOMA un álbum de cocción lenta y mística conceptual al dente, con patrones poco ortodoxos, y ante todo ambicioso.


DO 6144
RE La Parábola del Carruaje
MI Seres-Aparatos I
FA El Horror de la Situación
SOL Seres-Aparatos II
LA Himno Esenio
SI La Esfinge


Ricardo Stro: voz
Jessica M. de La Paz: bajo (DEP)
Carlos Stro: sintes y pianos
Jairo Ubiaño: batería
Diego Cartón: guitarra
Juan Carlos Casimiro: arreglos orquestales
Producido y mezclado por Stro.
Masterización: Juan Hidalgo (DEP)