Crítica: The Darkness – Easter Is Cancelled (2019).

Sello: Cooking Vinyl.

Por Rafa Diablo.


Justin Hawkins destila genialidad. Una verdad tan rotunda como que la carrera de The Darkness cuenta con algunos, digamos, periodos en paréntesis. Es por ello que sintamos una enorme atracción por cada cosa que publique esta banda, al mismo tiempo que nos aterre la posibilidad de decepción. Te han dado muchas alegrías, vas a engullir este disco sí o sí, así que lo primero que hay que hacer es quitarse ese miedo de encima. Esos patinazos del pasado son consecuencia de que los hermanos Hawkins y compañía siempre arriesgaron, y justo esa filosofía es la culpable de lo mucho que los amamos. Para empezar a tomarse en serio este álbum quizá lo primero que tendríamos que hacer es caso omiso a su mostrenca portada, y de paso, borrar de nuestra mente ciertas imágenes que retuvimos tras algunos vídeos adelanto, o al menos intentarlo. Y luego, al que le gusten las óperas rock se puede tomar este disco así, y el que no, pues como si nada.

La gran producción de Easter Is Cancelled (cómo suena esa batería) nos despejará el camino, y la buena noticia es que cuando hayamos terminado la escucha habremos podido levantar los pulgares en numerosas ocasiones. Y lo mejor es que nos habrá despertado la necesidad de querérnoslo aprender. Tenemos ese aire a gran banda de estadio en Rock And Roll Deserves to Die, melodiosa, riffera y deliciosamente excesiva, el mismo objetivo que parecía tener la pieza que da título al disco. How Can I Lose your Love tiene mucho gancho, y en su final encontramos al Justin más desmesurado, el de los superfalsetes, el que más nos gusta. Heart Explodes es todo un acierto, vibrante y cálida, y con Heavy Metal Lover vuelven a poner al límite su osadía. Laylow (en la edición deluxe) es una de las acertadas incursiones desenchufadas del disco, como Deck Chair, de una interpretación vocal sobresaliente.

Easter is Canceled equilibra acertadamente todos los ingredientes habituales de The Darkness, señas de identidad, influencias… A veces más dulce a veces más salado, y con la omnipresencia del siempre protagonista Justin. The Darkness siguen con sus locuras, muchos de sus simpáticos resbalones también acaban gustándo, y en esta ocasión parece que la jugada nos les ha salido tan mal. Aunque, sí, hemos levantado pulgares… pero no el índice y el meñique. En general, estamos ante un disco hard rock que jamás funcionará un viernes por la tarde en el coche camino de una fiesta, pero sí una mañana de domingo lluviosa. Y la pregunta que nos tendremos que hacernos es, ¿queremos a The Darkness para eso?