Por Vicente Prats Amador.


Tarde o temprano, Manuel J. González estaba destinado a escribir este libro. Estoy convencido de que la idea ya estaba ahí hace veinte años. Solo que él quizá no lo sabía, o no era consciente aún de ello. Sirva de prueba, la potente introducción del autor que logra que conozcamos un poco más sus motivos. El desierto, con sus dunas, su inmensidad, su misterio, es el telón de fondo de un viaje alucinante. En esencia se trata de un grupo de personas que influidas por el lugar en el que vivían fueron capaces de crear un género musical nuevo, personal…que culminaría con la banda más importante de aquella hornada, los enormes Kyuss.

En formato de historia oral, nuestros protagonistas desvelan paso a paso cómo se forjó la leyenda del llamémosle desert rock (me niego a utilizar la palabra stoner). El gran mérito de Manuel es que ha conseguido que el libro fluya, que enlacen perfectamente las citas para esa necesaria coherencia y que su lectura sea muy amena. Mención especial al capítulo de El Rancho de La Luna, uno de los más interesantes y cercanos del libro, y que creo que define a la perfección el espíritu del mismo… Música por el placer de la música, pureza, sencillez…

Finalmente, comentar que la maquetación realizada por Aritz Biurrun es excelente con un cuidado exquisito para los detalles, así como los magníficos dibujos de Lina Florit que aparecen al principio de cada capítulo…Y por supuesto, no podemos olvidar el precioso prólogo de Sandri Pow (batería de Atavismo, Híbrido y Galvao), muy sentido y conmovedor, que partiendo de su propia experiencia nos pone en situación acerca de lo que estamos a punto de leer…


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