Crónica SonicBlast 2019: la psicodelia conquista Portugal.

Fotos: Jaime García.
Texto: Roberto Lucas.


Si ya de por sí pensar en Portugal nos dibuja una sonrisa en la cara pensando en su clima, en su cultura y en sus playas, imaginad unir todo eso con su gastronomía, su caracter alegre y desenfadado con buena música y ambiente creado gracias a un realmente saber hacer por parte de la organización. Hablamos de un festival pequeño que no tiene nada que envidiar a los masificados festivales que nos encotramos por España o Europa. Sin duda SonicBlast es un sitio perfecto si lo que te gusta es disfrutar de la música en directo, cerrar los ojos y dejarte llevar por las melodías, conocer gente que probablemente solo la volverás a ver en la siguiente edición, beberte un par (o dos) de cervezas y como último ejemplo, pero no por ello menos importante, volver a las raíces de lo que significa ir de festival. Donde te das cuenta que lo que el cuerpo te pide es dormir en la acampada, a escasa distancia de la playa, olvidarnos de las comodidades de una ducha caliente o una cama, porque lo realmente importante se nos va olvidando con los años. Ir de festival no es como irte de vacaciones a un todo incluído, es saborear cada uno de los tres días que vas a pasar ahí en todos los aspectos posibles.

La psicodelia conquista Portugal.

Jueves 8

Primer dia. Amenazaba la lluvia a la espera de entrar para ver lo que MaidaVale nos tenía preparado, una banda sueca formada por cuatro mujeres con una energía contagiosa. Tanto fue así que aún empezando con una hora de retraso, debido a problemas con los vuelos, consiguieron que todos los que estábamos presentes nos metieramos en su psicodélico mundo al compás de los movimientos hipnóticos de Matilda Roth. Estas suecas vienen para quedarse sin duda alguna, llevan dando caña desde el 2016 y con sus dos únicos discos editados ya se vislumbra un futuro prometedor con su psicodelia experimental.

Sin darnos mucho tiempo a la recuperación y con la lluvia lanzándonos amenazas intermitentemente, llegó Minami Deutsch desde el lejano Oriente para demostrarnos que en Japon tambien se defienden muy bien con un estilo tan personal como el suyo, mezclando estilos y creando el «kraut psych». Fue un concierto sorprendente como poco, ya que no los conocíamos y desde ahora serán un nombre a resaltar para próximas citas.

Se acercaba la hora de una de las bandas por las que llevaba esperando desde que vimos el cartel por primera vez, por fin The Devil And The Almighty Blues estaban ya encima del escenario. Su mezcla de blues con rock es un placer para los oídos. Si a esa receta le añades la presencia y voz de Arnt Andersen entonces ya nada puede salir mal. Verlo impasible, de brazos cruzados, apareciendo cuando la música requería su voz. Mientras tanto permanecía en las sombras, cediéndole todo el protagonismo a sus compañeros. Me declaro fan de esta banda y fue un lujazo poderlos haber escuchado.

Le seguía Lucifer y con ella la lluvia se fue poniendo más fea. Cabe resaltar que en ningún momento el sonido se vió demasiado afectado por las inclemencias meteorológicas, aunque el viento se lo estaba poniendo difícil. Empezaron su show retando al clima. No habría lluvia ni viento que les parara. La increíble Johanna lo aprovechó en su beneficio para darle a su show un ambiente más envolvente, en el que los flecos de su traje jugaban con el viento. Totalmente un concierto a la altura de las expectativas que en sus cinco años de existencia tienen una calidad digna de bandas mucho mas maduras y que ya empiezan a considerarse un referente dentro de este mundillo. Nos regalaron temas como «Purple Pyramid» o «Abracadabra», que nos preparaban para lo que nos esperaba a continuación.

Monolord entró en escena para demostrar que son imparables y ofrecer a los que no nos importaba tener los pies empapados un show apoteósico. Solo había que dejarse llevar por sus ritmos cargados de doom, stoner y sludge para tener la certeza de que ese concierto lo vas a tener grabado en la retina. Pudimos disfrutar de temas como «Lord of Suffering» o de «Rust», tema con el que se despedían para dejárselo difícil a Earthless; grupo del que lamentablemente poco puedo hablar, igual que de los que le prosiguieron: Graveyard y Solar Corona. La lluvia retomó con más fuerza y después del chaparrón de todo el día decidimos ir a refugiarnos e ir a reponer fuerzas para lo que el viernes nos tenía preparado.

