HELLFEST 2019 + KNOTFEST
20, 21, 22, 23 de Junio
Clisson (Francia)
Texto: Jose Mora
Fotos: Jaime García Perez


Y un año más, volvimos a Hellfest. Llegaba mediados de junio y como cada año desde hace siete, tocaba nuestra obligatoria peregrinación a ese festival que, cada vez más, se afianza como la gran referencia metalera en el formato grande a nivel mundial. Wacken cuenta con la tradición, los Download con el gigante LiveNation apoyando detrás, Graspop con un cartel más que notable… Pero Hellfest ha ido sobrepasando uno por uno a todos los mastodontes que reinaban el panorama festivalero europeo con una facilidad simplemente pasmosa. Su gran baza: hacer las cosas terriblemente bien. La demanda de abonos de tres días (agotados en menos de dos horas en esta última edición) habla por sí sola. Desde la organización de Hellfest llevan ya muchos años seguidos ofreciendo un festival a gusto de casi todos los oyentes: desde el fan más “mainstream” que va por los enormes cabezas de cartel, hasta el gourmet que va a disfrutar de las bandas menos conocidas y las propuestas más arriesgadas en las carpas. Probablemente sea uno de los pocos carteles europeos en los que se puede disfrutar tanto de Kiss como de The Young Gods, de Envy, Emperor, Sisters of Mercy o Sum 41. Propuestas terriblemente distintas conviven en armonía en un line-up que, como siempre, ha contado en 2019 con más de 150 bandas de todos los colores y sabores, repartidas en seis escenarios distintos, durante tres jornadas de música ininterrumpida desde las 10:30 de la mañana hasta las 2 de la madrugada. Un festín de música en toda regla.

Sin embargo, más allá de lo enorme y espectacular del line-up de Hellfest, la organización ya hace muchos que año ha sabido cuidar al detalle las otras mil variables que marcan la diferencia para que la estancia en un festival de estas características sea lo mejor posible para sus visitantes. Instalaciones cada vez mejor equipadas y más vistosas que nunca, horarios respetados al dedillo, sonido entre bueno y muy bueno en la mayoría de las actuaciones, precios muy aceptables para un festival de estas dimensiones, zonas de sombra y descanso suficientes, varias fuentes repartidas por todo el festival, oferta de catering numerosa y variada, bares de sobra como para vender 440.000 litros de cerveza en tres días, un metal market grande y bien nutrido para que algunos se dejen sus ahorros en vinilos, camisetas, cuernos vikingos o merchandising variado, powerbanks a modo de préstamo gratuito para que nadie se quede sin batería en el móvil, zona de arcades, un banco de pruebas de guitarras eléctricas, tattoo shop… Como siempre decimos: un  Disneylandia para rockeros. Y para ir un paso más allá, este año la organización nos preparó un “extra” para los “festivaliers” más tempraneros…

Jueves 20 de Junio: KNOTFEST

Por primera vez en su historia el Knotfest, el festival itinerante organizado y encabezado por Slipknot, tenía lugar en Europa en una jugada maestra, específicamente en el recinto de Hellfest, un día antes de Hellfest. La banda y la organización no quisieron desperdiciar la oportunidad y aprovecharon el tour europeo de los de Iowa para sacarse de la manga este “Knotfest meets Hellfest” a modo de aperitivo antes de los tres fuertes menús que nos zamparíamos los días siguientes. Por cuestiones logísticas nos fue imposible ver las actuaciones de Sick of it all y Amaranthe, las dos primeras del día, pero cuando accedimos al recinto a las seis de la tarde todo estaba listo para que Ministry repartieran su habitual descarga de metal industrial. Es cierto que el horario que tuvieron no estaba a la altura de la categoría e influencia real de la banda y que esta vez se nos hizo bastante corto su set, de menos de 40 minutos, pero esa no fue excusa para que Al Jourgensen y sus chicos estuvieran tan bien como siempre durante el rato que estuvieron sobre las tablas. Con un set formado íntegramente a base de clásicos (“Deity”, “Stigmata”, “Just one fix”, “NWO”…), nos sirvieron bien para entrar en calor.

