Crítica: KoRn – The Nothing (2019)
Fecha de publicación: 13 de septiembre de 2019
Productor: Nick Raskulinecz
Sello: Roadrunner Records
Texto por Carlos Odklas.
El final del verano llega con otro de los lanzamientos más esperados del año por parte de una banda legendaria, Korn, cuyo The Nothing supone el decimotercer trabajo dentro de su discografía en estudio. La banda californiana lleva dando guerra desde principios de los noventa. Creadores de todo un nuevo género musical, el nu metal, y con una carrera que, a pesar de sus altibajos, no se puede calificar de conformista. La banda nunca ha perdido las ganas de publicar material nuevo, y tampoco han tenido miedo de explorar nuevos horizontes, a pesar de los estrechos límites que les marca su género.
Así lo hicieron, por ejemplo, lanzándose hacia la electrónica en The Path of Totality (2011), reinventando sus grandes éxitos en MTV Unplugged (2007) o intentando recuperar su primigenia crudeza en III – Remember Who You Are (2010). Por supuesto no siempre les ha salido bien la jugada, pero hay que admirar y respetar esas ganas de seguir haciendo música e intentar que esta resulte interesante y novedosa, ya que bien podrían hacer como otras grandes bandas y dedicarse a vivir de las rentas y sacar un disco cada década…
Hay que ser justos con Korn, poco tienen ya que demostrar, y a estas alturas de la película tampoco les podemos exigir que vuelvan a inventar la rueda. A la hora de revisar su nuevo disco nos fijaremos en si está a la altura de la banda y si incluye buenos temas. ¿Será el caso? Veamos…
La intro con la que abren este nuevo trabajo, titulada The End Begins, ya nos deja bastante claro por dónde irán los tiros. Con el sonido de la entrañable gaita de Jonathan Davis, junto a sus característicos lamentos marca de la casa, se nos da la bienvenida de forma conocida y familiar, dando a entender que estamos ante los Korn de siempre, lo que al fin y al cabo demandan la mayoría de sus seguidores.
La banda ha querido con The Nothing crear un disco directo, con poca experimentación e inventos, recogiendo toda la experiencia de sus trabajos anteriores para componer un puñado de buenas canciones. Y sin duda hay momentos notables en el disco, como por ejemplo You’ll Never Find Me o The Darkness is Revealing, que cuentan con un sonido potente, directo y retorcido, que nos trae ciertos ecos de los lejanos Life is Peachy (1996) y Follow The Leader (1998), dos de sus discos clave.
También alcanzan un muy buen nivel en Idiosyncrasy, con un potente riff cromático de guitarra y unas dinámicas deliciosas que lo convierten quizás en el mejor tema del disco. Finally Free por su parte es la sorpresa del álbum, con un claro coqueteo hacia sonidos de tipo jazz y chill. Sin duda horrorizará a algunos, pero personalmente me ha resultado un tema bastante interesante. Con Hard3r recuperan de nuevo la retorcida agresividad que tanto nos gusta, con guitarras y arreglos de voz inquietantes e inspirados y una producción asombrosa, otro tema muy destacable.
Por desgracia no todo el disco se encuentra al mismo nivel y el resto de temas, a pesar de tener algunos momentos puntuales destacables, pasan bastante desapercibidos. Es una lástima porque como decimos hay buenas ideas en ellos, pero se aprecian claros fallos de composición. En algunos temas intentan meter demasiadas ideas atropelladas en pocos minutos, lo que resulta aturdidor y les resta carácter. ¿Dónde quedó la directa sencillez de temas como Here to Stay o Blind? La banda debería ser consciente de que dentro de su estilo muchas veces menos es más, y querer dar tantos giros radicales en canciones de apenas tres minutos crean una sensación de deriva y saturación, y por tanto no terminan de atrapar al oyente.
Otro fallo grave de composición es que, aún metiendo tantas ideas y partes distintas, lo hacen siguiendo un patrón bastante fijo y repetitivo (riff pesado de guitarra, giro a parte lenta y melódica, medio tiempo extraño, vuelta al riff etc etc…). Con esta constante lo que logran es hacer a los temas indistinguibles unos de otros y en su mayor parte olvidables. Y esto es una pena, porque hay muy buen material por ahí que cosido de otra forma ganaría muchos puntos.
En definitiva estamos ante un disco muy disfrutable, con toda la banda en plena forma y un sonido fabuloso. Por desgracia los fallos apuntados en el área compositiva lastran bastante un trabajo que podría haber destacado en lo alto de su discografía pero que acaba quedando a mitad de tabla. Una lástima. No obstante gustará a los fans, gana con las escuchas, no se hace pesado debido a su ajustada duración y lo recomendamos totalmente si tienes mono del peculiar sonido de la banda de Bakersfield.