«Black Rose» de Thin Lizzy debería sonar obligatoriamente en las aulas de todas las escuelas del mundo.
(Rafa Diablo)
Hay tradiciones arraigadas que siempre están ahí. Los humanos somos animales de costumbres y pese a que la sociedad en conjunto experimenta continuos cambios con el paso del tiempo, hay rutinas y hábitos de los cuales, por muchos motivos, nunca nos desprendemos. En Diablorock no somos ajenos a este tipo de comportamientos. Tampoco a ciertos rituales. Siendo uno de ellos, especialmente placentero, el de revisitar periodicamente la discografía de Thin Lizzy.
Texto por Jaime Taboada.
Para muchos de nosotros es como reencontrarnos con un amigo al que hace tiempo que no vemos, pero que sabemos que siempre va a estar a la altura cuando se le necesita.
Ya hemos hablado anteriormente de joyas como Jailbreak, Johnny The Fox Meets Jimmy The Weed (Thin Lizzy. Back In 1976. 40 Aniversario de «Jailbreak» & «Johnny The Fox» ), Bad Reputation ( Especial 40 aniversario: Thin Lizzy – Bad Reputation (1977) ), Thunder & Lightning ( Especial 35 Aniversario: Thin Lizzy – Thunder and Lightning (1983)) o el mítico Live And Dangerous (Especial 40 aniversario: Thin Lizzy – Live and Dangerous (1978) ). Pero para nosotros, tratándose de Lynott y los suyos, nunca es suficiente. De modo que, aprovechando la coyuntura, celebramos un cumpleaños muy especial. Porque en 2019 se celebra el 40 aniversario del morrocotudo Black Rose. O sea que… ¡al lío!
Situémonos en 1978 para entrar en materia. En ese momento Thin Lizzy eran una de las bandas más afamadas de Europa. El año anterior habían publicado Bad Reputation y posteriormente vio la luz su primer disco en directo, el memorable Live and Dangerous que había elevado la popularidad del grupo a niveles superlativos, además de haberlo situado en el circuito de las grandes giras y en los puestos altos dentro de grandes festivales.
A su vez, dentro del seno de la banda, la situación se vivía con una mezcla de euforia e inestabilidad. Por una parte Lynott disfrutaba de su status de celebridad y se dejaba ver por todos los saraos de Londres y Dublín. Por la otra, la relación entre Brian Robertson y el resto del grupo había llegado a tal punto de deterioro en el que la ruptura se hizo inevitable, abandonando Robbo la formación para comenzar junto a Jimmy Bain su proyecto Wild Horses en 1978. Tocaba buscar un sustituto y mientras tanto Phil se dejaba ver de vez en cuando junto a Steve Jones y Paul Cook (de Sex Pistols), además de Chris Spedding y Jimmy Bain en una banda llamada The Greedy Bastards en la que también participarían de manera esporádica miembros de Boomtown Rats. La revolución punk no afectó negativamente a Thin Lizzy. Pese a que muchos de los líderes del movimiento abominaban de las rock stars, Lynott no sólo fue aceptado por la mayoría de la comunidad punk, sino que era además reivindicado. Su colaboración con algunos ex Pistols no fue el único nexo de unión con el punk rock, sino que además participó en el fabuloso disco So Alone de Johnny Thunders. Todo ello en medio de una rutina de drogas, bebida y “rock´n´roll all night and party everyday”
En paralelo a estos divertimentos al margen de la banda matriz, Thin Lizzy se embarcaron en una gira por Australia y Nueva Zelanda. En ella no pudo participar Brian Downey por haber contraído una neumonía pero si lo hizo el recambio de Brian Robertson, Gary Moore, viejo conocido Phil y compañía que ya había militado en el grupo esporádicamente en el pasado. Fue al regreso de esa gira cuando Downey se reincorporó nuevamente a su puesto como batería y el grupo se puso a trabajar en su nuevo álbum, entrando en el estudio de grabación en diciembre de 1978. Como suele suceder tras la publicación de un disco súper exitoso (en este caso Live And Dangerous) la presión para el grupo aumentaba cada día que pasaba. No siempre es fácil mantener un nivel de ventas, fama y popularidad tan elevado, y no todo el mundo es capaz de responder a dicha presión de la misma manera. En el caso de Lizzy, la manera escogida para tratar de evadirse fue la masiva ingesta de drogas, sobre todo por parte de Phil y Scott Gorham, lo que influyó negativamente en el ambiente durante la grabación pese a lo cual, sacaron el trabajo adelante.
De nuevo el grupo quiso contar con Tony Visconti como productor. Era la persona que hasta el momento mejor había sabido extraer todo el potencial de los irlandeses y Lynott lo sabía. Y a juzgar por el resultado, tanto la banda como el productor volvieron a dar en el clavo.
Grabado a medias entre los Estudios Pathe Marconi de París y los Estudios Morgan de Londres, el LP finalmente vio la luz en abril de 1979, precedido por el single Waiting For An Alibi. Y puede que la banda tuviera problemas y Gorham o Lynott no estuvieran del todo centrados en algunos momentos, pero se cumple lo de “quien tuvo retuvo” y todo el talento que atesoraban no se había perdido. El resultado fue un de esos álbumes que hoy ostentan, con total merecimiento, la categoría de clásicos.