A continuación, Behemoth ofrecieron un gran show de “black metal para masas”. Más allá de que guste o no su deriva discográfica desde hace unos años, lo cierto es que los polacos han sabido crecer como banda hasta alcanzar un status de popularidad simplemente impensable para un combo de su género. Buen sonido, gran puesta en escena, buena actitud, repertorio muy correcto (pese a tener más representación de material de los últimos trabajos) y en definitiva, un concierto notable que encantó a sus seguidores y caló positivamente entre algunos de sus detractores.

Cambio de tercio, ya que muchos fans de los primeros Slipknot tenían ganas de otro revival de primeros de siglo, cortesía de los americanos Papa Roach. Sin ser una banda que nunca me llamase la atención, lo cierto es que el sonido acompañó y sus “hits” de hace década y media causaron furor entre sus fans, más de los esperados a priori. No faltaron las coreadas “Last resort” o “Getting away with murder”, así como una sorpresiva versión del “Firestarter” de The Prodigy. Un “remember” en toda regla para esa generación que creció con el nu-metal petándolo en las listas de éxitos.

Después de que Powerwolf devolvieran los solos de guitarra y los estribillos épicos al Knotfest, era turno para que Rob Zombie y sus acólitos tomasen el mainstage. Lo que pudo haber sido un gran concierto, en el que cayeron sus clásicos inevitables (“Living dead girl”, “Dragula”, “House of 1000 corpses”…) así como un par de referencias a White Zombie (“Thunderkiss 65” y “More human than human”), nos dejó también un poco de sensación de “verbena” al incluir algunas versiones trilladísimas como son el “Helter skelter” de los Beatles y el “Blitzkrieg bop” de los Ramones, un solo de guitarra de John 5 un tanto innecesario, el tráiler de su nueva película justo antes de los bises… Es innegable que la banda sonó francamente bien, pero esos altibajos en el set terminaron por causar mella en el resultado final.

Inmejorable oportunidad la que tenían Amon Amarth esa noche, con su slot programado justo entre dos pesos pesados como son Rob Zombie y Slipknot. Ante un recinto ya lleno casi hasta la bandera, los vikingos supieron dar buena cuenta de su tiempo de escenario y desplegaron todo su arsenal: drakares, runas, martillos, truenos y la habitual parafernalia nórdica que les acompañan allí donde van. Aunque en disco se me hacen un tanto lineales, es innegable que en directo rayaron a un gran nivel, con uno de los mejores sonidos de la noche y una actitud envidiable. Vinieron a hacer lo suyo y lo hicieron francamente bien.

Sin embargo, esa noche los reyes y señores del cartel eran los americanos Slipknot. Era su festival itinerante, y ofrecieron su show completo en cuanto a minutaje y montaje escénico, muy vistoso e impactante a nivel visual, con su imaginería basada en diferentes asesinos en serie y mitos del cine de terror como seña de identidad. Pese a que algunos nos faltó bastante “chicha” en el sonido (el volumen general no era demasiado alto y la voz de Corey Taylor quedaba a veces un poco enterrada en la mezcla), lo cierto es que era evidente que buena parte del respetable había venido explícitamente por ellos, como demostraban las reacciones antes temas como “Spit it out”, “People = shit”, “Duality”, “Psychosocial”. Los más fanáticos echaron de menos que sonase “Wait and bleed”, sin embargo no cabe duda de que la banda tuvo una muy buena actitud y ganas en una fecha que no se consideraba como “una más” en su periplo europeo.

Tras ellos, éxodo de buena parte del respetable pese a que Sabaton cerraban la noche. No nos quedaban muchas fuerzas y teníamos tres días de música por delante, por lo que decidimos dar por finiquitada la jornada aquí y descansar para lo que se nos venía, que no era poco precisamente.