Viernes 9

Amanecía un nuevo día con muchísima mejor cara que el día anterior. Hoy nos esperaba una jornada cargada de «conciertazos» y esta vez no estábamos dispuestos a perdernos todo lo bueno que el SonicBlast nos venía a ofrecer. Nuestro primer concierto fueron los enérgicos Zig Zags, una banda de Los Angeles que no da ocasión al aburrimiento con su rock sucio con rasgos metaleros despertaron a  los pocos que todavía quedaban dormidos. He de decir que no contaba con una banda como ellos en un festival de este tipo, creo que fue un acierto sin duda alguna. Su último disco «They’ll Never Take Us Alive» es un traslado directo a los primeros discos de bandas tan conocidas como puede ser Metallica. Me siento muy agradecida al festival, ya que si no fuera por ellos, no se el tiempo que tardaría en conocer a bandas como esta.

Tras tanto subidón viene bien algo para bajarnos las pulsaciones, que todavía quedaba mucho día. Continuamos con Viaje a 800  y su directo impecable, estos chicos de Cádiz lo tienen todo perfectamente medido para que nos fuera imposible despegarnos de ellos. Tocaron temas tan suyos como «Dios Astrónomo» o «Eterna soledad». Si alguien duda que en España no hay calidad para hacer psicodelia, es que no conocen a estos fenómenos, con un ajuste vocal envidiable y musicalmente intosibles. Podemos decir sin lugar a duda que fue un concierto perfecto en su hora perfecta.

Como broche a la primera tanda de conciertos, les tocó el turno a los finlandeses Kaleidobolt que están presentando su último LP llamado «Bitter». Siguieron un poco en la línea de sus predecesores con ese aire psicodélico tan de la vieja escuela. Concierto divertido donde los haya en el que era imposible no moverse por mucho que no seas de bailar, dejando un buen sabor de boca y reforzando el pensamiento de saber que estás en el lugar indicado.

Ahora sí, empieza el primero de la segunda tanda. Belzebong nos tenía preparada una buena ración de positivismo con su puesta en escena dedicada a esa famosa planta y su hipnótica energía. Fueron una buena sorpresa debido a su incorporación de última hora al caerse del cartel The Obsessed. No defraudaron en absoluto, sonido perfecto y sus temas lentos pero pesados nos dejaba esa sensación de ser capaces de poder escucharlos en bucle durante horas y saber a ciencia cierta que no te vas a cansar nunca, son verdaderamente adictivos.

De Polonia pasamos a Ucrania de la mano de Stoned Jesus, si te gusta el stoner y el doom esta es tu banda. Tocando temas como «Black Woods» hacen que si cabía la posibilidad de que tuvieras algo en tu cabeza que te preocupara, en ese momento desapareciera y que dentro de ti solo existieran las notas que componen dicha canción. Fueron otra muy grata sorpresa ya que también fueron incorporación de última hora al tener que cancelar por temas de salud los chicos de My Sleeping Karma.

Turno para Orange Goblin, esta apisonadora que mezcla a la perfección el stoner con toques de metal viene para arrasar con la poca cordura que nos podía quedar. Llevan más de 20 años sobre los escenarios y saben muy bien lo que tienen que hacer. Potentes y divertidos, hacen que te den ganas de irte de cañas con Ben aunque dudo que muchos podamos seguirle el ritmo a este frontman. Temas como «Sons of Salem» o «The Devil’s Wip» sonaron atronando todo el recinto sin dejar a nadie indiferente.

El último concierto de la jornada quedó de la mano de Dopethrone. La música empieza a sonar, agárrense a los cinturones porque estos canadienses son de armas tomar. Su puesta en escena con Julie en toda su esencia hacen que si  no conocías a este grupo quieras y necesites saber de ellos y no perder ni el mínimo detalle de lo que ocurre en ese escenario. A este grupo lo odias o lo amas, pero nunca te va a dejar indiferente. Ejemplos como «Scum fuck Blues» son cosas que nunca vas a poder olvidar, una buena «nana» antes de irnos a descansar para estar en condiciones para el último día de festival.

