Adrift – Pure (2019)
Sello: Temple of Torturous Records.
Producido por Santi García.
Por: Álvaro Antípodas.
Qué lejano queda ya 2012. Sí, por aquel entonces todavía la Selección Española daba alegrías con victorias en torneos internacionales veraniegos. La razón para mirar atrás, y en concreto al 2012, es porque desde entonces no hemos tenido alegrías musicales en forma de nuevo trabajo de estudio de la banda madrileña Adrift. Un combo que para muchos habrá caído en el olvido desde que publicasen el más que recomendable Black Heart Bleeds Black y que hasta ahora no han vuelto para que les rindamos pleitesía. No es que hayan estado parados sus componentes precisamente, ya que sin ir más lejos han participado activamente en proyectos tan personales y peculiares como El Páramo o Gentemayor e incluso Maca ha acabado siendo miembro activo de los también de la capital Toundra. Con Pure regresan con seis temas apabullantes que harán difícil que no posicionemos al LP en las posiciones nobles de los ránkings de final de año.
Publicado vía el sello sueco Temple of Torturous, y con una magnífica promoción internacional previa compartiendo adelantos a través de varios medios de referencia, este tercer disco de Adrift supone la consagración definitiva de una de las bandas del metal nacional más sólidas de este milenio. El arranque con el tenso crescendo de Pure casi yéndose a los nueve minutos es toda una muestra de poderío, una potencia sónica que se ve continuada en Mist de corte más post-metalero y en la que la sección rítmica conformada por Dani al bajo y Jaime García a la batería se torna densa como el osmio. Sin embargo, encorsetar a Pure dentro del sludge y el post-metal y nombrar a los Neurosis, Isis y Russian Circles le hace poco favor a un disco que busca algo más allá. Un tema como Confluence of Fire que es capaz de intercalar guitarras más melódicas y zigzagueantes –se nota la mano de Maca y su reflejo de los últimos Toundra– y evolucionar hacia una catarsis sónica en la que la desgarradora voz de Jorge sabe ceder el espacio hacia terrenos más espaciales, etéreos y progresivos es buena prueba de ello.
Todavía más adelante del tracklist son capaces Adrift de subir la apuesta y zarandearte con una imponente The Call que si este mismo año la firmasen en su futuro disco los suecos Cult of Luna la estaríamos venerando ad infinitum. Casi tres minutos de progresión instrumental con un bajo martilleante, una guitarra rasgada casi muteada y un efecto que bien podría estar sacado de un E-Bow desembocando en un tour de force con mención especial al trabajo de Jaime a las baquetas. El particular registro blacker de Jorge eleva a otra dimensión tanto esta pieza como la menos enrevesada Embers donde la banda es incluso capaz de virar levemente hacia terrenos más pantanosos hacia la segunda mitad del corte y coquetear con una especia de solo de guitarra en transición para redondear otro claro acierto.
De esa transformación y paso adelante que citamos hay mucho en la pieza que cierra el conjunto. The Walk of Tired Death, siendo algo menos hercúlea que las anteriores, arroja una faceta de Adrift interesante en cuanto al uso de ese patrón rítmico en iteración tan propio del post-metal de nuevo siglo en conjunción con su pasado más oscuro en un tempo doom para dar el adiós al disco. Para ese punto como oyente los ojos ya se te habrán salido de las cuencas y echarán humo tal y como queda reflejado en la portada de un disco que roza la perfección en los palos que toca en multitud de momentos. El trabajo por el que mediremos gran parte de los lanzamientos metaleros tanto nacionales e internacionales este año.