EL grupo sonaba engrasadísimo. Moore se había acoplado perfectamente a Gorham, brillando con luz propia durante todo el disco e involucrándose en la composición. El trabajo conjunto de guitarras, una de las señas de identidad del sonido Lizzy, seguía ahí y proporcionaba momentos de gran brillantez. Brian Downey como era habitual actuaba a modo de soporte perfecto para el resto de la banda, con su elegancia, sencillez y contundencia a la batería. Lynott, por su parte, estaba dotado de un talento tan descomunal que incluso en las más adversas condiciones cumplía sobradamente. Y en este Black Rose se mostraba inspiradisimo como en sus mejores momentos, tanto con su bajo como a la voz, emocionándonos en algunas ocasiones y transmitiendo garra y chulería en otras. Siempre, por supuesto, dando una lección de clase y saber estar. Por su parte Visconti, una vez más, supo darle a las canciones lo que necesitaban y el álbum seguía sonando 100% a ellos mismos, lo que quiere decir que a los 10 segundos de comenzar una canción ya podíamos identificarlos antes de que Lynott pronunciara una sílaba.
9 canciones fabulosas componían el álbum y como era habitual, imperaba la variedad. Thin Lizzy siempre fue una banda muy abierta y desprovista de prejuicios volviendo a demostrarlo en esta ocasión. Hay hard rock crudo y callejero en temas como Do Anything You Want To, con unos fantásticos Downey y Lynott creando una demoledora base rítmica, Toughest Street On Town o Get Out Of Here. Composiciones más lentas y sosegadas como esa bellísima Sarah (que Phil dedica a su hija), ramalazos funk en S&M y temas que recogen la más pura esencia del grupo como Waiting For An Alibi, Got To Give Up o With Love. Temas de rock con melodía pop y esas guitarras cristalinas tan características, con un Lynott cantando como solo él sabía, manteniendo un perfecto equilibrio entre agresividad y emotividad. Son ese tipo de canciones las que hicieron de esta banda algo muy muy especial y la dotaron de una personalidad única e inimitable.
El disco concluía con un medley que se diferenciaba del resto de canciones, tanto por sonido como por temática. Lynott, consciente del gran momento artístico y comercial que atravesaba la carrera de Thin Lizzy, quería que el álbum no fuese uno más dentro de la discografía de la banda, sino un trabajo que remarcara sus raíces irlandesas. De ahí la decisión de grabar a modo de colofón y cierre una canción dividida en 4 partes, uniendo extractos de temas tradicionales del Irish Folk como eran Shenandoah, Will You Go Lassie Go, Danny Boy y The Mason Apron. De ese modo, se creó el tema Roisin Dubh (Black Rose): A Rock Legend. Con un título en irlandés ponía de manifiesto tanto el amor que la banda sentía por su tierra como el inmenso talento que poseían. Siete minutos de fusión de rock con música tradicional que siguen emocionando como el primer día y volvían a demostrar que no había nadie como ellos.
La intención de Phil era utilizar el título de la canción para el LP realzando así la identificación del grupo y del álbum con la nación y la cultura irlandesa, pero en portada, por razones comerciales, se optó por la traducción al inglés, Black Rose, con el subtítulo de A Rock Legend, figurando el título original, Roisin Dubh en el listado de temas de la contraportada. Cuando el disco se puso a la venta la recepción de crítica y público fue entusiasta, sobre todo en Gran Bretaña, en donde Black Rose llegó a ser disco de oro. El single Waiting For An Alibi, también obtuvo un gran éxito pasando a engrosar la ya abultada lista de clásicos del repertorio del grupo.
Aprovechando el buen recibimiento de su nueva obra se dispusieron a realizar otra gira triunfal presentándola en directo, pero como era habitual en la carrera de Thin Lizzy, surgieron contratiempos. En este caso, el abandono de Gary Moore, cuando ya habían iniciado un tour por Estados Unidos, dejando al resto de grupo con escaso margen de maniobra. Pero como en tantas otras ocasiones Lynott y los suyos se sobrepusieron y lograron salir adelante.
Black Rose fue para algunos, el último clásico de Lizzy. Otros no pensamos así. Pero en todo caso hay una casi total unanimidad a la hora de encuadrarlo entre los trabajos más brillantes e inspirados de toda su discografía. Eran años musicalmente convulsos, con la irrupción del punk, la new wave y la música disco, pese a lo cual el grupo mantuvo inalterable su personalidad lo que hizo que la aparición de Black Rose fuera como un oasis en el desierto, en un momento en que otros muchos grupos de rock clásico comenzaban a perder la frescura tratando de adaptarse (con desigual fortuna) a los tiempos.
Años más tarde, el álbum volvió a cobrar relevancia debido a que Axl Rose lucía orgulloso su portada en un tatuaje, consiguiendo que muchos de sus fans, sobre todo los más jóvenes lo conocieran y por añadidura hicieran lo mismo con el resto de la discografía. En 2011 se reeditó una buena parte de la obra de Thin Lizzy en ediciones Deluxe. Black Rose fue uno de los trabajos elegidos y se publicó con un CD extra con algunas rarezas y versiones alternativas. Le otorgó al álbum una merecida segunda vida y permitió que fuera redescubierto por mucha gente.
Quizás a nivel popular títulos como Live & Dangerous, Jailbreak o Bad Reputation gozan de más fama y repercusión, pero en mi modesta opinión Black Rose está a la misma altura que cualquiera de ellos y en 2019 conserva toda su frescura y calidad intacta. Los tiempos cambian, pero este disco siempre suena actual, sean cuales sean las tendencias de cada momento. Esa es su mayor virtud. Además, claro está, de las nueve canciones como nueve soles que se pueden escuchar a diario durante años y nunca llegarían a aburrir.
No voy a decir que Thin Lizzy fuera la mejor banda de la historia o dejara de serlo. Es algo muy relativo y para mi gusto, secundario. Porque lograron algo, si cabe, más importante. Ser únicos. Y como prueba de su singularidad, nada mejor que este Black Rose. Y dicho esto, ha llegado el momento de servirse una pinta de Guinness y dejarse llevar. Suenan los primeros acordes de Do Anything You Want To y las twin guitars nos llevan a otra dimensión. En ella nos veremos!!!