Sábado 10

Último día de festival, primero y único del escenario de la piscina. Debido a las inclemencias meteorológicas con las que nos encontramos, el sábado fue el único día que pudimos disfrutar de conciertos mientras te pegas un chapuzón o te evades en una colchoneta mientras flotas. La primera banda que llegué para ver fue Cardiel, que con su punk rock nos ofreció la banda sonora perfecta para tirarte a aprovechar los rayos de sol de los que hoy podíamos disfrutar, o hacer bombas en el agua empujados por la potencia en la batería de Samantha, la cual estaba estaba de cumpleaños. Animados por su compañero, le cantamos todos los asistentes el cumpleaños feliz. Como bien comentaba al principio, a mis compañeros y a mi nos cogió el toro por la mañana y únicamente pudimos asistir a dos conciertos en este primer bloque, era el turno de los siguientes.

Giöbia, los encargados de dar el cierre a este Pool Stage dejándonos con ganas de mas para el año que viene. Estos chicos con tres discos de estudio y un disco en directo nos endulzaron el paladar a  todos los amantes del acid rock, dejándonos un buen augurio de lo que nos esperaba para la noche.

Solo hacía falta cerrar los ojos y dejarte llevar por sus hipnóticos sonidos. Como encargados de abrir este último día el Main Stage tenemos a Toundra, que no nos equivocamos si decimos que este fue su verano y que año tras año se van haciendo más grandes. Su poderosa ejecución de temas como «Cielo negro» o «Tuareg»  nos dejan claro porque se están haciendo un nombre dentro del género post-rock, terminaron su impoluta actuación dejando el listón bien alto para los siguientes en escena.

Sacri Monti, para lo jóvenes que aparentaban ser, emularon el espíritu del rock de los 70’s como si realmente vinieran de allí, ser de california ya hace que jueguen con ventaja. Entre el final de Sacri Monti y el principio de Windhand aproveché para hacer parada técnica, picar algo y rellenar el vaso. Se notaba que la cosa se iba poniendo seria y el recinto empezaba cada vez a llenarse, con lo cual había que hacer las paradas de repostaje de manera planificada. Por fin era todo oídos para Windhand, pude confirmarme a mi misma que la experiencia siempre es un grado, si no que se lo digan a ellos, la química entre los integrantes era mas que evidente y eso a la hora de transmitir lo que estás tocando se nota.

Un concierto para disfrutar, pero para ser justa mi cabeza estaba pensando en los dos siguientes que se aproximaban, Eyehategod el primero de ellos. Que barbaridad señores y señoras, que fuerza y rabia en sus letras, que manera de despertar cada parte de nosotros y ponernos a botar con todo nuestro cuerpo. No faltaron sus grandes temas «New Orleans is the New Vietnam», «Sisterfucker», «Lack of Almost Everything» o «Jack Ass in the Will of God».

El fuego ya estaba encendido y ahora era el momento del otro tan esperado grupo en mantenerlo, hablamos de Om. En el ambiente de todo el fin de semana había gran expectación por ver en el escenario al gran Al Cisneros, como fieles seguidores de su «religión» ahí estábamos todos, para dejarnos ir a donde él quisiera llevarnos con los toques de su bajo. Atrapados en todo lo que nos rodeaba, una luz azul intensa, los ritmos lentos y marcados, las letras de las canciones; éramos conscientes que no había mejor sitio en el mundo donde estar en ese preciso momento. Tocando temas como «Meditation is the Practice of Death» o «Bhima’s Theme» como broche final». Si tenéis la oportunidad de verlos tocar en directo, no os los perdáis.

Tras esta increíble experiencia tuvimos que irnos de retirada sacrificando a Domkraft. Me hubiera gustado mucho poder verlos pero tanto mis acompañantes como yo éramos conscientes de que el domingo tocaba madrugón y carretera, así que preferimos irnos de retirada para asimilar todo lo que vimos, vivimos y experimentamos en estos 3 días de festival que demostró que aunque las cosas se tuerzan sin poder evitarlo, cuando confías en tu trabajo y le pones ganas se puede salir adelante y hacer que sea increíblemente perfecto. Un sobresaliente a la organización. Gracias SonicBlast por todo lo que nos ofreciste, desde luego una servidora ya tiene marcadas las fechas del 13,14 y 15 de Agosto del 2020 como una ineludible sabiendo que es su 10º aniversario, estoy completamente segura de que va a dar mucho de qué hablar.


DiabloRock