HELLFEST – Dia 1: 21 de junio

La noticia bomba era el primer comentario de la mañana entre los festivales que se desperezaban y asomaban la cabeza de sus tiendas de campaña con cara de incredulidad: Manowar, llamados a ejercer de cabezas de cartel del día y una de las bandas más esperadas por los fans del metal más clásico que visitaban Hellfest este año, habían decidido cancelar su actuación en el festival pese a encontrarse ya físicamente en Clisson en el mismo momento de la cancelación, y después de que el propio Joey DiMaio se personasen en la pasada edición del festival y soltase un “speech” bastante ridiculo, entre consigna y amenaza, avisando de que íbamos a flipar en colores con su concierto este año. La banda esgrime que “la organización les puso un montón de zancadillas y no les permitió ofrecer el show que sus fans merecen” por lo que decidieron cancelar. La organización, respetada y bien conocida por bandas, medios y fans, no necesitaron dar grandes explicaciones para salir airosos del envite, más allá que anunciar la decisión de la banda de cancelar. Cuesta creer que el festival y escenario por el que vimos pasar a Kiss, a Black Sabbath, a Rammstein, a Iron Maiden, a Tool, a Aerosmith y demás bandas enormes con montajes terriblemente complejos, no tuviera las características técnicas ni estuviera a la altura del show que Manowar ha preparado en este “The Final Battle” tour. Que cada cual saque sus conclusiones, algunos las tenemos bastante claras.

Entrando en materia puramente musical, comenzamos la jornada cerca de la una del mediodía con el show de Cult Leader. El combo, formado de las cenizas de Gaza, terminó de quitarnos las legañas con su propuesta, entre crust, sludge metal, hardcore… un compendio que funcionó francamente bien y a decir verdad nos dejó con ganas de más. Ojalá les pillemos en sala pronto.

A continuación, turno para los americanos Uada. Al verlos en escena unos cuantos pensamos “una banda más de black metal ocultista con el rostro tapado”, sin embargo pese a no inventar nada, dieron un concierto más que notable.

Sirvieron bien antes de que Daughters demostraran que no se necesitan blastbeats o riffs ultra rápidos para ser una de las propuestas más extremas del día. Un intensísimo show en el que la tremenda y destructiva actitud de su frontman Alexis Marshall, un genial repertorio repasando los temas clave de su nuevo “You won’t get what you want” y otros de su fondo de armario, así como su abrasivo sonido a medio camino entre noise rock e industrial fueron la clave para dejar boquiabiertos a unos cuantos que no los conocían. Son una de las bandas del momento, y sus incendiarios pasos por los escenarios mas renombrados sólo sirven para confirmarlo.

La jornada avanzaba y tocaba repartirnos entre el thrash-death de Power Trip, una de las bandas de la nueva hornada thrash que más nos gustan y que literalmente petaron el escenario Altar con un genial show, y My Sleeping Karma, combo alemán de psicodelia / post rock instrumental que, pese a lo complejo y específico de su propuesta, demostraron una vez más que los grandes escenarios les sientan muy bien.

Tras esto, seguimos refugiándonos del sol desde el escenario Temple, donde los míticos Diamond Head dieron buena cuenta de sus 50 minutos de set tirando de lo que todos querían oír: “Helpless”, “It’s Electric”, “Borrowed time”, “Am I Evil?”… Una banda que, pese a que nivel discográfico llevan muchos años pasando desapercibidos, suenan francamente bien en directo y todavía cuentan con un puñado de clásicos lo suficientemente buenos como para triunfar en formato festival.

Nos tocaba una buena dosis de death metal tradicional a continuación, ya que los míticos Pestilence también tiraron de clásicos (hasta siete temas de su mítico “Consuming Impulse” y tres de “Testimony of the ancients” formaron su set) para poner patas arriba un escenario Altar que disfrutó mucho del directo de los de Patrick Mameli. El sonido no fue el mejor, pero la ejecución fue intachable como siempre, y supieron jugar bien sus cartas con el tiempo que tuvieron.

Tocaba ahora acercarnos al mainstage ya que Dream Theater, en plena gira de presentación de su nuevo redondo “Distance over time”, descargaba en esos momentos todo su arsenal de metal progresivo. Coincidiendo también con el 20 aniversario de su genial clásico “Metropolis II: Scenes from a memory”, algunos esperábamos un set con varios temas de su emblemático álbum, sin embargo la banda eligió un repertorio un tanto irregular, con hasta cuatro temas de su nuevo redondo y otros cuatro de discos anteriores (“Lie”, “Peruvian skies”, “As I am”, “The Dance of eternity”). No terminaron de conectar especialmente con el público, y el sonido, con la guitarra de Petrucci comiéndose el resto de instrumentos y un James Labrie que cada vez sufre más para defender los temas del grupo en directo, no acompañó lo mas mínimo. Muy sorprendente como el rumbo del combo no termina de enderezarse desde la salida de Mike Portnoy, hace ya casi nueve años.

