Por fin llegó el concierto más deseado por el público habitual del festival gallego. La banda enmascarada no decepcionó en absoluto a una masiva asistencia de público.
Texto y fotos: Rafa Diablo.
Desde primeras horas de la tarde el recinto se comenzaba a quedar pequeño por la continua llegada de espectadores. En esta segunda jornada la climatología acompañaba, y en el espacio entre los dos escenarios principales empezaban a quedar pocos huecos. Trivium gozaría de un sonido mucho más potente que las bandas de la jornada del jueves. Un Matt Heafy como asentado frontman comandó un certero concierto en el que, por encima de divagaciones melódicas, los temas más contundentes agitaron a un público mucho más animado que la anterior noche pasada por agua.
Arch Enemy volvían a Viveiro y consiguieron nuevamente hacer las delicias de sus fans. El dúo de guitarras compuesto por Michael Amott y Jeff Loomis es garantía del mejor melodeath, y con la carismática Alissa como frontwowan, fantásticamente ataviada, asestaron golpes de todas las etapas de su carrera. Un show vistoso adornado de columnas de humo y fuego, con una formación que por fin parece declararse como definitiva.
Una alegría que finalmente Avatar tocasen en Resurrection Fest, y con la suerte de hacerlo justo antes de los cabeza de cartel. Es cierto que los suecos hubieran lucido mucho más imponentes en el escenario principal, pero no desaprovecharon su oportunidad. La Orquesta de Élite de Avatar desarrolló su habitual virtuosismo y poderío escénico, sin dejar sus grandes bazas en directo. El sonido fue notable y el público se lo pasó a lo grande.
Si retrocedemos una década, el que una banda así tocase en Viveiro era una absoluta quimera. Pero eran las 23h en la segunda jornada de Resurrection Fest 2019 y un telón cubría el escenario con un gigantesco logo de Slipknot. Tras la habitual intro de AC/DC, el telón se recogía bruscamente y el escenario lucía imponente con toda la banda enchufadísima desde el primer segundo.
Corey Taylor volvía un año después, esta vez con máscara, y con sus compañeros Des Moines. El vocalista volvió demostrar que es una de las mejores voces del rock duro en la actualidad, vaciándose al completo en todos los aspectos. Un maestro de ceremonias que representaba con su nueva máscara al ejército de raritos que siempre fuimos.
La pareja de guitarristas fueron otros de los protagonistas de la noche, pudiendo percibirse nítidamente el estilo de Jim Root y del incombustible Mick Thomson. La base rítmica también estuvo soberbia, con bajo y batería colosales junto a unos percusionistas que, por primera vez, conseguí escuchar en el sonido en directo de la banda, perfectamente ecualizado.
La selección de temas no tuvo sorpresas, lo que todo el mundo quería escuchar, sin dejarse ningún pieza capital de su discografía, con sitio para cortes más experimentales, y estrenando sus dos últimos temas.
El público del Resu, ese del que tanto se habla. Ese público que todos los años pedía insistentemente a esta banda, y que al fin recibía su premio. Slipknot no fallaron y el público demostró por qué deseaban tenerlos en Viveiro. Un mar de metalheads que coreaban, saltaban y se sacudían tan alocadamente como los músicos sobre el escenario, a los que encontré especialmente motivados. Un concierto que puede tomarse como el mejor de la banda en España. De momento… prometieron volver pronto.