Después de que cenáramos algo viendo como los suecos Graveyard hicieran las delicias de sus seguidores en un escenario Valley hasta los topes, tocaba ver cómo se las gastaban en directo Venom Inc, los Venom de los miembros de la formación original Mantas y Abaddon sin su frontman Cronos. Hay que decir que íbamos con un cierto escepticismo, y la verdad es que esta encarnación del grupo parece mucho más sólida que la capitaneada por Cronos. Con un gran set tirando de lo que la gente quería oír (“Witching hour”, “Countess bathory”, “Black metal”, “War head”, “Bloodlust”…) y un sonido más que aceptable, su show no defraudó lo más mínimo a los que gustamos de estas bandas clave para las raíces del metal extremo.

En esta misma línea, nos quedaban varios conciertazos que disfrutar esta misma noche, el primero el de Possessed, de vuelta en la actividad discográfica con su redondo “Revelations of oblivion”, que sinceramente recoge la esencia de los Possessed clásicos en formato 2019. Aunque al principio puede chocar la imagen de Jeff Becerra, capitaneando la banda desde su silla de ruedas con una movilidad bastante limitada, lo cierto es que su actitud auténtica, su sinceridad y el buen estado vocal en que se encuentra sirven para rápidamente meterse en el bolo y disfrutar tremendamente del mismo. Es un placer tenerlos de vuelta y en tan buena forma, esperemos que por muchos más años.

Siguiendo con la estela de metal extremo clásico que comentaba, tocaba ahora el turno para que el mítico Tom Gabriel Fischer nos presentase Triumph of Death, su nuevo-viejo proyecto en el que revisita en directo temas de Hellhammer, la banda que sirvió como germen para posteriormente formar Celtic Frost y uno de los combos que marcaron un antes y un después en el metal con su arriesgada y cruda visión de la música. Si bien disfrutamos más del show de Triptykon hace unos años en este mismo escenario, no cabe duda de que su concierto de esta edición fue una celebración, un tributo a una época de su carrera que no había tenido una gran representación en directo desde hace décadas y que muchos fans pedían y añoraban. Cayeron todas las esperadas y necesarias: “Messiah”, “Crucifixion”, “Massacra”, “Triumph of death”, “Revelations of doom”… hasta un guiño a Celtic Frost con un “Visions of mortality” que hizo las delicias de muchos de los presentes. El sonido y la actitud, cercana y distendida, simplemente intachables. Aunque el bueno de Tom lleva un atril con las letras a modo de chuleta (queremos creer que solo durante estos primeros conciertos de la formación) hay que decir que disfrutamos mucho de ellos, la verdad.

Entrábamos en la recta final del día, y mientras que Sabaton salían airosos de la papeleta de ser el reemplazo de última hora de Manowar en el mainstage, nosotros disfrutamos terriblemente de unos Fu Manchu que ofrecieron sin lugar a dudas el gran concierto Stoner de la edición. Mucho buen rollo, sonido contundente, riffs áridos y una selección de temas muy bien pensada, que revitalizó a unos cuantos antes de encarar el último slot del día.

Aunque Gojira cerraban la jornada en los escenarios principales jugando en casa, y casi siempre que les hemos visto en directo estuvieron a un nivel superlativo, también superlativo era lo que nos esperaba en el escenario Temple: Kim Bendix Petersen, AKA El rey diamante, AKA King Diamond, demostró que los años parecen no pasar para él. Arropado por una gran formación con el mítico Andy Larocque y el genial Mike Wead a las seis cuerdas, con una teatral y trabajadísima puesta en escena, una ejecución vocal sorprendentemente buena para un señor de 63 años, con un sonido buenísimo y con un repertorio muy notable: “The invisible guests”, “Behind these walls”, “Black Horsemen”, “Welcome home”… Hasta permitiéndose el lujo de estrenar esa noche un tema nuevo.

Tras uno de los mejores conciertos del festival (de nuevo), tocaba recogerse a descansar. Nos esperaban otras dos jornadas de música en el Disneylandia del rock y cada fuerza cuenta para disfrutar a tope de la experiencia Hellfest.

Parte II continúa aquí.


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